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Marian Izaguirre
Marian Izaguirre

Entrevista a Marian Izaguirre, autora de "La vida cuando era nuestra"

"La interacción entre los seres humanos produce milagros"

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

La escritora bilbaína Marian Izaguirre acaba de publicar en Lumen su novela de sugerente título "La vida cuando era nuestra", un relato de la posguerra española que se imbrica con la historia de la primera mitad del siglo XX. Un repaso lírico y apasionado de un tiempo en que, como dice el título de la novela, la vida era nuestra y no de unos señores de negro que se pasean por Europa dando disgustos a diestro y siniestro.

La vida cuando era nuestra es la gran apuesta de la editorial Lumen para la próxima Feria del Libro y para la primavera. El libro ha comenzado funcionando a toda velocidad. Varias editoriales extranjeras ya han firmado con la autora vasca, afincada en Madrid, la publicación de su obra. Italia, Alemania y Francia, serán los primeros países donde se publique después de España. Pero con seguridad, los países anglosajones y los nórdicos irán detrás. "Me pidieron un cuadernillo con los tres primeros capítulos de la novela y al leerlos ya me están pidiendo más", cuenta la escritora henchida de alegría y todo "por un cúmulo de casualidades". Ya antes de terminarlo se lo estaban pidiendo.

"Esta es la obra que menos tiempo me ha costado escribir. Solo nueve meses, un embarazo, por eso quizá venga con un pan bajo el brazo", dice risueña. No se esperaba que la acogida pudiese ser tan grande. Y es que cuando una obra es buena y se ha puesto pasión es normal que los lectores lo noten y las editoriales lo demanden. "Todo comenzó en la pasada Feria del Libro. Estaba firmado ejemplares de mis libros y como estrategia de marketing a una amiga mía se le ocurrió poner un libro abierto en el stand", recuerda agradecida.

Matías, el protagonista de esta historia, librero de viejo, coloca un libro abierto y cada día irá pasando página. Quien lo leyese se podría llevar el libro gratis a su casa, aunque realmente sólo duró una semana en el escaparate. Con ese gesto, en un país en que cada día se leía menos, comienza esta original novela llena de pasión y escrita en blanco y negro sobre un tiempo en el que el gris era el color estrella, tanto en los trajes de los varones como en las mentes de los dirigentes.

Para Marian Izaguirre su novela está resuelta de forma "evocadora, sin un empacho de datos, ya que creo que el lector conoce a la perfección la historia de nuestra guerra civil, donde voy mezclando los recuerdos del pasado con el presente", analiza. Estamos ante una novela compleja pero fácil de leer, en la que hay muchas historias metidas dentro de la trama principal y donde la amistad, el idealismo y el amor campan a sus anchas. Cree en la idea romántica de la novela, donde "la interacción entre los seres humanos produce milagros, porque todas las personas tienen sus contradicciones", apunta.

La novela nos lleva por un recorrido que parte de comienzos del siglo XX hasta los años cincuenta. Algunos protagonistas secundarios son escritores bien reconocibles como Ernest Hemingway o Scott Fitgerald que adoptan aquí diferentes nombres. La autora juega con ellos, pero también juega con los lectores mostrando diferentes narradores. "La novela está escrita en primera persona, pero también en tercera persona. Yo siempre hago eso porque así cada protagonista habla con su voz. En la lectura pasa así y en la realidad también; con ello consigo un lenguaje más rico. Con diferentes tipos de vista que enriquecen la lectura", explica en la conversación que mantuvimos.

Aunque sean varias las historias del libro, hay dos principales, la del matrimonio que conforman Matías y Lola y la de la británica Alice, un personaje ya de vuelta de todo que llegó a España con las Brigadas Internacionales. Las dos historias discurren de manera paralela y el lector no sabe cuál de ambas le gusta más. "Lo que he pretendido es que el lector ande detrás de las dos historias intentando decidir cuál le gusta más. Me gusta resolverlo así", desvela irónica.

Hasta que en un momento dado las dos historias confluyen y Lola y Alice se conocen. "es una historia claramente para los amantes de la literatura", apunta. Marian nos recuerda varias citas que la han marcado como: "Soy la persona que soy por los libros que he leído" y añade "yo a los libros les debo todo", ha trabajado en plan machadiano para ganarse la vida, pero compartiendo ese amor a la literatura".

"Un día sin leer es un día perdido", cita en la faldilla del libro. "Ha quedado realmente bien en la edición. El libro se presta a ello porque la parte de debajo de la portada va en blanco y en la editorial la utilizan para poner la faldilla, en vez de hacerlo en el medio y creo que así queda mejor", nos desvela la novelista. También ha quedado muy satisfecha con la fotografía de la portada, coloreada de manera muy artística; casi se aprecia el volumen de los niños mirando los libros. Ese escaparate tan importante en la trama del libro.

Los libros siempre han sido su vida. "Antes tenía una casa grande y poseía una gran biblioteca. Ahora, con una casa más pequeña me he tenido que desprender de muchos de ellos. Por eso, los regalo, los libros no pueden morir en una estantería, son para leer", sugiere. Además, con las nuevas tecnologías, los ebooks están ocupando parte de ese lugar aunque no cree que los sustituyan del todo. "Soy una gran amante de Internet, pero yo nunca me he hecho una descarga ilegal. Falta control sobre las descargas. Si son gratis, alguien se termina forrando como hemos visto", recapitula.

Se muestra muy preocupada por la situación del país, por los servicios públicos, de los que es partidaria, por la cultura y la educación. "Con la situación económica que vivimos somos un país de aplauso que aguanta todo. Quizá por ello muchos jóvenes se están yendo de nuestra tierra. La desgracia te expulsa hacia otro sitio y quizá, también, sea por eso por lo que la gente no quiere hablar de ellas. Uno no quiere volver hacia el dolor. El sufrimiento nos da miedo", evoca pausada y reflexiva.

Se nota en la conversación que ha quedado satisfecha con el resultado de La vida cuando era nuestra. Feliz con la aceptación que está teniendo y emocionada con los personajes que ha creado. "Los protagonistas de mi novela son gente buena. Gente que te gustaría conocer y a la que quisiéramos querer", finaliza. ¿A quién no le gustaría tener un amigo así o un vecino así? Un libro es también un amigo así. Fiel, que nos puede acompañar toda nuestra vida. Al fin y al cabo, para algunos la literatura es un amigo que acompaña en lo bueno y en lo malo, pero más en lo bueno cuando es buena literatura.

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