Años después se preguntó por qué la Historia no había reconocido nunca a ninguno de aquellos hombres que fueron capaces de vestir las paredes, rosetones y ábsides de las catedrales góticas con aquellas increíbles obras de arte emplomado. Por esta razón Las ventanas del cielo es un homenaje a este oficio tan desconocido.
Siglo XV, Hugo de Covarrubias decide renunciar al destino que su padre, un mercader de lanas, le ha marcado. Su decisión hace que abandone Burgos, pero también a Berenguela, su íntima amiga, y a su ambicioso hermanastro Damián, que ansía hacerse con la empresa familiar. Pero todo cambia al descubrir que su padre está siendo traicionado. Hugo se ve obligado a huir para salvar la vida embarcarse en un ballenero vasco en el que conoce a Azerwan, un fascinante hombre que se define como contador de leyendas, con quien compartirá en África un prometedor negocio de venta de sal.
La venganza le hace escapar de nuevo, esta vez con una mujer, Ubayda, y un extraordinario halcón blanco, Aylal, en busca de su verdadero destino: aprender el arte de las vidrieras.
Una novela épica y de aventuras que se desarrolla en escenarios tan dispares como el desértico norte de África, la ignota Terranova y algunas de las más pujantes ciudades europeas de la época (Brujas, Lovaina o Burgos) y sus catedrales, en un tiempo en el cual sus viejas paredes se fueron abriendo para convertirse en auténticos sagrarios de cristal, ante los cuales los fieles creían sentirse a los pies de las ventanas del cielo.
Si bien en El sanador de caballos y El jinete del silencio el animal destacado era el caballo, y en Pacto de lealtad lo era el perro, en Las ventanas del cielo el halcón será el que vaya de la mano del protagonista.
Aylal, el halcón, va a acompañar a Hugo durante una buena parte de la novela. Se une a él de forma libre y representa en sí mismo el espíritu de libertad y la lealtad a su amo. Va a ser un recuerdo vivo de un tiempo especial para Hugo, un tiempo compartido en unas salinas de África con otro de los personajes clave de la novela: Azerwan. Hugo compara su técnica de cazar con las actitudes que debe adoptar él mismo para enfrentarse a los retos importantes de su vida. Aylal es un gerifalte, una raza típica del norte de Europa, que Hugo encuentra en una tierra nada común a su especie, en los desiertos de Túnez; y eso mismo le sucede al protagonista. También él está en un lugar no demasiado común para un cristiano de Castilla. El halcón le salva la vida cuando es atacado por uno de sus antagonistas. Le da de comer cuando apenas tiene con qué alimentarse, y atrae hacia Hugo a otra de las protagonistas en un momento de despedidas: a Ubayda.
Gonzalo Giner logró el éxito literario con El sanador de caballos, que alcanzó cotas de crítica y público muy elevadas, convirtiéndole en un autor de renombre y su obra en un referente dentro de la literatura popular. Veterinario de profesión, con aquel título quiso investigar los orígenes de su oficio. Con su siguiente novela, El jinete del silencio, Gonzalo nos descubrió los antecedentes de la creación de la raza española de caballos durante el siglo xvi. Y en Pacto de lealtad el autor dio un salto en su producción literaria. Una novela minuciosamente documentada que narró, por vez primera, la participación de los perros en dos de las guerras más sangrientas del pasado siglo xx, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Civil española.
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