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"Después de Obama. Estados Unidos en tierra de nadie" de Vicente Palacio Oteyza

Por Alfredo Crespo Alcázar
lunes 22 de agosto de 2016, 21:31h
Después de Obama
Después de Obama

El próximo 8 de noviembre, Estados Unidos celebrará elecciones presidenciales. Tal y como establece su Constitución, un presidente no puede presentarse a una tercera reelección, lo que afecta directamente al protagonista de la obra, Barack Obama. Esta es una de las razones que incitan a leer la obra, junto con el hecho indiscutible del carácter mediático que aquél siempre ha tenido, incluso antes de llegar a la Casa Blanca.

Asimismo, que la autoría del libro corresponda a uno de los más reputados especialistas en política norteamericana añade otro excelente argumento para proceder a su lectura, al término de la cual, el lector no se sentirá defraudado.

En efecto, Vicente Palacio, aunque tiene como eje vertebrador a Obama, no descuida profundizar en otros aspectos. Así, hace una descripción minuciosa de la sociedad estadounidense, centrándose en la clase media, de la que afirma se halla muy dividida. En íntima relación con esta idea, advierte de la aparición de un populismo de derechas y de izquierdas, fenómeno que parece destinado a instalarse durante un periodo de tiempo (de hecho, explica que durante el proceso de primarias, Bernie Sanders y Donald Trump ganaron en algunos estados, como Illinois o Michigan, empleando un discurso anti-globalización).

Con todo ello, el Doctor Palacio no sólo analiza la trayectoria de Obama al frente Estados Unidos sino que señala una serie de interrogantes, relacionados con su legado, sobre los que habrá que prestar atención en los próximos meses. Cuba o Irán pueden ser algunos de ellos pero también Rusia o las relaciones con sus socios europeos de la OTAN.

De una manera más global, advierte que al sucesor de Obama le corresponderá culminar, o cuando menos intentarlo, los acuerdos comerciales (Tratado Transpacífico y Tratado Transatlántico), sobre los cuales se han alzado voces de rechazo (si bien algunos los argumentos manejados, deben calificarse de discutibles).

En el prólogo, Javier Solana defiende sin complejos el legado de Obama, del que establece un ingente listado de logros en el escenario internacional y apuesta por Estados Unidos, pidiéndole que haga valer su condición de gran potencia mundial. No obstante, algunos de los éxitos citados por el ex Secretario General de la OTAN han tenido mucho de simbólico y no han estado ajenos a las críticas y a los reproches. Cuba y el acuerdo nuclear con Irán suponen dos ejemplos de esta afirmación.

El autor comparte la visión de Solana y al respecto manifiesta que (Obama) “ha tratado de reconducir a su país y al mundo por un derrotero muy diferente al de sus predecesores, con un discurso progresista y un programa muy ambicioso” (págs. 16-17), aunque rebaja la euforia sobre sus logros finales ya que “muy poco de lo que Obama soñaba antes de llegar a la Casa Blanca se ha conseguido” (pág. 18).

Para avalar su tesis, el autor describe el nefasto contexto interno que heredó con la quiebra de Lehman Brothers, añadiendo que la sombra de la Gran Depresión del 29 se cernía sobre Estados Unidos. En el escenario internacional, no era mucho mejor la situación, con una mala imagen de Estados Unidos, al que se consideraba “la mayor amenaza a la paz y la seguridad mundiales”.

En lo relativo a la política exterior seguida por Obama, Vicente Palacio disecciona su comportamiento en escenarios tan, en principio, diferentes entre sí como Ucrania (y lo relaciona con el intento de “resetear” las relaciones con Rusia, insistiendo en las complicaciones que supuso el retorno de Putin al poder o el rol secundario que Estados Unidos tuvo en el Acuerdo de Minsk II), Irán (donde los cambios internos en país asiático resultaron fundamentales), China (y su protagonismo creciente), la importancia concedida a la ASEAN a la hora de trazar una arquitectura de seguridad regional en Asia y, finalmente, aunque no menos importante, América Latina.

En este último escenario, el acuerdo con Cuba supone el mayor éxito de Obama, si bien Vicente Palacio introduce algunas puntualizaciones generales de interés. La primera de ella alude al lugar secundario ocupado por América Latina en la agenda de Obama, entre otras razones porque partía de una premisa que habían seguido todos los gobiernos EEUU desde tras final de la Guerra Fría, en función de la cual, (América Latina) no suponía riesgos para la seguridad norteamericana. La segunda tiene que ver con el discurso en Panamá, que el autor califica de “memorable”, porque enterró la retórica de la Guerra Fría (en particular, la dialéctica imperialismo vs anti-imperialismo) y obligó al bolivarianismo a modificar el suyo.

Finalmente, en lo relativo a la Gobernanza (global), para Palacio no puede hablarse de fracaso de Obama, ni tampoco de declive de Estados Unidos, concluyendo que ha sido capaz de liderar (por ejemplo, a nivel de instituciones internacionales) combinando instrumentos coercitivos con poder blando.

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