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"El testamento de la Rosa", un poemario humanista de Heberto de Sysmo

Por Mar Busquets-Mataix
sábado 18 de abril de 2015, 22:17h
'El testamento de la Rosa', un poemario humanista de Heberto de Sysmo

“Heberto de Sysmo elabora con El testamento de la Rosa un poemario humanista en el que la rosa actúa como ejemplo de la belleza, como absoluto de la resistencia, frente a los envites de un mundo hostil”.

Heberto de Sysmo es escritor y poeta, crítico literario y cinematográfico. Redactor y colaborador en numerosos medios de comunicación, ha publicado el poemario Luces de Antimonio (2011) en coautoría con Okoriades Varacri y ha sido finalista de los premios Limaclara de Ensayo, del Certamen de poesía Arbo y del XII Premio Vila de Mislata, 2104, así como ganador en dos ocasiones del Certamen Rima Jotabé y del premio de narrativa Ateneo Blasco Ibáñez de Valencia 2012 y 2014.

Este libro, de José Antonio Olmedo López-Amor, también conocido como Heberto de Sysmo, ha sido finalista del premio “Poeta Juan Calderón Matador 2014”, llama la atención por lo perfectamente trabado que está así como por la valentía con la que opta por la exaltación del lenguaje, por una reivindicación explícita en un uso del lenguaje en que éste adquiere una gran relevancia, y que nos recuerda a la poesía modernista, abriendo un sinfín de posibilidades estéticas.

Creo que el autor ha tenido buen cuidado en adecuar un tipo de lenguaje a cada una de las partes, de modo que significante y significado confluyen y se autoalimentan, lográndose una poesía de gran calado y profundidad en cuanto al contenido que se quiere transmitir. Esto nos muestra un gran dominio y versatilidad.

En la primera parte, Imperfección, se alude a la fuerza y el coraje de la rosa, su constancia, y fortaleza, así como a su belleza, de tal modo que no hay lenguaje que pueda explicar este ejemplo de perfección de la naturaleza en que poder mirarnos. En esta parte, el mundo y el hombre son mostrados en perfecto desorden y desde esta perspectiva del caos humano, se crea la expectativa de una posibilidad de cambio. Unos versos largos y abigarrados dan cuenta de este tumulto, de esta vorágine en la que el hombre sobrevive.

En la segunda parte, Transformación se alude al potencial de la rosa, y del propio ser humano, ya que ella actúa como ejemplo de la belleza, como absoluto de la resistencia, frente a los envites de un mundo hostil. La belleza de la rosa (símbolo también del amor) se convierte en un objetivo al que aspirará el hombre para satisfacer sus ansias de perfectividad y de trascendencia. No puede eludirse este anhelo metafísico consustancial al hombre, asunto este que parece preocupar al poeta, ya que puede resultar una vía para la emancipación humana, o, por lo menos, un ejemplo de resistencia.

Se trata de la eterna aspiración del hombre a cierta dignidad, menoscabada continuamente en los tiempos que corren, porque este poemario es una canto profundamente humanista en el que el poeta lucha por asimilar la figura del hombre a la de la rosa, belleza y espinas. Es decir, no por ser un ser terrenal, el hombre debe renunciar a su dignidad, a su anhelo metafísico, a su sed de eternidad.

En este sentido un poemario inconformista que aspira a una transformación, pues el poeta, como símbolo del ser humano no se resigna a que el mundo sea lo que es si puede llegar a ser un espacio más humanamente transitable.

Es en este crecimiento, que también es un crecimiento interior, cómo observamos que la rosa es para el poeta un ejemplo a seguir.

En la tercera parte, Revelación, se nos da cuenta de todo lo que la rosa es capaz de revelarnos. Entramos aquí en la fase del misterio. Porque toda revelación es hija del misterio.

En este sentido, se ha trazado un camino de perfección a la manera de la poesía mística, en el que se nos presenta la belleza en sus aspectos más puros y sensuales, como el absoluto que persigue todo poeta.

Es vano pensar que el poeta no aspire a crear algo bello, a acercarse a lo absoluto, a apostar por el espacio de la revelación.

Así, de esta manera el poeta apuesta por vincularse al mundo desde el conocimiento, sin desdeñar la propia revelación, aspira a poseer las llaves que nos permitan comprender nuestra hombría , en palabras del propio poeta, situarnos en el mundo, y dar un poco de luz a tanta desdicha humana.

El arte de esta manera se plantea como salvador, porque de lo que da cuenta este poemario, lo que intenta justificar es precisamente la inquietud del hombre en la búsqueda de un absoluto, como pueda serlo la belleza, porque en todo el poemario se dibuja y diseña un viaje con un itinerario en el que el hombre va a aspirar a comprender y aprehender algunos absolutos, como pueden ser el amor o belleza, que le van a crear la expectativa de cierto idealismo alejado de las propuestas más pragmáticas y que pueda elevarlo por encima de los problemas cotidianos de supervivencia.

Para nada una poesía de evasión, sino una poesía de ilusión, no inocente, en la capacidad del hombre de ser hombre a partir del ejemplo de la rosa.

El testamento de la rosa, puede ser también un testigo, ya que el hombre parece tener la capacidad crítica de descubrir y deleitarse en unos conceptos (amor, belleza), que le sirvan para recuperar la dignidad perdida en medio de una caótica civilización que apunta a la disolución si no a la destrucción.

Por último aludir a que el poemario puede parecer a simple vista un libro que se recrea en la belleza, pero nada más alejado de su propósito, ya que es una propuesta inteligente en la que aquella siempre está al servicio de la peripecia conceptual sin desdeñar el cuidado de la forma y la riqueza del léxico. Porque, en el mundo del arte, a menudo las cosas no son lo que parecen.
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