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Úna Fingal
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Entrevista a Úna Fingal, autora de “La canción del bardo”

“He aprendido más de la música que de los libros”

Por Javier Velasco Oliaga
lunes 20 de abril de 2015, 20:18h

Con “La canción del bardo”, la escritora leridana Úna Fingal ha conseguido el I Premio de Novela Playa de Ákaba. Su novela se puede encuadrar dentro del género histórico y de novela breve, aunque intensa. En ella nos cuenta algunos sucesos de la independencia de la República de Irlanda y cómo muchas personas lucharon por sus ideales, teniendo el paréntesis de la Primera Guerra Mundial.
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La historia de la Gran Guerra siempre ha tenido menor difusión que la Segunda Guerra Mundial. Por eso es de agradecer la visión que aporta Úna Fingal en su apasionada "La canción del bardo", donde nos relata tanto los episodios del Easter rising como de la guerra de las trincheras, todo ello enriquecido con una historia de amor llena de sentimiento y de prisa por vivirla. En la entrevista nos cuenta todos los secretos de su libro que está llamado a ser una de las grandes sorpresas del año.

¿Cómo surgió la idea de escribir “La canción del bardo?
Todo ocurrió de manera natural e imprevista. Tras un viaje a Irlanda en el que fui siguiendo el rastro de mis amados escritores: Wilde, Joyce, Yeats, regresé con esta historia y conmigo misma además. Es decir, fui buscando una cosa y regresé con otra. En casa de James Joyce encontré un libro abierto por la mitad sobre una mesa, contenía fotografías y una de ellas retrataba unos Voluntarios irlandeses en el Easter rising, agazapados tras la esquina de una tienda, disparaban sus fusiles. Fascinada y absorta, contemplé aquella fotografía durante mucho, mucho rato, me olvidé de lo que había ido a hacer allí y de todo y todo dejó de existir a mi alrededor salvo aquellos hombres y su historia. Tras esto dediqué el resto de mis vacaciones a conseguir cuantos libros pudiese sobre el tema, y regresé con la maleta repleta. Y ya en casa, contemplando la fotografía (que aparece en la cubierta) de O’Connel St, en llamas, supe cómo empezaba la novela.

¿Cuánto tiempo tardó en documentarse para escribir el libro?
Dos años. Toda la documentación bibliográfica respecto del Levantamiento de Pascua de Irlanda, hube de conseguirla en Irlanda e Inglaterra, respecto de la Primera guerra y en concreto las batallas del Somme y Guinchy, ocurrió igual, aunque también encontré buenos tratados en español y resultó algo más asequible. Para la documentación gráfica fue el mismo proceso, sin embargo existen muy buenos documentales en YouTube; recurrir a ellos es otra fuente imprescindible.

¿Le han inspirado las películas que se han rodado sobre Irlanda?
Sí y no. Es decir, hay dos películas que todos tenemos en mente a la hora de recordar el Easter rising, como son Michel Collins y El viento que agita la cebada, pero ambas las vi acabada la novela. Me ilusionó especialmente comprobar que no iba nada desencaminada respecto del punto de vista, sobre todo emocional. Sin embargo existen otras películas de gran influencia sobre mí: La hija de Ryan, de David Lean, 1970 y The quiet man, John Ford, 1952, con un John Wayne soberbio, pero esto se aprecia en la segunda novela de la trilogía, y solo para aquellos quienes hilan muy fino, es decir, el tributo presente se observa en los detalles más sutiles. Estas películas las vi siendo muy joven y prendaron mi alma.

¿Y su música?
La música irlandesa lo es todo para mí. He aprendido más de la música que de los libros. Al hecho de que la música en general es un gran motor en mi vida, se une que siempre escribo con mi banda sonora particular, y la música me lleva allí donde debo estar. Así, por ejemplo, The Dubliners, The Chieftains, The Ceily orquestra, U2, están tan presentes en esta novela como todo lo que ocurre en ella.

¿Su proyecto es escribir una trilogía?
En efecto. Se trata de historias independientes entre sí, que ofrecen una mirada sobre la historia de Irlanda y de Europa a través de las propias historias y visión de sus protagonistas.

Comienza la novela en 1916. ¿Dónde terminará la trilogía?
La trilogía nos lleva hasta muy cerca de nuestros días, con las historias de sus personajes bien presentes como siempre y sus propios conflictos, sin que puedan eludir el terrible conflicto del IRA, muy a su pesar y al mío. (Sonrisa). (Lo del pesar lo digo por la gran dificultad que supone escribir sobre asuntos tan reales y delicados).

