El mundo urbano y el mundo rural se conjugan en la obra del poeta granadino. Pero la esencia de su obra está en la Vega, en los pueblos que la conforman y en los que vivió su infancia y adolescencia, Fuente Vaqueros, Asquerosa, hoy Valderrubio y la Huerta de San Vicente. En esta Vega y en esos pueblos está el alma de uno de los poetas más grandes del siglo pasado que no perdió nunca sus orígenes y que lo supo inmortalizar en sus versos y en algunas de sus tragedias.
De su amor por la Vega, hoy un 40% de la misma se ha perdido por el desarrollismo de Granada, y su relación con ella surgió la idea de esta antología. Un nutrido grupo de profesores de instituto, en torno a los 150, que se toman en serio la educación y que creen que no sólo consiste en informar sino en formar, que tienen como objetivo salvar la Vega granadina, formaron el colectivo Vegaeduca, con un claro compromiso de hacer compatible el futuro con un desarrollo sostenible.
Luis García Montero ha sido el antólogo Poemas de la Vega con Javier Alonso Magaz y Andrea Villarrubia, que ha ido seleccionando los poemas que tienen relación con la Vega. “El libro parte de la necesidad de conocer la cultura rural de Granada en contraposición de la cultura urbana”, dice el poeta y novelista granadino. García Lorca solía contraponer la inocencia rural con la corrupción urbana, algo que no ha cambiado mucho hoy en día. Pero esa inocencia rural cada día se ha ido arrinconando más hasta casi de desaparecer, de ahí el afán de Vegaeduca de dar a conocer el mundo rural.
Federico García Lorca estaba muy identificado con ese mundo rural. De niño oyó cantar en su familia muchas antiguas canciones que luego serían el germen de parte de su obra. Él durante toda su vida quiso llevar ese conocimiento por todos los pueblos de España. La barraca no quiso ser más que eso, acercar los saberes ancestrales y la cultura a todos los pueblos.
Esos saberes que le vinieron por herencia familiar, como la de su abuela Isabel, apasionada de los escritores románticos como Zorrilla, Bécquer o Alejandro Dumas. La nutrida biblioteca familiar, donde bebió el poeta, fue donada al pueblo de Fuente Vaqueros ya en los años veinte. Siempre quiso que la cultura fuese accesible a todo el mundo. Y aquella experiencia juvenil, muy relacionada con su experiencia rural, estará muy presente en parte de su obra, como el Romancero gitano, donde formula una nueva teoría sobre el sur y sobre Andalucía, en contraposición de la Castilla dominante.
En las páginas de Poemas de la Vega nos encontraremos con sus recuerdos de la vida inocente y podremos observar su evolución personal, que tiene mucho que ver con su propia identidad. Las tradiciones orales que él recogió en el transcurso de su vida también se dan cita en las páginas del libro, que nació como un libro artesanal y que se ha convertido en una antología fundamental para entender la obra del poeta.
Con Luis García Montero, estuvo en la presentación la sobrina del poeta, Laura García Lorca, que se mostró encantada con la iniciativa de ese grupo de profesores y su afán de proteger la Vega de las manos especuladoras. “La Vega es un paisaje fundamental para la vida y la obra de Federico, no sólo del principio de su obra, sino también en el final de la misma y tanto de la poesía como del teatro”, señaló y añadió que “es un libro que sorprende y que tiene un especial interés para saber que las raíces de la obra de Federico están en el campo”.
Joan Tarrida, director de Galaxia Gutenberg, recordó que la editorial ya publicó las Obras Completas de Federico García Lorca y que si han publicado esta antología es porque “ofrece una nueva visión sobre su obra. Un análisis de ese otro Lorca ajeno a las vanguardias”. El libro será llevado a muchos institutos y a muchos pueblos en los próximos meses para dar a conocer esos poemas rurales que siempre estuvieron en tensión y casi enfrentados entre el mundo rural y urbano que Lorca supo conjugar maravillosamente.
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