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Fernando y Marios Tascón
Fernando y Marios Tascón (Foto: Javier Oliaga)

Mario y Fernando Tascón presentan su novela "La Biblia bastarda" en la Biblioteca Nacional de España

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Cuando el día de Reyes del año pasado Mario Tascón le contó a su hermano menor Fernando Tascón la anécdota que le habían contado en una librería de viejo de Madrid, le pareció que ahí podía haber una buena historia. Y así fue, investigaron todo lo que pudieron en la Biblioteca Nacional de España y poco más de un año después dieron a la luz su novela "La Biblia bastarda", una mezcla de thriller y novela histórica que dará mucho que hablar.

En esa librería, el dueño le enseñó una carta de unos británicos que en 1933 escribieron al diario "La Voz", quejándose por no ser mencionados por el periódico en el proceso de compra del Códice Sinaítico por parte del Museo Británico, que pagó a José Stalin la astronómica cifra de 100.000 libras esterlinas por el códice. Hoy en día esa cantidad correspondería a unos seis millones de euros, lo cual no está nada mal para los tiempos que corren.

El año en que discurre la novela es 1934. Acababan de ganar las elecciones los partidos de centro y derecha. Alejandro Lerroux dirigía el gobierno de la República, el político radical aparece como protagonista en la misma, en un tiempo denominado por las izquierdas "el bienio negro".

Entre códices bíblicos y facsímiles olvidados se presentó hoy en la Biblioteca Nacional de España la primera novela de los hermanos Mario y Fernando Tascón, en la cual han mezclando la realidad con la ficción en el "turbulento" Madrid de la República, protagonizada por espías, periodistas, sacerdotes y empresarios. Se hizo allí porque gran parte de la trama se desarrolla en los majestuosos salones de la biblioteca que, por cierto, cuando se acercaron los hermanos Tascón a consultar el códice les dijeron que ellos no tenían ese libro.

"Tenemos mucho fondo catalogado, pero aún hay demasiadas fichas antiguas que vamos modernizando poco a poco", se defiende la bibliotecaria doña Teresa con mucho gracejo y muchas tablas. Explicó a los periodistas cómo realizaban el trabajo y las complicaciones que sufrieron para hallar esos códices antiguos que están catalogados de manera manual y permanecen bien custodiados en sala de Libro raros.

Como el Códice Sinaítico está en el Museo Británico, los autores tuvieron que consultar un facsímil que se encuentra en Madrid, "hay varios facsímiles en distintas bibliotecas europeas", nos recuerda la eficiente bibliotecaria que con paciencia va mostrado el códice, que está editado en cuatro volúmenes. Nos hace observar que los prólogos de todos ellos están escritos en latín y tienen una estructura parecida a la de los papiros, "siguen la pauta de los rollos de manuscritos", especifíca.

El Códice Sinaítico es la Biblia más antigua que se conoce. Escrita en el siglo IV, se mantuvo escondida en un convento hasta el siglo XIX. Fue Constantino von Tischendorf, erudito alemán, quien lo descubrió en el monasterio de Santa Catalina, en el monte Sinaí y bajo patrocinio del zar de Rusia. ¿Por qué estuvo tanto tiempo escondida? Ese es uno de los misterios que intentará desentrañar el libro.

Los autores se mostraron "muy agradecidos" con la Biblioteca Nacional porque les "encontraron y facilitaron" un facsímil del códice, que como hemos dicho antes no estaba catalogado. De ahí que les hiciese una especial ilusión presentar el libro en un recinto tan señorial. Es uno de los templos de la cultura que hay que cuidar y mimar.

La trama va alternando capítulos entre ese Madrid republicano que tan bien pintó Josep Pla con otros que suceden en la Rusia de los zares. La historia la cuenta el periodista vocacional Emilio Ruiz, que antes había sido barbero, camarero y otros oficios a cual más extravagante. Ese acervo popular le llevó a trabajar en La Voz, periódico dirigido a las clases populares que había fundado José Nicolás de Urgoti, el mismo editor que El Sol y dueño de la editorial Calpe, que absorbería Espasa. La misma editorial que pertenece ahora al grupo Planeta, justamente la misma que edita el libro. ¡Las vueltas que da la vida1

Ese Codex Sinaiticus es un documento que tiene divergencias acerca de la verdad oficial sobre Jesucristo. De ahí que otras biblias como la vaticana o la alejandrina entrasen en conflicto con ella. De hecho, los autores intentaron consultar el Codex Vaticanus y no les dejaron. En el siglo XIX, "la publicación de la Biblia Sinaítica ayudó mucho a que se publicase con más rapidez la Biblia Vaticana", señala Mario Tascón en la presentación del libro a los medios de comunicación.

"Se trata de una trama muy interesante y muy desconocida en España", asegura Fernando Tascón quien dice que "se han hecho muy pocas investigaciones en España sobre los distintos códices y sobre la Biblia y hemos tenido que recurrir a fuentes inglesas y alemanas para documentarnos".

"El proceso de escritura ha sido muy divertido", dijeron. Aunque Mario se ha centrado más en la parte de la documentación y Fernando en la parte de intriga de la trama de la República aunque se han intercambiado los papeles; de hecho, la "escritura a cuatro manos" ha sido muy original y novedosa, como podrán leer en la entrevista que próximamente publicaremos.

Han querido que el protagonista volviera a "abrir" las puertas del histórico diario madrileño "La Voz" para dar así, dicen, "un homenaje" al periodismo no partidista que practicaba ese periódico. Estuvo dirigido por el periodista granadino Enrique Fajardo, conocido como Fabián Vidal, y su redactor jefe será Manuel Bueno, que será reemplazado por Benito Artigas Arpón en 1931, cuando el diario cambie de manos empresariales.

En su excelente nómina de redactores y colaboradores se encontraron Luis Araquistain; Tomás Borrás, encargado de la crítica teatral y cinematográfica; Enrique Díaz-Canedo, de la literaria; Nilo Fabra, con el seudónimo El espectador, de la de tribunales; Ángel Galarza, con el de Modestino, de la municipal y judicial; Maximiliano Clavo, con el de Corinto y oro, de la taurina; Ricardo Gutiérrez Abascal, con el de Juan de la Encina, de la crítica de arte. José Joaquín Sanchís Zabalza fue el encargado de la sección de economía y finanzas y Andrea Mersae fue su corresponsal en París. En su nómina también estuvieron Luis Bello, Eduardo Gómez de Baquero (Andrenio), Luis Blanco Soria, Antonio Cacho Zabala, Alberto Insúa, Antonio Botín e Irene de Falcón, corresponsal en Londres del diario y protagonista de la novela, así como Ortega, Maeztu o Pérez de Ayala.

Puede comprar el libro en:

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