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Carlos Díaz Domínguez
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Entrevista a Carlos Díaz Dominguez, autor de “La menorah de Petra”

“Las religiones son creencias de por vida”

Por Javier Velasco Oliaga
miércoles 14 de diciembre de 2016, 07:07h

La menorah de Petra” es la última novela del escritor Carlos Díaz Domínguez. En esta ocasión, el autor ha decidido autoeditar la novela tanto en formato digital como en papel y esa experiencia no ha podido salirle mejor ya que se ha colocado en los primeros puestos de ventas. La novela es un thriller trepidante localizada en unas excavaciones de la UNESCO en la ciudad jordana de Petra. Allí los protagonistas vivirán un choque de culturas donde las pasiones se desbocarán.

  • Carlos Díaz Domínguez en Petra

    Carlos Díaz Domínguez en Petra

La menorah de Petra
La menorah de Petra

La menorah de Petra” es la sexta novela del escritor madrileño que además tiene otras dos novelas cortas y varios relatos publicados en diversas antologías. En la novela, la tensión se palpa desde la primera página hasta la última. Si tuviésemos que encuadrar su novela en algún género lo haríamos en el de thriller histórico, donde personajes ficticios conviven con personalidades históricas, lo cual da una dimensión muy atractiva a la trama, ya que ésta se desarrolla durante la Guerra de los Seis Días en Jordania. Aventuras, pasiones desbocadas, misterios y sentimientos se dan cita en una obra que consigue mucho más que entretenernos. Carlos Díaz Domínguez nos cuenta en la entrevista algunos de sus secretos, como siempre se reserva otros para que el lector tenga que descubrirlos con la lectura de su novela.

¿Cómo lo surgió la idea escribir el libro “La menorah de Petra”?

El germen apareció después de un viaje a Jordania. Duró solo una semana pero una semana muy intensa porque viajé sin un grupo organizado, por nuestra cuenta, y así nos metimos mucho más en el país y en su gente. De regreso a España pensé que un lugar tan fascinante como Petra se merecía una novela.

¿Cuántas veces ha visitado Petra?

Solo una vez, pero la vimos muy bien. Pasamos día y medio entre aquellos restos de una civilización que desapareció hace más de mil quinientos años, subiendo y bajando por sus montañas y disfrutando con cada ángulo.

¿Cuánto tiempo ha tardado en documentarse para escribir la novela? ¿En cuánto tiempo la ha escrito?

El período de documentación fue de seis meses, más o menos. Después vino la creación, que duró muy poco, solo 19 días (en ese tiempo escribí el 75 % de la novela). Luego hubo que ampliar, que quitar, que reforzar, que mejorar, que repasar… Eso fueron otros seis meses.

Petra es una de las ciudades más enigmáticas del mundo. ¿Es eso precisamente lo que le ha atraído para escribir una novela localizada en la ciudad nabatea?

Bueno, no solo para mí, sino también para la UNESCO, que la declaró en 2007 una de las Nuevas Maravillas del Mundo Moderno, amén de Patrimonio de la Humanidad. Es un lugar que fascina a todas las personas que lo conocen, en eso no hay discrepancias.

Hubo algún acontecimiento real que haya utilizado en la novela, además de la Guerra de los Seis Días.

La novela ocurre durante esos días, y en la misma, junto a personajes de ficción, aparecen personajes reales que vivieron aquellos sucesos: Golda Meir, Hussein de Jordania, Nasser…

La novela comienza con varias tramas de cómo se van seleccionando los integrantes del equipo de arqueólogos de la UNESCO que viajaran a Petra. Todas esas tramas van confluyendo en una única trama. ¿Se mantiene mejor el interés del lector cuando ocurre esto?

A mí me gusta hacerlo así. Se trata de ir presentando a los personajes dentro de un ambiente distinto del que luego se moverán, así podemos ir anticipando sus reacciones. Lo que no sabremos es cómo se relacionarán entre sí, siendo ese uno de los elementos claves de la trama, la relación de los arqueólogos entre ellos. No nos olvidemos que la excavación no deja de ser una excusa para adentrarnos en sus personalidades, verdadero objeto de Le menorah de Petra.

¿Qué cree que es lo que más le puede llamar la atención al lector de la novela?

El conocimiento del lugar, las relaciones entre los árabes y los israelíes, y el conocimiento de sus puntos de vista, dado que en la trama se mezclarán personas con intereses contrapuestos. Lo que seguro que les llamará mucho la atención, porque así se me está diciendo, es el final. Terminarán el libro y seguirán con la trama durante un tiempo posterior.

¿Qué destacaría cómo más original de la novela?

La novela tiene dos claras novedades. Por un lado que es la primera que se ambienta en Petra. Jamás hasta La menorah de Petra nadie había enclavado en la capital del reino nabateo una historia de ficción. La segunda es que tampoco nadie había novelado unos hechos imaginarios mientras está sucediendo un conflicto armado tan fugaz como fue la Guerra de los Seis Días, momento del que me sirvo para tensar las relaciones personales al máximo.

