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"La sima" de José María Merino o el viaje al fondo de la memoria histórica

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
La sima
La sima

La sima de José María Merino es la gran novela que se ha escrito sobre la Memoria Histórica. Hasta ahora esta ley se había tratado en los periódicos y ha servido de enfrentamiento entre las dos facciones antagónicas, que pese a los años pasados desde el final del conflicto, sigue latente en la sociedad española. Con esta obra el autor se enfrentan a una reflexión más serena, rigurosa y equidistante de nuestra memoria. Quizá no sea el libro definitivo, pero sí un libro necesario para poner distancia entre ambos bandos y para pensar ecuánimemente sobre los asesinados en la Guerra Civil Española.

Después de todos estos años pasados parece que no hubiese hecho mella en el odio de los habitantes de las dos españas o como escribió Manuel Azaña: el odio inextinguible azota a los españoles. El protagonista Fidel, el nieto de la tía Ramona, llega al pueblo de su familia para estar presente en los trabajos de búsqueda de los cuerpos de unos asesinados en la contienda del 36. Casualmente esos cuerpos, según los lugareños, fueron arrojados a la sima de Montiecho por orden del abuelo del protagonista. Ahora era la oportunidad para verificar si esas habladurías, según su propio abuelo, eran ciertas o no.

Esta trama da pie a un estudio profundo de las guerras fraticidas que han asolado España a lo largo de su historia. Pero el protagonista, aun comentando todas esas luchas, está centrado en su tesis doctoral, que compara los acontecimientos de la Primera Guerra Carlista con los de la Guerra Civil, y en ese afán, muy español, del odio y el enfrentamiento entre hermanos que desemboca en una guerra fraticida y cruel. La diferencia entre estas dos guerras es muy significativa. En la primera el triunfo de los liberales dio paso al perdón y a la amnistía; en el segundo caso el triunfo de Franco dio paso a una represión, probablemente sin parangón en el mundo actual, que no permitió una verdadera reconciliación, que no llegaría hasta el comienzo de la democracia.

La tesis del protagonista es que para llegar a esa verdadera reconciliación hay que enterrar bien a todos los muertos, los de uno y otro bando, pero por desgracia todavía quedan cuerpos mal enterrados en cunetas, tapias de cementerio o en simas, como el propio nombre de la novela indica. El otro leit motiv de la tesis del protagonista es el odio, “el odio como un elemento sustantivo de nuestra historia particular” (pág. 78). Garnacha, uno de los amigos del protagonista que vive con él, es muy claro cuando afirma que “en mi tierra el odio es una sustancia palpable como el dirimir” y más adelante recalca que “tenemos una tendencia autodestructiva”.

Fidel es una persona desclasada, debido a las vicisitudes trágicas que su vida le ha deparado. Huérfano en su infancia, es acogido por sus tíos maternos. Un desgraciado suceso con una prima hace que le echen de ese hogar provisional y sea acogido por sus abuelos. La repetición del mismo hecho, pero ya al final de la adolescencia, hace que comience una vida solitaria, primero en una residencia y luego con unos amigos en Madrid. Sufre dos intentos de asesinato en distintas situaciones. Un intento de suicidio es el resultado de una vida difícil que ha tenido.

Escrito el libro en primera persona, hace que tenga una vivacidad impactante, aún en los momentos más reflexivos de la acción. La trama se mueve en tres tramos diferenciados pero unidos por los acontecimientos. El primero es en la época actual, hace aproximadamente cinco años, en la que va contando su motivaciones personales para escribir su tesis doctoral y la situación personal en la que se encuentra. El segundo son los recuerdos de su vida, comenzando por los acontecimientos de su infancia, la muerte de sus padres, pasando por su adolescencia, sus devaneos sexuales con su prima Puri, las consecuencias que eso acarrea, sus estudios, que sufren un cambio de rumbo, pasando de la educación a iniciar sus estudios de historia, su viaje a Perú, su regreso, sus problemas ideológicos con sus amigos y con las mujeres.

El tercer plano es su diálogo interior que mantiene con la doctora Valverde, que le trata de su depresión. Con don Cándido, profesor en su adolescencia que se convierte en mentor y en una fuente inagotable de consejos. Con el profesor Verástegui, director de su tesis y auténtica conciencia de su trabajo de investigación y con su diario, que es su “escritura terapéutica”, su forma de poner sus sentimientos en orden.

La sima
es pues una novela actual, realista, rigurosa, muy bien escrita, que no deben perderse si quieren llegar a conocer, no sólo una parte nuestra historia, sino las motivaciones de la misma, tratada de forma rigurosa, equidistante y lo más objetiva posible. En ella muchos de los fantasmas del autor son traídos a unas páginas llenas de dinamismo que nos sorprenden en muchísimas ocasiones y que termina con un final diferente y original, aunque a la postre esperado y deseado. Las obras de Merino son un sinónimo de calidad.


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