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Empar Fernández
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Empar Fernández: "Nuestra historia reciente tiene todavía muchas asignaturas pendientes y la Ley de la Memoria Histórica llegó tarde"

Entrevista a la autora de "Hotel Lutecia"

Por Javier Velasco Oliaga
martes 27 de febrero de 2018, 01:00h

La autora catalana Empar Fernández alterna la docencia con la escritura, tanto de ficción como de no ficción. “Hotel Lutecia” es su nueva novela, una apasionante historia que surge del final de la Segunda Guerra Mundial.

Empar Fernández
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En el hotel parisino muchos republicanos españoles buscaron noticias de los supervivientes de los campos de concentración nazis. La historia transcurre en dos espacios temporales, el final de la guerra y en 1969. La novela está dividida en dos partes bien diferenciadas, siendo los protagonistas Andreu Ribera de la primera parte y su hijo André de la segunda. Una búsqueda de respuestas que dará muchas sorpresas al protagonista. En la entrevista, la escritora barcelonesa nos descubra algunos de los secretos de su novela.

La novela comienza a las puertas del campo de concentración de Dachau. ¿Por qué ha escogido dicho campo en lugar de Mauthausen-Gusen que fue dónde más españoles estuvieron internados?

Porque, sobre todo a partir de la actividad de la Amical Mauthausen, las personas interesadas por el tema conocen Mauthause-Gusen como el campo de concentración al que fueron a parar más españoles; pero hubo cientos de deportados de nuestro país repartidos en otros campos como el de Dachau. Consideré que merecía la pena ampliar el foco.

¿Se les ha reconocido a los republicanos españoles sus años de sufrimiento y muerte en dicho campo de exterminio?

Se les ha reconocido parcialmente y casi de forma privada. Asociaciones y entidades interesadas en el exilio y la deportación llevan décadas homenajeando a los republicanos españoles, pero a mi entender institucionalmente queda mucho camino por recorrer. Nuestra historia reciente tiene todavía muchas asignaturas pendientes y la Ley de la Memoria Histórica llegó tarde.

¿Es su novela un homenaje a estas personas que sufrieron todo tipo de vejaciones y penurias?

Desde luego. "Hotel Lutecia" es una obra de ficción que, entre otras cosas, pretende combatir el olvido. No es conveniente olvidar. Los historiadores lo saben y la población en general debería comprenderlo cuanto antes.

En cierto modo el futuro de los liberados de los campos siempre ha de ir a mejor, empeorar parece imposible. Sin embargo no ocurre así para Andreu Ribera

La novela discurre en dos espacios temporales. El primero, nada más terminar la Segunda Guerra Mundial. ¿Cómo describiría la situación de esos supervivientes a los que sólo les quedaba la esperanza de una vida mejor?

Son personas que acumulan en los huesos y en el ánimo dos guerras de una crueldad extrema, gente a la que los acontecimientos históricos le han arruinado la vida. En cierto modo el futuro de los liberados de los campos siempre ha de ir a mejor, empeorar parece imposible. Sin embargo no ocurre así para Andreu Ribera.

¿Qué significó el Hotel Lutecia para todos esos supervivientes?

Para algunos supuso la oportunidad de recuperarse durante unos días, de recibir alimentos y cuidados y de recuperar fuerzas. Para otros, que recibieron en el Hotel la noticia del fallecimiento o la desaparición de sus seres queridos, fue un nuevo golpe, un golpe atroz que acabó con la esperanza del reencuentro.

El hotel vio la tragedia que se cernía sobre el cercano Velódromo de Invierno parisino donde recluyeron a los judíos de la capital. ¿Fue tanta la tragedia sobre los judíos que se minusvaloró los padecimientos de los republicanos españoles?

La tragedia de los judíos fue deliberada y orquestada por el régimen nazi y abarcó una cifra inimaginable y una crueldad feroz. Los republicanos españoles, mucho menores en número, fueron víctimas colaterales, se les emparentaba ideológicamente con el bolchevismo y eran luchadores convencidos contra el fascismo; razón por la cual fueron perseguidos, encerrados y aniquilados en gran número. Somos nosotros los que debemos reivindicar la labor de los republicanos, su valor y sus enormes padecimientos.

