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Pedro M. Piñero
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Pedro M. Piñero

Entrevista a Pedro M. Piñero Ramírez, co-director de “La obra completa” de Mateo Alemán

“Ya era hora de que se pudiera contar con la obra completa de uno de los escritores más destacados de la literatura española de siempre”

Por Javier Velasco Oliaga
sábado 31 de enero de 2015, 13:23h

Acaba de ver la luz "La Obra completa” del escritor hispalense Mateo Alemán en una edición crítica dirigida por los profesores Pedro M. Piñero Ramírez y Katharina Niemeyer. En tres volúmenes, lujosamente encuadernados, se reúnen todas las obras de uno de los escritores más destacados de España, como bien dice el profesor Piñero en la entrevista que mantuvimos.
Pedro M. Piñero
Pedro M. Piñero

Sin desmerecer ediciones anteriores, de gran categoría, la publicada por la editorial Iberoamericana tiene la particularidad de reunir toda la obra varia o menor del escritor de nuestro Siglo de Oro que no se debe ni menospreciar ni obviar. Mateo Alemán fue, junto a Miguel de Cervantes, el creador de la novela realista moderna española y con él se llegó a la cima de la literatura picaresca. Disfruten de una entrevista sin desperdicio y, también, disfruten de una obra tan brillante como la que salió de la pluma de Mateo Alemán.

¿Por qué reeditar ahora la obra de Mateo Alemán?
Ya era hora de que se pudiera contar con la obra completa de uno de los escritores más destacados de la literatura española de siempre. Esta es la primera edición que se hace de todos los escritos conservados de Mateo Alemán.

¿Cuánto tiempo les ha llevado preparar esta edición?
Cuatro años y pico.

¿Cuántas personas han colaborado en esta edición?
Me han acompañado en la empresa cinco investigadores de diferentes universidades (Colonia, Toulouse, Puebla, Jaén, Sevilla) y una historiadora documentalista.

¿Con qué apoyos han contado para llevarla a cabo?
La investigación ha sido subvencionada por el Secretariado General de Universidades, Investigación y Tecnología (Consejería de Economía, Innovación, Ciencia y Empleo) de la Junta de Andalucía, que, con el apoyo del Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Sevilla, me concedió la financiación para llevar a cabo este proyecto de investigación de excelencia.

¿Cómo ha sido su relación con la otra directora Katharina Niemeyer?
Excelente. Hace años que llevo trabajando con ella en diferentes asuntos que interesan a las dos universidades (Sevilla y Colonia) y que compartimos hace más de tres décadas. En mayo de 2008, organizamos un coloquio internacional sobre “La novela picaresca española y sus proyecciones europeas. Un género a debate”, que se celebró en la Universidad de Colonia, y allí empezamos a madurar este proyecto que yo ya tenía entre manos. Con ella he consultado, como responsable académico de la investigación, los innumerables asuntos y las muchas cuestiones que se plantean en esta clase de trabajo en equipo. Y así ha funcionado todo. Con ella y con los demás colaboradores. Insisto que ésta ha sido una labor de equipo.

¿Qué aporta esta nueva edición de Guzmán de Alfarache frente a ediciones filológicas clásicas como la de José María Micó en Cátedra o la de Francisco Rico en Planeta?
La primera edición de F. Rico está fechada en 1967, luego han venido otras (hasta 1999). La edición de J. M. Micó es de 1987 (con varias reimpresiones). En estos tiempos no han dejado de imprimirse otras de menor solidez filológica y más reducida difusión. Recientemente ha aparecido la excelente de Luis Gómez Canseco (2012). Y ahora, en este proyecto que he dirigido, la de David Mañero. Cada una de ellas –me refiero solo a las citadas– se convirtió en texto de referencia en su tiempo; cada una de ellas ha ido avanzando sobre la anterior, de la que se ha aprovechado (lo que es absolutamente legítimo y necesario); cada una de ellas ha ido mejorando el texto con las nuevas ediciones antiguas aparecidas y los estudios ecdóticos que se iban haciendo. De manera que esta labor es progresiva, y ahí están los resultados. Nos vamos acercando, cada vez más, al texto que Alemán quiso escribir, y escribió.

¿Cuál fue la importancia de Mateo Alemán en su época?
Reducir la obra del escritor sevillano al Guzmán, como es lo habitual, es un error mayúsculo (al menos, claro, para los estudiosos de la literatura española). Alemán se movió en el amplio campo de las letras de la época áurea y, con la salvedad del teatro, se ocupó de los géneros en boga: poesía y traducción de clásicos, hagiografía, narración cronística, estudio de la ortografía, informes sobre determinados aspectos de primera índole de la vida de entonces, reglas de una cofradía, etc. En su obra (no muy extensa, desde luego) el lector descubre su adscripción a un reducido grupo de intelectuales españoles de entonces empeñados en poner por delante el racionalismo (frente a la fe) como guía del conocimiento y base de la “razón de estado” que debe dirigir los tiempos modernos. Estamos hablando de intelectuales que forman, en España, la avanzadilla de la Ilustración, que se impondrá en los más modernos pueblos de la Europa que empezaba a emerger en aquella época, y que tan reducida atención recibió en la España de entonces, y la de siempre.

