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Reino de Cordelia publica "A la altura de las circunstancias" de Manuel Azaña

Escritos sobre la Guerra Civil con edición a cargo de Isabelo Herreros y José Esteban

martes 15 de marzo de 2016, 14:51h
A la altura de las circunstancias
A la altura de las circunstancias

A 80 años del estallido de la Guerra Civil Española, la visión de Manuel Azaña sobre aquella tragedia continúa siendo sorprendente, brillante y misteriosamente ecuánime. En esta segunda antología del pensamiento del gran intelectual español, dirigida por el editor José Esteban —en este caso elaborada por Isabelo Herreros—, se analizan las causas que llevaron al alzamiento militar, la crueldad de los sublevados, pero también los errores de su propio bando republicano.

«Lo que me ha dado un hachazo terrible en lo más profundo de mi intimidad, es, con motivo de la guerra, haber descubierto la falta de solidaridad nacional. A muy pocos nos importa la idea nacional, pero a qué pocos. Ni aún el peligro de la guerra ha servido de soldador. Al contrario: se ha aprovechado para que cada cual tire por su lado», dice Azaña en una de sus frases célebres. Ácido, ingenioso, en ocasiones cruel, pero siempre inteligente, en este libro repasa la actuación de los intelectuales, los políticos y los militares, siempre defendiendo el concepto de patria y con un cariño desbordado hacia España.

Manuel Azaña (Alcalá de Henares, 1880 - Montauban [Francia], 1940). Fue político, periodista y escritor, galardonado en 1929 con el Premio Nacional de Literatura por su biografía La vida de Juan Valera. Su obra más conocida es La velada en Benicarló (1939), una reflexión sobre las causas y desenlace de la guerra civil española que supone su testamento político. Huérfano de padres, estudió Derecho interno en los agustinos de El Escorial, período que rememoró en su novela El jardín de los frailes (1927), y se licenció en la Universidad de Zaragoza con la calificación de sobresaliente, la misma que obtendría al doctorarse. Miembro de la Academia de Jurisprudencia desde 1899, en febrero de 1911 anunció su ideario político con la conferencia El problema español, donde ya establece la relación inseparable entre democracia y cultura. En 1912 es elegido secretario del Ateneo de Madrid y se afilia al Partido Reformista de Melquíades Álvarez. Sus fracasados intentos por salir diputado en 1918 y 1923 le permiten desarrollar su vocación como crítico y escritor; de esa época son las colaboraciones periodísticas recogidas en Plumas y palabras (1930), La novela de Pepita Jiménez (1927), Valera en Italia (1929) y el drama La Corona (1930). Con el golpe de Estado de Primo de Rivera abandona en 1923 el Partido Reformista, un año después de declara abiertamente republicano y en 1925 funda Acción Republicana y es elegido presidente del Ateneo. Proclamada la Segunda República, asume la cartera de la Guerra y en octubre de 1931 reemplaza a Alcalá Zamora en la presidencia del Gobierno, cargo en el que permanecerá hasta 1933 y al que regresará en 1936, ya como principal impulsor del partido Izquierda Republicana. Poco después asume la presidencia de la República.

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