Andreu va al hotel para saber del destino de su mujer Rosa. ¿Toda tragedia puede guardar una historia de amor?

No me atrevería a asegurarlo, pero para una novelista tras una tragedia siempre hay lazos invisibles que sostienen, derrumban o devoran a los personajes.

¿Cómo afecta la espera de noticias en un ambiente tan agobiante?

Creo que en el caso de Andreu Ribera la angustia le acompañaba a todas partes. Reencontrarse con Rosa era su objetivo al llegar a París, no tenía otro, no imaginaba la vida sin ella. El mundo exterior apenas importaba.

¿Sigue siendo la esperanza lo último que se pierde?

Creo que no. A menudo, tras perder la esperanza, queda la vida y una sucesión de días completamente vacíos.

¿Las segundas oportunidades son el reconocimiento a la persistencia y a la voluntad?

Sí, la voluntad de recuperación es decisiva. También lo son la ayuda exterior, la capacidad de tender nuevos lazos, de ilusionarse, de enamorarse de nuevo. Creo que una combinación de todo ello permite que las segundas oportunidades sean reales.

¿Todas las personas se merecen esa segunda o tercera oportunidad?

Yo diría que sí. En especial si la sucesión de tragedias que han asolado una vida son ajenas al propio sujeto y fruto de la Historia o de la fatalidad.

¿Rehacer la vida es una prerrogativa de los valientes?

Creo que más que valor es necesaria la fortaleza anímica, la capacidad para arrancarle algo de ilusión a cada nuevo día.

"No siempre nos conviene conocer la verdad"

En la segunda parte de la novela André, el hijo de Andreu, es el protagonista de esta parte el que viaja a la España franquista para entender su pasado. Unos optaron por el olvido, otros por comprender lo sucedido. ¿Es usted partidaria de lo segundo más que de lo primero?

Sí, aunque no siempre nos conviene conocer la verdad, tenemos el derecho de buscarla, de perseguirla y la obligación de asumirla. La verdad incorpora riesgos, a veces nos obliga a asomarnos al lado oscuro y desvela asuntos que pueden llegar a avergonzarnos. Aun así creo que tenemos el derecho a la verdad

¿Hasta qué punto es lícito remover el pasado de una familia?

No sabría trazar una línea, creo que los descendientes tienen derecho a saber y que los que obraron mal deben asumir la responsabilidad. El tiempo ese juez insobornable.

Pese a los tintes trágicos de la novela, ha conseguido dotar a la novela de una gran sensibilidad. ¿Cómo lo ha conseguido?

Intentando trasladar a las páginas lo más parecido a la vida. Incluso en una historia tan trágica como la de Andreu caben momentos dichosos, días luminosos, dosis de felicidad. De hecho la vida es la sucesión de dolor y de júbilo.

¿Afecta al escritor@ cuando se escribe una historia como "Hotel Lutecia"?

Afecta todo cuanto escribes y, conforme profundizas en un tema así, eres más capaz de comprender temperamentos, captar e imaginar matices y recrear situaciones emocionalmente comprometidas y complejas. Es también un aprendizaje.

Usted es una especialista en novela negra, ¿es complicado cambiar de registro?

He publicado últimamente varias novelas negras y los lectores me conocen sobre todo por mi dedicación al género, pero no es la primera vez que me dedico a la novela sin etiquetas (Hotel Lutecia no es una novela histórica), lo he hecho en otras ocasiones (Mentiras capitales, Para que nunca amanezca, Hijos de la derrota…)

Para terminar, ¿qué la ha supuesto el cambio de editorial?

Una editorial como SUMA que pertenece a unos de los grupos más poderosos proporciona al autor la satisfacción de encontrar su novela en las principales librerías y en un lugar visible. No puedo hablar todavía de las ventas, pero sí de la distribución y del interés de algunos medios.

Puedes comprar el libro en:

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