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Fernando Vilches
Fernando Vilches

Entrevista a Fernando Vilches, autor de “El lenguaje en los medios de comunicación”

domingo 29 de octubre de 2017, 01:00h

Fernando Vilches es un profesor universitario de lengua española. Sus preferencias vitales son su familia, los coches y la docencia, por este orden. Es un amante de la lengua española y lleva estudiándola más de treinta años “y todavía me queda todo por saber”. Es filólogo, madridista y cree en Dios… y en el bicarbonato. Ha publicado diversos libros sobre temas de lenguaje. El último: "El lenguaje en los medios de comunicación", publicado en la editorial madrileña Dykinson en el pasado mes de septiembre de este año.

El lenguaje en los medios de comunicación
El lenguaje en los medios de comunicación

Fernando, ¿se escribe bien en los medios de comunicación?

Desgraciadamente, no, como lo demuestra esta investigación sobre el uso que hacen los profesionales españoles de la comunicación.

¿Por qué lenguaje y no lengua?

La lengua es el sistema en el que cada individuo forja su forma de concebir el mundo. El lenguaje es la elección personal que cada uno hacemos de lo aprehendido en ese sistema.

He leído que si la RAE acepta “cocreta” usted se hace italiano. ¿Por qué?

Es una manera de llamar la atención de algunos asuntos relativos a nuestro léxico que la RAE está admitiendo con una ligereza grande, a mi juicio. Ha incorporado “almóndiga”, pero dice que está en desuso y que es vulgar. Pues ¡no dé usted pistas malas, alma de cántaro! Ya hablamos lo suficientemente mal como para que incorporemos estos vocablos.

Pero convendrás conmigo en que la lengua pertenece al pueblo que la habla.

Sí, de acuerdo, pero el pueblo en estas cuestiones no siempre tiene razón porque sean muchos. Un millón de moscas come mierda. ¿Dirías que están equivocadas? ¿O que todos hemos de imitarlas? Mucha gente dice “me se” y “te se”, “fuistes”, “contra más”, “áhi”, etc., y la RAE tiene que limpiar, fijar y dar esplendor. No puede ir a rebufo, tiene que ir en cabeza.

¿Preocupa la gran presencia de anglicismos?

En absoluto. La pujanza y la fuerza del español en el mundo son incontestables. No olvidemos que el español de España y el de los países de habla hispana está muy cohesionado gracias a la Asociación de Academias de la Lengua de todos los países. Es, además, una de las lenguas más extendidas, pero no por su adquisición como segunda lengua, sino como lengua materna. Y, ¡ay, amigo!, la fuerza de las madres es como la de la naturaleza, imparable.

¿Qué usos te molestan más de los aparecidos en tu libro?

Los vulgarismos como “bajo mi punto de vista”, o “ves a por pan” (“desde” y “ve”), el uso de “el mismo y la misma” como pronombres, el mal uso de los posesivos en frases como “encima mío”, “enfrente tuyo”. Y luego la impropiedad léxica, fruto del poco uso que se hace actualmente del diccionario.

Precisa más lo del uso de “el mismo y la misma”.

Por ejemplo, en la frase “llegó un autobús y se bajaron tres personas del mismo”. A ver, criatura, ¿de dónde se van a bajar si vienen dentro del autobús? ¿Del Metro? Habría que ser un Juan Tamarit o un Houdini para que se diera el caso. Sobra por completo la expresión. O en la frase “se firmó el contrato y los anexos del mismo”. Esto no es español. Nuestro idioma tiene un Genio más preciso: “Se firmó el contrato y sus anexos”.

Y háblanos un poco de la impropiedad léxica.

Esto, para los filólogos, significa el uso de una palabra con un significado que no le es propio. Me explico. La palabra Celebrar. Esto, para nosotros los españoles, implica fiesta, amigos, copitas, baile, cumpleaños… Y cuando se dice: “Los neoyorquinos celebraron el 11S con un alud de actos”, estamos queriendo decir que “conmemoraron”, es decir, recordaron. Haz la prueba con tus lectores y que digan, sin consultar diccionario alguno, que significa para ellos la palabra “enervar”. Y, luego, comprueba los resultados.

¿Consejos para hablar o escribir bien?

Del viejo, el consejo. Leer mucho. Y precisemos. A quienes empiezan la ESO, por favor, que no les “impongan” lecturas como el Poema de Mío Cid, el Libro de Buen Amor o el Quijote. Van a frustrarlos como lectores. En esa etapa, muchas aventuras: comedias de Lope de Vega, Pérez Reverte, Dumas, Asterix y Obelix… Y, luego, una vez que se vayan aficionando, ya les introduciremos en los clásicos griegos, latinos y españoles. Ir al teatro y escuchar a los buenos actores españoles. A los buenos. Y que las autoridades de TVE recuperen Estudio 1. Y escribir lo menos posible en los móviles.

Por último, ¿te sientes reconocido como profesor?

En el ámbito personal y familiar, es decir, con mi gente, en la que incluyo a mis antiguos alumnos del colegio Joyfe con quienes sigo “queriendo mucho”, más que reconocido, reconfortado. Con la sociedad y los poderes públicos, no. Empecé siendo profesor, luego me tildaron de docente, con Zapatero y Montoro y sus recortes, pasé a ser indecente y, ahora, con el Plan Bolonia, soy “coach”. Lo siguiente… ni lo quiero pensar.

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