"El año que murió Franco", una reedición del libro que el periodista Pedro J. Ramírez publicó hace ya tres décadas; Franco y el III Reich, del catedrático y miembro de la Real Academia de la Historia Luis Suárez Fernández, que reúne en este volumen sus investigaciones sobre la figura del Caudillo; Mañana cuando me maten, del periodista Carlos Fonseca sobre los últimos fusilamientos del régimen; el ensayo Los mitos del franquismo, de Pío Moa, autor del bestseller Los mitos de la guerra civil; o 333 historias de la Transición, una original mirada a la época por la voz de RNE Carlos Santos.
El año que murió Franco es un largo reportaje en el que la voz de los protagonistas –los últimos fusilados– y los documentos relativos a su trágico final hablan por sí solos, como si el propio narrador, Pedro J. Ramírez, actual director del periódico El Español, no existiera. Un intento de probar que la reconstrucción de la realidad puede proporcionar elementos narrativos tan dramáticos como la ficción.
Los mismos hechos narra desde otra perspectiva Fonseca en Mañana cuando me maten, que toma su título del comienzo de una de las cartas de despedida que los condenados ―Xosé Humberto Baena, José Luis Sánchez-Bravo, Ramón García Sanz, militantes del FRAP; y Jon Paredes, Txiki, y Ángel Otaegui, de ETA― escribieron a sus familiares en la víspera de su muerte la madrugada del 27 de septiembre de 1975 en el postrer intento del régimen por prolongar el franquismo sin Franco. El periodista Carlos Fonseca recupera este episodio con el testimonio de los protagonistas, sus familiares, amigos, abogados y compañeros de militancia, y con documentación inédita sobre los pormenores que rodearon las últimas penas de muerte en España.
Precisamente tras cuatro décadas de investigación, el historiador Luis Suárez publica su trabajo Franco y el III Reich, donde explica, sin juzgar, cómo fueron las relaciones entre los regímenes de Franco y Hitler, desmintiendo la interpretación imperante hoy en día en la que se muestra a nuestro país como un mero satélite del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. El autor expone además, en un alarde de independencia, otras grandes diferencias entre ambos personajes.
En esa línea, Los mitos del franquismo trata de responder a muchas preguntas sobre el régimen para desmontar los tópicos falsos, consagrados a lo largo de los años como verdades. «La actitud académica hoy prevalente oscila entre la aversión sin fisuras al viejo Caudillo y su minoración como pequeño dictador con logros interesantes, pero en esencia cruel, vulgar y mediocre. A mi juicio el hecho de haber vencido durante cuarenta años, militar y políticamente, a todos sus enemigos, sorteando peligros realmente letales, y el propio odio que le ha sido tributado, excluye el calificativo de mediocre y demanda una aproximación más ponderada. Por todo ello creo necesario aplicar el bisturí de la crítica a los temas fundamentales del franquismo y el antifranquismo», dice Pío Moa.
333 historias de la Transición muestra una perspectiva diferente a otros trabajos sobre el tránsito de la dictadura a la democracia en España. «La Transición se hizo en los bares, en las aulas, en las parroquias, en las camas… más que en los despachos de los políticos. Fue un logro de personas comunes, no de políticos o periodistas. Y no fue solo un tránsito político, sino cultural, sentimental y social», sentencia Carlos Santos, quien recoge testimonios de un nutrido grupo de personas que vivió «la verdadera muerte de Francisco Franco».
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