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Darío Villanueva
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Se avecinan cambios en la Real Academia Española

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 11 de diciembre de 2014, 09:55h

Arturo Pérez-Reverte
, uno de los académicos más dinámicos que tiene la rancia Real Academia Española (RAE), expuso el pasado martes, ante una pregunta de los periodistas que estaban en la presentación de la nueva adaptación que ha hecho para escolares de Don Quijote de la Mancha, que estaba a favor del cambio de dirección de la RAE.

José Manuel Blecua
, a la sazón director de la RAE, estaba merodeando esa mañana cerca del salón donde se iba a realizar la presentación, pero, cosa extraña, no quiso entrar, porque allí, posiblemente, estaba el que con casi total probabilidad será el nuevo director, Darío Villanueva, que afirmó estar preparado para desempeñar más altas misiones en la RAE.

Contrariamente a lo que publican los medios periodísticos en papel, -generalmente poco informados en estas lides, ya que tienden al sensacionalismo-, hoy no se celebran elecciones en la RAE. Lo que realmente ocurre es que todos los primeros jueves del mes de diciembre se pueden cambiar los cargos de la Academia. Este año, como había algunos académicos en la Feria del Libro de Guadalajara (México), incluido el director Blecua, se pospuso esa reunión anual al jueves siguiente, 11 de diciembre.

Por consiguiente, todos los cargos están a disposición de los académicos, todos los académicos son candidatos, por el simple hecho de serlo, para optar a los puestos de responsabilidad y ello sin necesidad de presentarse, porque no se han convocado elecciones. Es simplemente una norma de la RAE.

Después de conocer cómo procede la RAE y los aspirantes a académicos, según hemos podido leer en el magistral libro de Gregorio Morán, El cura y los mandarines, tenemos la seguridad de que los procedimientos y los modos de conducirse en esa docta casa están demasiado anticuados y necesitarían, al igual que en la política nacional, un soplo de aire fresco que ventilase las obsoletas normas que guían la academia, que limpia, fija y da esplendor a nuestro idioma.

Cuando Gregorio Morán cuenta cómo los académicos, para entrar en el Santa Sanctórum del español, tienen que visitar uno a uno a todos los académicos, solicitando que voten su ingreso, no podemos olvidar lo que dijo el Conde de Romanones cuando intentó ser académico y no lo consiguió: ¡Vaya tropa! Los académicos le prometieron su voto y al final no se lo dieron. Otro pasaje del libro, que trata de la nefasta dirección de Víctor García de la Concha, un mediocre filólogo con apenas obras y un gran político que ha conseguido las dirección, tanto de la RAE como del Instituto Cervantes, sin apenas méritos, estremece leerlo, sobre todo cuando consigue, gracias a sus influencias, censurar el libro de Morán. Afortunadamente, esos tiempos están pasando y otra editorial independiente lo ha publicado.

Arturo Pérez-Reverte, que cada día se parece más al ingenioso hidalgo, es uno de los académicos que se ha posicionado en contra de Blecua y está dispuesto a apoyar un cambio democratizador y modernizador de una institución demasiado politizada y elitista, con un gran plantel de profesionales que están desarrollando una labor impagable, como demuestra la última edición que han lanzado de la versión escolar de Don Quijote de la Mancha, que ha adaptado el escritor murciano. Son iniciativas que merecen la pena y que deberían continuar pese a las críticas poco afortunadas de algunos periodistas que tienden más al sensacionalismo que ha potenciar nuestra cultura. Por cierto, algo de lo que se quejó el novelista: “Bruselas está desmontando la memoria cultural europea de los últimos 3.000 años”. Algo que, por desgracia, hacen nuestras televisiones, radios y medios de comunicación convencionales todos los días.
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