¿Cómo es capaz de mantener la intriga hasta la última página?

Aguantando el desenlace hasta el final. Creo que es en la novela donde la solución se ofrece más tarde. El lector no sabrá hasta dos páginas antes de terminar qué es lo que va a suceder con el verdadero eje de la novela. De ahí que cuando cierre el libro o apague el ebook tendrá que tomarse unos minutos para respirar y tranquilizarse (como me pasaba a mí cada vez que afrontaba el repaso de los últimos capítulos)

En el libro habla sobre la convivencia de religiones. ¿Cree que se ha solucionado dicha cuestión o sigue latente como en el tiempo en que discurre la novela?

Las religiones son creencias de por vida, y hoy en día el asunto (que no quiero decir problema) sigue igual que hace cincuenta años y dentro de otros cincuenta seguirá igual. Pero los problemas (ahora sí utilizo la palabra) que se viven en la zona no van tanto por el asunto religioso sino por la creación de un Estado, el de Israel, en un territorio que, a juicio de los palestinos, les pertenece.

En “La menorah de Petra” hay historias de amor, aventuras, enigmas históricos, etc. ¿Cree que todos estos elementos juntos hace a la novela más interesante?

Por supuesto. Eso justo es lo que busca, buscamos, los lectores de novela. Las relaciones humanas dentro de una trama de ficción es aquello de lo que queremos ser espectadores. Si no hay un porcentaje, aunque sea pequeño, de esos ingredientes, el guiso estará incompleto.

Los personajes de su novela son en ocasiones crueles, en otras bondadosos con grandes ideales. ¿Le gusta marcar esas diferencias entre ellos?

Una novela es un espacio narrativo muy corto, y los personajes hay que describirlos con relativa rapidez. Además, hay que huir de la gama de grises, hay que acentuar sus virtudes y sus defectos, hay que “caricaturizar” sus conductas porque el lector busca amar u odiar a un personaje, pero nunca busca la indiferencia. Un libro con personajes insípidos no gusta a nadie.

¿Con qué personaje ha disfrutado más escribiendo el libro?

Con varios. Me ha gustado mucho Araceli, la protagonista, pero también me he movido con mucha comodidad con Raquel, con Giampiero y, de los personajes reales, me han gustado mucho Golda Meir y el rey Hussein.

Algunas de sus novelas discurren en el periodo de la dictadura franquista. ¿Cree que quedan muchos acontecimientos de aquella época sin tratar?

Muchísimos. Desde el final de la guerra hasta la muerte del dictador pasaron 35 años en los cuales tanto en el mundo como en España pasaron muchas cosas y, para ser una época relativamente reciente, las lagunas informativas generales son enormes. Se sabe muy poco, parece que es un período que hemos querido enterrar y no debería ser así. De hecho, tengo en proyecto una novela ambientada también en esa época.

¿Cree que los años sesenta en España están poco tratados?

Sí, de hecho, tenemos libros de historia pero no narrativa que abarque esos años. La menorah de Petra sucede en 1967 y nadie antes había tratado las relaciones del Régimen con el nuevo estado judío. Aquello daría para mucha literatura.

Usted ha sido un autor que ha publicado en varias editoriales, como Ediciones B, ahora ha emprendido el camino de la autoedición. ¿Cómo ha sido la experiencia?

De momento está siendo muy buena. La autoedición permite organizar al autor todos los aspectos de la novela: título, portada, contenido, distribución, promoción… En una editorial estás a lo que esta determine en cada momento. Con la autoedición, el verdadero protagonista es el autor. Hoy por hoy no me planteo publicar con una editorial, prefiero moverme solo y tener como único foco la satisfacción del lector.

¿Cree que se abren nuevas posibilidades para los escritores con la publicación independiente en digital y en papel?

Muchísimas. Lo que ocurre es que se puede cometer el error de bajar el listón de la calidad, que es lo que jamás hay que hacer. Hay que respetar al lector porque ha tenido la inmensa deferencia de seleccionarnos entre las muchas alternativas que se le ofrecen, y no le podemos defraudar, de ahí que nuestros trabajos busquen la excelencia técnica.

¿Qué valor le da a las redes sociales, usted que la maneja tan bien, para la promoción de sus libros?

Las redes sociales han llegado a nuestras vidas y no parece que sea para permanecer en ellas de forma transitoria. La necesidad de comunicación es algo consustancial con el ser humano y gracias a Facebook, Twitter o Instagram podemos transmitir nuestros sentimientos e inquietudes a los demás. De ahí que la presencia en las RRSS sea imprescindible para que te conozcan. Yo las entiendo como una herramienta de interactuación con el lector, y siempre, siempre, les respondo y les atiendo. Por supuesto.


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