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Entrevista a Amalia Lafuente, autora de "Terapia de riesgo"

"La literatura médica es un déficit que tiene la literatura de nuestro país"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Terapia de riesgo es la segunda novela de la catedrática de farmacología Amalia Lafuente. Se trata de un libro fascinante que combina la intriga con la reflexión perspicaz sobre la ambición desmesurada de los investigadores, la obsesión por el envejecimiento y el culto al cuerpo.

En una entrevista con la autora, hemos hablado acerca de muchos de los temas que surgen en la novela como el actual estado de nuestra sanidad, los ensayos científicos, las nuevas terapias antienvejecimiento o la novela negra de tema médico en España. 

¿Qué le llevó a escribir Terapia de riesgo?

Yo empecé en la actividad literaria con Código genético y a partir de ese momento yo decidí que quería escribir novelas, pero dentro de eso, de ese campo literario, iba a explotar más la parte de la literatura médica porque creo que es un déficit que tiene la literatura de nuestro país. Nuestro país tiene muchas series médicas de televisión que tienen mucho éxito, pero en cambio, en la parte literaria, hay una falta de autores españoles. Por esa razón, pensé que podía contribuir a este género con mis novelas.

Dentro de Terapia de riesgo, también me adentré en la novela de misterio, lo cual también era un reto porque técnicamente eso de poder ir enlazando enigmas que se vayan resolviendo a un ritmo creciente y con una tensión que cada vez vaya siendo mayor era un reto que me gustó poder afrontar.

¿Qué ha sido lo que ha encontrado más complicado al escribir una novela negra?

Escribir novela negra es muy complejo, sobre todo porque cuando vas avanzando en la escritura de la novela y luego quieres cambiar alguna cosa estás moviendo una gran serie de piezas, por lo que has de ir con cuidado. Es muy complejo, pero intelectualmente es muy atractivo.

En la novela aparece en centros sanitarios concertados. ¿Cómo separan la parte pública y la privada? ¿Es muy complicado?

Este es un recurso que hoy en día la sanidad pública tiene que considerar, porque supone una financiación adicional. Lo que se suele hacer es que divide por franjas horarias al personal. Por ejemplo, dedican la mañana a la actividad pública y la tarde a la actividad privada. Todo ello se lleva a cabo con un control financiero y económico muy escrupuloso. Lo que pasa es que existen zonas de ambigüedad: el paciente se te puede poner malo por la mañana y no puedes decirle "oye, espérate a que venga por la tarde". Por eso, estos centros deben tener unos muy buenos sistemas de urgencia para responder estas situaciones. Si se organiza bien, se puede hacer. También hay que confiar en la honestidad del personal y que no se generen transvases entre uno y otro sistema.

¿Cómo logran estos centros atraer pacientes a la zona privada?

Al contrario a como sucede en algunas ocasiones de la novela, normalmente los pacientes que pasan a la parte privada lo hacen voluntariamente, sin ningún truco subyacente. Una de las formas para traer pacientes es la lista de espera. En la clínica privada no hay lista de espera y el tratamiento es mucho más personalizado. Eso no tiene por qué ser malo. Hay personas que consideran que la atención sanitaria debería ser así y están dispuestos a pagar por ello. Además, la calidad debe ser igual en los dos sitios. De hecho, en España hemos pasado por diferentes etapas. Antes, la medicina privada era la buena y los hospitales públicos eran de beneficencia. Hace unos años, esto dio un vuelco cuando se jerarquizan los hospitales y la buena medicina pasó a hacerse en los hospitales públicos y la sanidad privada sólo se ocupaba de clínicas de segunda. Y ahora estamos en una fase en la que incluso son los mismos médicos los que trabajan en la sanidad pública y la privada, por lo que no hay prácticamente ninguna diferencia y ambas tienen una excelente calidad.

¿Cómo diría que está actualmente la sanidad pública?

Yo creo que tenemos una sanidad pública que está muy bien organizada. Los servicios son de primer nivel. Además, en algunas especialidades estamos en las primeras posiciones de Europa. Se ha conseguido en pocos años hacer un salto cualitativo muy importante. En los últimos años, con los recortes, muchos sanitarios estamos pensando que esto puede afectar de manera irreversible a los logros que se han conseguido y seguro que alguna cosa se verá afectada, pero de momento la parte troncal de la sanidad no se ha visto afectada.

¿Hasta dónde influyen las decisiones políticas en sanidad?

La sanidad se ve muy influida por la política porque son recursos económicos. Una gran parte de los presupuestos se va en sanidad. Cualquier modificación sobre esos presupuestos de cualquier resolución política puede afectar de una forma muy importante a la sanidad. Yo creo que la política marca todo: marca las prioridades, marca los medicamentos que entran en la seguridad social...

¿Cuáles son los principales problemas con los que se encuentra la investigación científica en España?

