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Claudia Piñeiro
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Claudia Piñeiro (Foto: Javier Oliaga)

Entrevista a Claudia Piñeiro, autora de “Una suerte pequeña”

“En la actualidad, nadie se hace responsable de nada”

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 13 de agosto de 2015, 10:52h
La escritora argentina Claudia Piñeiro consiguió gran repercusión en España con “Betibú”. Su nueva novela publicada por la editorial Alfaguara, “Una suerte pequeña” lleva camino de convertirse en otro éxito de ventas en las dos orillas del océano Atlántico. En Argentina ya lo está siendo y en España comienza ahora su andadura. Un país al que le gusta visitar y que a los pocos días de su llegada ya se mimetiza con el acento madrileño.
Claudia Piñeiro
Claudia Piñeiro (Foto: Javier Velasco Oliaga)
“Yo creo en el español como lengua, como forma universal y es tanto el español en Latinoamérica como en España, las pequeñas diferencias que tenemos en el habla o en la escritura se aceptan muy bien en todos los países de América. Las novelas de los escritores españoles se aceptan de buen grado y creo que en España ocurre lo mismo con las novelas del otro lado. Algo que no pasa con las traducciones al español de autores europeos”, razona con precisión la escritora nacida en el Gran Buenos Aires.

Una suerte pequeña” es la historia del regreso de la protagonista a unos orígenes de los que huyó hace veinte años, pero ya no es la misma. La que vuelve no es la que se fue en una huida irracional. La novela está escrita en primera persona. “No me gusta escribir en neutro, con un narrador omnisciente. Aunque, creo, el tono de mi nueva novela es mucho más aséptico que en Betibú”, explica con su dulce tono porteño. Aunque reconoce que comenzó a escribir la novela en tercera persona pero no funcionó como ella creía que debía hacerlo.

Esta novela supone “un punto de inflexión en mi escritura. En cada novela intento superar un nuevo escollo, un desafío, y en ésta creo que hay una narración más madura aunque el ritmo de la misma es parecido al de mis primeras novelas”, explica sosegadamente esta escritora que antes de dedicarse a la escritura desarrolló su profesión de economista, algo que se nota bastante ya que algunas de sus narraciones se desenvolvían en el ámbito financiero.

La muerte, los enigmas, la trama policial, siempre le han resultado temas atractivos, pero lo que más le atrae es el suspense policial que contenga un componente psicológico de sus personajes. “Para mí esto es un desafío muy fuerte”, remacha concisa. La psicología de sus personajes está presente en toda su novela. En ella habla sobre el dolor, el distanciamiento de las personas y en su opinión, para hablar de estos temas es mejor hacerlo en primera persona para que el lector empatice con el escritor, que llore al leer y se sienta liberado.

Otros temas fundamentales de la novela son la responsabilidad y la culpa de una situación. “En la actualidad, nadie se hace responsable de nada y si lo hace es un imprudente a los ojos de los demás. Pero sí echamos la culpa a los demás cuando queremos”, apunta categórica y añade “la culpa es guacha”, huérfana, como dicen en su tierra. Otro de los temas cruciales es la maternidad, la de ser o no ser madre que se puede hacer extensivo a los varones, la de ser o no ser padre. En su opinión, muchas personas no están preparadas para serlo.

Algunas de las novelas de Claudia Piñeiro han sido adaptadas al cine, pero cuando se pone a escribir no piensa en ello, aunque reconoce que es una persona muy visual y su escritura se resiente, “escribo muy visual”. Lo que sí sabe, cuando se pone a escribir, es el principio de la novela y el conflicto interno de los personajes. “El final suelo modificarlo de lo que tenía pensado y cuando acepto que puede haber otro final del primigeniamente pensado es cuando funciona la novela”, confiesa la escritora porteña.

Como economista que es, su conversación deriva hacia temas económicos, pero siempre procura que tengan que ver con la literatura. “La crisis económica del 2001 hizo mucho bien la literatura argentina, aunque parezca paradójico. Comenzaron a aparecer editoriales pequeñas y comenzaron a publicar a autores nuevos sin tener que pasar por las grandes editoriales del otro lado del océano. Esas editoriales independientes han hecho que las novelas sudamericanas fluyeran mejor entre los países americanos”, explica concentrada.

Si eso lo ve como positivo, también le parece bien lo que Argentina ha reflexionado sobre la memoria histórica de la dictadura militar. “Se está cuestionando mucho esa época y los jóvenes tienen una visión radicalmente diferente de los que sufrieron esa época. Lo ven desde la mirada de un niño”, reflexiona y agrega “todo en Argentina está mezclado y es el momento de verlo con una mirada diferente”. Para finalizar diciendo que “ahora a los jóvenes los veo menos preocupados con Borges y Cortázar. Ya los han superado, algo que no les ha ocurrido a sus padres”.


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