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José Antonio Garriga Vela nos muestra un mundo cerrado y concéntrico en “El cuarto de las estrellas”

José Antonio Garriga Vela nos muestra un mundo cerrado y concéntrico en “El cuarto de las estrellas”

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Con El cuarto de las estrellas, José Antonio Garriga Vela se ha alzado con el Premio de Novela Café Gijón 2014. Una novela que recrea un mundo “cerrado y concéntrico” donde un sótano es el escenario por excelencia de la obra, aunque no el único. Es casi como el lugar donde se celebró la rueda de prensa: El sótano del archiconocido Café Gijón, donde la luz tenebrosa predomina en la atmósfera.

José Antonio Garriga Vela (Fotos: Javier Velasco)
José Antonio Garriga Vela (Fotos: Javier Velasco)

Curiosamente el autor es todo lo contrario a lo que habla en su libro. Si hay una cosa que le gusta hacer en este mundo es viajar, sin embargo cuando escribe se muestra hermético y huraño, “me gusta concentrar los mundos”. En la novela une los distintos mundos de sus personajes. “Es una historia de un triángulo amoroso. Dos hombres y una mujer y esos dos hombres a su vez. Todas las relaciones se mantienen en silencio y en secreto”, nos anticipa el novelista.

La novela es la historia de un hombre que sufre un accidente que hace que desaparezcan sus recuerdos más recientes. Algo que le pasó al propio autor hace unos años. A José Antonio Garriga Vela se le olvidaron los nombres de todos sus amigos y se le borraron esos recuerdos cotidianos del pasado cercano. Durante el tiempo que pasó en el hospital comenzó a escribir unas narraciones que posteriormente iría incluyendo en el libro.

La narración de la novela nos va desgranando la historia de una familia llena de secretos que por azar del destino da un vuelco sorprendente al resultar agraciados con el primer premio de la lotería de Navidad de 1973, lo que les hace emprender un viaje a Nueva York, a conocer las ubicaciones de películas queridas por ellos y si fuera posible conocer a la estrella irlandesa Maureen O´Hara que estuvo rodando una película que estaba situada en Tánger. “En Málaga nunca supieron aprovecharse de ese acontecimiento”, dice dolorido.

El cuarto de las estrellas lo tenía en su cabeza desde antes de publicar su anterior novela Pacífico, en ella habla sobre sitios que conoce muy bien. El barrio de La Araña de Málaga, por donde pasa muy a menudo o de la cementera Goliat, sita muy cerca del mar Mediterráneo. “La cementera es una fábrica que funciona 24 horas al día, 365 días al año, hasta que en una ocasión salta un ladrillo refractario y se tiene que parar”, cuenta el escritor afincado en Málaga. Ese percance da pie a la novela que tiene muchas cosas reales, pero otras tantas inventadas. “Mis lectores creen que la ficción es realidad y al revés”, cuenta.

Sus novelas, y ésta no lo es menos, son muy cinematográficas. “El cine tiene mucha influencia en la novela. Los protagonistas ven películas y luego se las cuentan a la habitante del sótano”, relata contenido, porque el novelista barcelonés es como él dice: “un enfermo del cine. Un video club con vistas, como dicen mis amigos”, sonríe al confesarlo. Y todas las películas que le gustan son anteriores a los años cincuenta, cuando el cine era más que cine, era arte en imágenes y se contaban historias que nos dejaban huella.

José Antonio Garriga Vela escribe sobre “guardar el equilibrio en la Tierra” porque “soy optimista”, dice sobre sí mismo y nos desvela algunas curiosidades. “Éste es el único libro que he leído mío después de publicarlo”, nos descubre y añade que sus libros nunca se los dedica a nadie porque “tengo tanto que agradecer a tantas personas que no cabrían en la dedicatoria”. También reconoce que pese a ser una persona “muy optimista, en todos mis libros hablo de la muerte; siempre está presente en casi todas las páginas”.

En el acto de presentación, estuvo acompañado de Carlos Rubiera, concejal de Educación, Cultura, Juventud y Festejos que representó a la alcaldesa Carmen Morrión que no pudo asistir. También estuvieron varios miembros del jurado. Marcos Torres Giralt, uno de los mejores novelistas de nuestra actual narrativa, se mostró muy contento por la consecución del premio por Garriga Vela. “Es un escritor al que admiro profundamente que lleva una trayectoria sólida, pausada, seria y coherente”, apuntó y agregó que “su narrativa se mueve por temas comunes y reconocibles como la infancia, el pasado como modelador del presente, la familia, los territorios cerrados, la muerte y el azar”.

El poeta Antonio Colinas afirmó que “el jurado de este premio busca siempre la palabra nueva, la que se distinga y El cuarto de las estrellas atrapa desde el comienzo, es un libro muy atmosférico y en él hay misterio. Es un libro que nos turba, tiene algo que nos revuelve por dentro”. Por su parte Mercedes Monmany destacó “la dosificación de la realidad y estados no totalmente reales donde el peso del secreto es importantísimo”

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