Hay muchos. Digamos que somos un país que dedica pocos recursos a la investigación y esto produce que haya pocos grupos limitados que puedan dedicarse a ella. En segundo lugar, la investigación debe ser competitiva a nivel mundial, lo cual es muy complicado. Que algún día lleguemos al nivel de, por ejemplo, EEUU es una utopía, no sólo por inversión, sino también por estructura del país. En EEUU, la investigación es negocio porque tienen una industria que consume: la industria compra patentes, la industria contrata a los becarios para sus departamentos I+D... Nosotros somos un país más de servicios y tenemos poco tejido industrial, por tanto, esto también condiciona a nuestra producción científica porque prácticamente nadie va a poder aprovecharse de esa investigación. Pero también hay problemas de investigación a nivel mundial y todo esto sale en la novela. A diferencia de código genético, donde me he centrado más en los problemas sociológicos de la investigación, aquí se tratan los problemas de fondo y uno es que a nivel mundial se está planteando que a pesar de la inversión que se está haciendo en investigación, no se están consiguiendo adelantos significativos en tratamientos de enfermedades y ahí se está planteando que la investigación, de alguna manera, no está dando respuesta. Se está debatiendo cuáles son los procedimientos experimentales más adecuados, ya que del animal no siempre se puede extrapolar al ser humano y que quizá se deban buscar otros modelos alternativos, que las restricciones para trabajar con humanos son excesivas y que por tanto se deberían aflojar o relajar para poder trabajar más fácilmente con pacientes... También hay muchos experimentos que no se han vuelto a replicar desde la primera vez que se consiguieron, hay presiones importantes sobre los grupos de investigación... Por tanto, podemos ver que hay muchos problemas tanto en España como en el resto del mundo.

¿Ha conseguido la investigación en España algún logro relevante?

La investigación es como un gran mosaico en el cual cada uno va aportando piezas pequeñitas que van encajando y cuando tienes toda una superficie, después se van creando una segunda, una tercera... capas sobre ella hasta dar lugar al descubrimiento. Igual, descubrimientos relevantes como tales no tenemos, pero sí hemos aportado nuestro grano de arena a muchos grandes descubrimientos que se han producido a nivel mundial. Nosotros contribuimos con pequeñas piezas, pero siempre tenemos la esperanza de que dichas piezas sean algún día importantes y críticas para un nuevo descubrimiento. Además, actualmente, gracias a la literatura científica estos pequeños logros pueden ser compartidos en todo el mundo y que la ciencia pueda avanzar mucho más deprisa.

¿Cómo es de estricta la regulación de las investigaciones científicas?

Los ensayos clínicos dependen mucho de los comités de ética estos comités varían. Dependiendo de la zona de España en la que estén, son más o menos estrictos, y dependiendo también del tema. Hay zonas de España que son más reticentes, que exigen un consentimiento informado muy detallado en el que una persona dona su muestra de sangre en exclusiva para ese estudio en concreto y que si se modifica o se añade algo, hay que pedir un nuevo consentimiento. En general, en todo el mundo hay un acuerdo bastante global acerca de la regulación de estos ensayos y todos ellos están muy controlados, sobre todo en los países occidentales.

¿Cuáles han sido los avances más importantes en el estudio de las terapias antienvejecimiento?

En relación a este tema, la novela pretende ser una novela de mucha actualidad porque recoge una revisión de cómo están todas estas investigaciones. La verdad es que me ha sorprendido ver lo avanzadas que están. En múltiples líneas de investigación, los fármacos ya se están ensayando en humanos.

Fundamentalmente, hay tres temas más importantes en relación con este tipo de tratamientos: el tratamiento con células madre, la telomerasa (cuya manipulación puede hacer que las células sean inmortales) y las sirtuinas, las cuales se activan de forma fisiológica con el ejercicio físico, la restricción calórica y el resveratrol del vino, pero que se están investigando para desarrollar algún fármaco que pueda activarlas.

¿Cuáles son los principales riesgos que puede entrañar la cirugía estética, como método ampliamente utilizado para disimular el envejecimiento?

Cualquier intervención quirúrgica conlleva unos riesgos por la anestesia o por las posibles complicaciones como hemorragias e infecciones. Todo es delicado. Hay que llamar la atención sobre esa visión de la banalización de la cirugía, ya que no es una cosa inocua. Además, dependiendo de la región que se opere, habrá algunos riesgos específicos para cada una de ellas.

¿Podemos esperar alguna nueva novela?

Yo continuaré con la novela médica porque creo que es, como digo, un tema que gusta a la gente, sobre todo porque los hospitales son como una miniatura de la sociedad, pequeñas ciudades donde los conflictos personales se hacen muy intensos porque están en un entorno en el que conviven la vida, la enfermedad y la muerte. Y eso es muy atractivo. La gente tiene curiosidad acerca de lo que pasa dentro de los hospitales, qué hay detrás de esas puertas en las que pone "sólo para personal sanitario", cuáles son los conflictos personales y profesionales de los médicos, cómo es entrar en un quirófano, cómo funcionan los tratamientos pasados en células madre... Todo ello es un gran desconocido para el lector y esta novela le permite conocer todos estos nuevos escenarios de la medicina actual.

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