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Luis Villalón publica la novela histórica "El cielo sobre Alejandro"

Por Álvaro Alcázar
lunes 30 de marzo de 2020, 13:00h
El cielo sobre Alejandro
El cielo sobre Alejandro
"El cielo sobre Alejandro", de Luis Villalón, narra la historia de Alejandro Magno, un gran conquistador a punto de dominar el mundo que se encuentra con tres ciudadanos griegos dispuestos a impedírselo.

El mundo se tambalea: Alejandro, rey de Macedonia, un muchacho de apenas veinte años, arrasa poblaciones enteras y afianza su hegemonía sobre los griegos, al tiempo que prepara el asalto al todopoderoso imperio persa.

La ciudad de Atenas, aterrada por la situación, se halla sumida en disputas entre seguidores y detractores del macedonio. Diógenes, un anciano harapiento que vive de la limosna, duerme en una tinaja y se asea una vez al año, permanece ajeno a todo ello. También están en la inopia Dioxipo, campeón olímpico que pasa media vida en los gimnasios y la otra media con sus amigos, y Onesícrito de Astipalea, un modesto fabricante de flautas para quien la felicidad consiste en cuidar de su familia, conversar con Dioxipo y Diógenes y pasear en barca.

Sin embargo, la plácida vida de Onesícrito salta por los aires cuando ha de defender en un juicio a Diógenes. A partir de ese momento, sin poder evitarlo y en contra de su voluntad, se ve involucrado en una peculiar trama articulada en torno al admirado y odiado rey Alejandro, de cuyo éxito dependerá lo que más le importa a Onesícrito, y también lo que menos: la vida de sus seres queridos y el destino del mundo.

Luis Villalón (Barcelona, 1969), autor de varios ensayos sobre la antigua Grecia y de la novela Hellenikon (premio Hislibris al mejor autor novel 2009), publica El cielo sobre Alejandro, una novela histórica sobre el gran Alejandro Magno, pero protagonizada por un ser anodino con un rasgo singular. Como explica el autor, «Onesícrito es el nexo de unión entre el hombre más destacado, sobresaliente y audaz de su tiempo —y quién sabe si de cualquier otro tiempo—, y el más mísero, pobre y desahuciado. Es el vínculo, el elemento de conexión, entre Alejandro de Macedonia, conquistador sin parangón en toda la historia de la Humanidad, y Diógenes de Sinope, pobre entre los pobres que dormía en el interior de una vasija de cerámica. Onesícrito conoció a ambos: acompañó al uno en su expedición asiática y fue discípulo del otro, de quien al parecer devino alumno avezado. Onesícrito es el camino que conduce, pues, a Diógenes, y también a Alejandro. Eso sí es francamente llamativo. Pero no menos llamativo es el hecho de que Alejandro y Diógenes se conocieran personalmente».

«Es, en fin, gracias a —o por culpa de— Melampo que el anodino fabricante de flautas Onesícrito de Astipalea emerge de su insulsez y deviene un individuo merecedor de protagonizar una novela, desplazando del papel principal al mismísimo Alejandro de Macedonia y afrontando una aventura en la que está en juego el destino del mundo, el cual, a decir verdad, le tiene un poco sin cuidado», afirma Villalón.

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