Entrevista a Vanessa Montfort, autora de “Mujeres que compran flores”

“Es una novela de mujeres y para mujeres aunque también hay hombres enganchados a la novela”, afirma Vanessa Montfort en la entrevista que mantuvimos en la sede de su editorial. La obra partió de un cambio absoluto que se produjo en la vida de la escritora hace unos dos años, de ahí que “la novela está pegada a mí y a lo contemporáneo”, nos dice. Además, la empezó navegando en un barco, al igual que hace la protagonista Marina, lo que supondría una catarsis absoluta para ambas, personaje y escritora. Pese a ello, reconoce que la protagonista tiene poco de ella. “Me identifico más con el papel de Casandra”,

Lo más difícil para la autora fue encontrar cómo contar la historia. “Tuve que cuidar mucho las voces de los personajes y los diálogos. Quería captar el momento social en el que se encuentra la mujer, que es en una segunda revolución femenina que no feminista”, explica con un tono cálido y convincente. Su experiencia como dramaturga la ha valido para realzar los diálogos de su nueva novela, quizá los más conseguidos de su obra.

Con su anterior novela, “La leyenda de la isla sin voz” se hizo acreedora del Premio Ciudad de Zaragoza a la Mejor Novela Histórica, ahora con “Mujeres que compran flores” da un giro radical a su producción. “A mí me gusta cambiar mucho de registro, no estancarme; pero creo que la personalidad del autor se mantiene en la novela aunque en esta ocasión haya querido acercarme más a un público femenino”, señala con convencimiento.

Las protagonistas de la novela son personajes muy diferentes. Como hemos señalado la autora barcelonesa se identifica más con Casandra. “Me gusta el personaje que quiere ser lo que le gusta, que cuando llegues al final de tus días puedas decirte que: esto es lo que quería hacer con mi vida”, apunta. Muchas veces para conseguir eso, se tiene que pasar por un ritual de transformación, como por el que ha pasado la autora.

Para ello, Vanessa Montfort huye del victimismo y del dramatismo que no sirven para nada. “Vivir es una tarea urgente”, opina. Es verdad que no sabemos vivir y que en muchas ocasiones nos comportamos como eternos Peter Pan. “Tenemos que intentar no tomarnos la vida tan en serio. Tenemos que permitirnos ciertos placeres. Si te gusta tomar una copa, bebe con ganas; si quieres reírte, comer, etc., hazlo con ganas, sin sentirte culpable. Hay que vivir con ganas”, aconseja con toda la razón del mundo. “Tenemos que priorizar nuestros sueños. Tenemos que dedicarnos tiempo a nosotros mismos”, remacha.

“Yo nunca quiero volver atrás, siempre quiero seguir hacia delante. De hecho, las mujeres tenemos una mayor capacidad para reconstruir nuestras vidas más rápido que los hombres que en este aspecto se muestra más débiles”, sostiene.

En su novela, podemos identificar claramente los escenarios de la misma. La floristería de El Jardín del Ángel, todos los madrileños la pueden señalar sin equivocación, como muchos de los turistas que pasan por allí. “Siempre me ha gustado pasar de lo local a lo universal. A mí me gusta que se reconozcan los escenarios, tal y como lo hacían los novelistas del XIX. Me gusta que los paisajes hablen y tengan su propia personalidad”, analiza la escritora catalana aunque residente en Madrid, precisamente en el barrio de las Letras, donde se desarrolla la mayor parte de la novela.

“Me gusta la novela que me hace viajar, que me haga trabajar con todos los sentidos; la vista, el olfato son sentidos muy pegados a la vida. La sensualidad de las flores te dan un mundo lleno de sentidos muy evocadores”, expresa.

La novela es una historia de reconstrucción de la protagonista. “El cerebro nos ordena que es lo apropiado o no, pero el corazón no piensa, el corazón siempre es un niño. Por eso, el fundamental no dejar de soñar sobre todo en qué es lo que nos hace felices y si para eso hay que cambiar de vida, se cambia”, apunta con decisión. Se puede cambiar de vida o de copiloto. “Las mujeres como yo, les cuesta mucho encontrar un compañero de viaje que sepa lidiar con nosotras pero todos necesitamos a alguien a nuestro lado”, apunta.

Vanesa Montfort cree que estamos en un proceso de transformación muy importante que nos llevará a una revolución femenina. “Vivimos un periodo con mucho stress vital y las mujeres están haciendo muchas tareas en solitario, como tener hijos. Viene un cambio social maravilloso que va a traer muchas consecuencias entre ellas el cambio de esta sociedad anticuada”, pronostica.

Para concluir, aboga por el humor para enfrentarse con la vida y vivir lo más intensamente que se pueda. Para todo hay momentos. “Yo ahora compro flores, que no deja de ser una metáfora de la vida, ya que me proporciona un instante de placer perecedero que no debemos obviar”, concluye esta escritora que da una lección magistral en su novela de psicología femenina lo que nos lleva a pensar que la belleza no está reñida con la inteligencia que mejor ejemplo que Vanesa Montfort que lleva años sorprendiéndonos con su literatura y su forma de contar las historias.

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