¿Qué importancia tuvo el Guzmán de Alfarache dentro de la literatura de su época y cuál fue la proyección que tuvo en épocas posteriores?
Con decir –y recordar– que, con Cervantes, es el creador de la novela realista moderna, se dice no poco. Elevó a nivel literario la lengua cotidiana, la dignificó; amplió, con mucho, el número de lectores de entonces, interesándoles por la vida integral de un hombre corriente, escribiendo una historia de una cercanía sorprendente. Rompió los cánones de la literatura de la época, ensanchando sus contenidos, abriendo la puerta a lectores hasta entonces desconocidos por los autores fieles al sistema (que escribían, sobre todo, para lectores selectos, escogidos, las minorías). En definitiva, un comportamiento el suyo heterodoxo, en esto como en otras parcelas de la vida. Igual que Cervantes, que fue, sin duda, el lector agudo y también más crítico del Guzmán.

Marcó el camino de la novela autobiográfica, en la que se combinan la acción y la reflexión; en la que la narración se llena de mensajes morales, a veces explícitos. Una literatura con un compromiso ético. Y sigue viva hasta ahora, y no solo en el mundo hispánico. Solo un ejemplo: la última novela de Tomas Mann, Confesiones del estafador Félix Krull, es deudora, clarísima, del Guzmán.

¿Es el Guzmán de Alfarache el gran olvidado de nuestra novela picaresca?
No se puede decir eso. Las ediciones de esta obra –además de las señaladas antes como de referencia– se multiplican, a pesar de ser una obra voluminosa y que exige mucha atención al lector. La obra traducida a no pocos idiomas se sigue difundiendo.

De toda la Obra varia de Mateo Alemán, ¿qué destacaría por su calidad y originalidad?
La Ortografía castellana, por su singularidad, reflejo de su sólida formación humanística y filológica, por su decidida y bien apoyada defensa del “escribir como hablo”, que marcó las bases del castellano.

Los Sucesos de fray García Guerra y Oración fúnebre, muestra ejemplar, por un lado, de una prosa narrativa cronística, con pasajes de altísimo nivel, y, por otro, de una escritura que sale de lo más profundo del alma del autor. Obras, como todas las suyas, en las que el escritor se descubre en una presencia continua.

El Informe secreto, fuente imprescindible para la historia de la criminalidad en la segunda parte del siglo XVI, documento de referencia obligada como existen pocos de la época.

¿Es quizá la biografía de San Antonio de Padua lo más flojo de la obra de Mateo Alemán?
Es la obra escrita con más precipitación, sobre todo el libro III. Y el tema, la historia de san Antonio, santo de mucha devoción desde luego, no ayuda tampoco gran cosa para su difusión entre los lectores actuales. Pero la obra sirve para valorar y explicar mejor el sentido último del Guzmán y la compleja personalidad del escritor sevillano.

¿Está al mismo nivel que el Guzmán de Alfarache?
No.

¿Con qué obra de Mateo Alemán ha disfrutado más?
Bueno, disfrutar, disfrutar, naturalmente con El Guzmán. Pero en esta clase de obras de un autor tan singular con Mateo Alemán no se puede hablar de disfrutar, así sin más. ¿Cómo “disfrutar” –por ejemplo– con el Informe secreto donde denuncia la situación de los forzados en los insoportables e inhumanos trabajos de las minas de Almadén?

¿Se podría adaptar al cine o resulta demasiado extensa y compleja para que la película resultara fiel al libro? En tal caso, ¿sería mejor convertirla en serie de televisión?
Para la historia del Guzmán sería mucho mejor presentarla en una serie televisiva.

¿Es la televisión un buen medio para popularizar nuestra literatura del Siglo de Oro?
Me parece que sí. Se ha hecho con verdadero acierto con otras obras u otros autores de la época dorada. Por ejemplo, Teresa de Ávila. Por no citar otros ejemplos de obras más modernas, como La Regenta.

¿La picaresca de Guzmán de Alfarache entronca tal vez con la picaresca de nuestra actual sociedad en crisis?
Con la picaresca de estos tiempos y con la de todos los tiempos en la España de siempre. Es un género español por excelencia, por algo.

¿Qué similitudes ve entre ambas épocas?
Una cosa es la picaresca tal como se entiende en las obras de la literatura española, y otra cosa es la golfería, la corrupción sin límite, la inmoralidad sin fin de la situación de la España de hoy. Que además tiene como protagonistas “activos” a los más poderosos, los mejores situados, los capitalistas dueños de todo, que, como denunciaba Guzmán, son “Ricachos poderosos […] ballenas que, abriendo la boca de la codicia, lo quieren tragar todo”.

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