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"Kika, nada pasa hasta que pasa", de Leticia Ortiz, una novela que provoca el estímulo más reconfortante que se puede generar en nuestro organismo: la risa

Por Briseida Zenobia
sábado 21 de marzo de 2020, 10:43h
Kika, nada pasa hasta que pasa
Kika, nada pasa hasta que pasa

Desternillante es el adjetivo más apropiado para definir la novela que acaba de publicar la editorial Arcopress, Kika, nada pasa hasta que pasa. Una obra de Leticia Ortiz, escritora sagaz e ingeniosa que maneja con destreza los rudimentos de la comedia hasta el punto de provocar el estímulo más reconfortante que se puede generar en nuestro organismo: la risa.

Calificada de romántica y realista esta novela recrea una trama con dos historias paralelas que se mezclan entre sí, provocando momentos de mucha comicidad protagonizados por estereotipos incalificables que, sin necesidad de entrar en escena, ya aseguran por su forma de ser la sonrisa del lector y de la lectora, cuanto más, cuando comienzan a interactuar con diálogos de fuego cruzado en situaciones que no por ser cotidianas están exenta de gracia.

Y es que Kika tiene muchos frentes abiertos. Hija de padres separados, vive con su madre y con su gato, que lejos de ser un simple minino es un personaje determinante que la aconseja en momentos cruciales de su vida. Por su parte, su padre es un médico un tanto excéntrico que un buen día se marchó de casa para irse con una joven, algo que Kika no ha aceptado aún.

Entre unas cosas y otras, todo empieza a liarse cada vez más, generándose situaciones desternillantes en las que Kika y sus acompañantes se verán envueltos, incluido su antiguo novio cafre y desvergonzado.

Pronto comenzarán a aflorar los conflictos, el amor y, sobre todo, el humor. ¿Quién logrará conquistar el corazón de Kika? Pues hasta que llegue ese momento todo será un camino lleno de risas para el lector, no así para la protagonista a la que nada le pasa hasta que le pasa.

Leticia Ortiz nació en Linares en 1985, aunque en la actualidad reside en Elche. Desde temprana edad tuvo dos claras vocaciones: la química y la escritura.

Técnica Superior en Análisis y Control, sus primeras influencias literarias fueron David Safier y Laura Norton, aunque también le gustan Jonas Jonasson o Gilles Legardinier.

Como ocurre con sus referentes, su estilo es fresco y desenfadado, y se sustenta en la fluidez de los diálogos. Comenzó a escribir poesía a los trece años, siendo galardonada años después en el certamen provincial “Federico García Lorca”.

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