Gran parte de la novela transcurre en la Primera Guerra Mundial. ¿Qué le atrae de la misma?
Nunca había previsto escribir sobre la Gran Guerra y tampoco cuando pensé en La canción del bardo. Sin embargo, antes de acabar el primer capítulo ya sabía que debería meterme en la trinchera. Una vez metida, lo que me atrajo de inmediato, fue la sensación de soledad y añoranza del hogar, la vulnerabilidad de aquellos hombres, demasiado jóvenes, críos. Su tristeza, sufrimiento, pena y melancolía, que intentaban atenuar con cada carta, con cada dietario. Escribir debía ser una búsqueda de ese calor humano arrebatado, de ese amor del hogar que todo lo conforta. Esas cartas son auténticos tesoros, el testimonio de las almas abiertas sin máscara de ninguna clase. Me atrajo pensar cómo se estrecharían los lazos entre compañeros de trinchera, sus vínculos emocionales, esa dependencia afectiva unos de otros para sobrevivir a tan horribles circunstancias. Comprendí por qué se consideran hermanos, unidos de por vida a ese vínculo afectivo.

¿Le fue difícil ponerse en el lugar de Olcán Finnegan?
Nada difícil. Él me guió todo el camino. Él me explicó su historia, o mejor dicho, me cantó su canción.

¿Qué virtudes destacaría de él?
Su nobleza de corazón y espíritu. Incluso su ingenuidad. Esa capacidad para ver el lado bueno de todo y de todos, y para soñar en el futuro mejor, le permitió sobrevivir a tamaña tragedia. Su coraje y espíritu rebelde, indómito, eso lo llevó a convertirse en un héroe, por defender a los suyos. Más allá de los ideales, él, en quien cree, es en la gente.

Para algunos el proceder de Olcán no se entiende, otros sí lo hacen. ¿Cuál es su opinión?
Mi opinión es que a las personas buenas siempre les ocurre igual, actuando en modo correcto a lo mejor no consiguen contentar a todo el mundo, entonces quedan en tierra de nadie y reciben por todas partes. Parece ser que en este mundo es obligatorio tomar partido y solo el partido correcto es el que quiere el otro, según parece. Los individuos libres tienen este cargo añadido.

¿Debemos supeditar los ideales a vivir?
A mí me parece que el mejor ideal es el que te deja libre para vivir como quieras, sin hacer daño a nadie, pero vivir tu vida como tú quieras es fundamental y un derecho inviolable.

¿Debemos cumplir con nuestros sueños?
Ese es un derecho de nacimiento por el que hay que luchar con uñas y dientes.

¿Es su sueño vivir de la literatura?
Sí. Matizando la frase, mi sueño es “vivir en la literatura”. Es muy difícil vivir de ella, pero sí es posible vivir en ella.

¿Dónde se encuentra más a gusto, en la poesía, en el cuento, en la novela?
Todo es un complemento para lo mismo, liberar el espíritu de las cuatro paredes carnales que lo oprimen en su constante necesidad de expansión. El espíritu necesita volar, ir, ver cosas y regresar, y luego contar aquello que ha visto. En la novela, el viaje es tan largo e intenso que ciertamente es adictivo. Sí, yo me siento muy a gusto en la novela.

¿Y cuáles son las principales virtudes de Violet?
Violet es la mujer que mejor ha entendido a Olcán, mucho mejor que él mismo incluso. Es serena, inteligente y sacrificada, el bálsamo del espíritu atormentado. Su amor por Olcán lo redime.

¿Fue una persona adelantada a su tiempo y valiente?
¡Sí, ya lo creo! En aquella época uno, fuese hombre o mujer, vivía sujeto a la aprobación de la comunidad según esas reglas de moralidad no escritas y siempre asfixiantemente presentes. Exageradamente acentuadas en el mundo anglosajón. Mucho más las mujeres, pero como Olcán, Violet es rebelde, y su rebeldía es salirse de esas normas, y para ello había que ser muy valiente, en efecto.

¿Cuándo decidió presentar la novela al premio Playa de Ákaba?
Pues cuando lo convocaron, alrededor de mayo o junio de 2014, me llegó la noticia y pensé que de salir bien podía significar una buena oportunidad de dar a conocer mi novela. Como así ha sido, cosa que no me cansaré nunca de agradecer.

¿Qué ha supuesto para usted ganar este premio?
Todo. Aunque ya contaba con publicaciones, entrar a formar parte de los autores de Playa de Ákaba, ha supuesto un lanzamiento nacional y profesional. Para mí vital, pues me ha llevado a ser conocida en los círculos literarios hasta ahora, solo soñados.


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