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"Submarino B-7" de Miguel Aceytuno

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Partiendo de unos documentos familiares el escritor Miguel Aceytuno ha pergeñado Submarino B-7 una novela sobre la guerra civil española donde el protagonista principal es un submarino de una flota dividida y que los republicanos no supieron utilizar adecuadamente al fusilar a todos sus mandos por el simple hecho de serlo. La obra ha sido editada por De librum tremens.

"Buena gente en una mala guerra", así subtitula el libro el autor con toda la razón del mundo. Aunque el protagonista es el submarino, éste está manejado por personas, buenas personas, que en un principio no sabían por qué luchaban y contra quién lo hacían y el libro refleja a la perfección ese estado de perplejidad con el que se conducían, con el que obedecían al mando o a los comisarios políticos, mientras esperaban a que se aclarasen las cosas los primeros días del levantamiento.

Al producirse éste, toda la flota submarina y gran parte de los buques de guerra quedaron en el bando republicano. Los republicanos se quedaron con los doce submarinos que tenía la flota de España. Seis de la clase B y otros seis de la clase C o Holland, por lo tanto el B-7 nunca existió y así lo cuenta Aceytuno en uno de los epílogos. Pero lo que sí existió fueron las personas que los tripularon, personas similares a los submarinistas del B-7.

Los cuatro primeros submarinos de la clase B pertenecían a la base de Mahón, el resto estaban destinado en Cartagena. Cuando estalló la guerra todos estaban en la base de Cartagena y en aquellos días fueron fusilados en el Vapor España 150 oficiales y jefes, algunos de ellos republicanos, sólo por el hecho de ser mandos de la Armada. Craso error, ya que dejaron descabezadas a casi todas las tripulaciones, por eso los buques del bando republicano permanecieron casi toda la guerra en las dársenas quedando el control para una mermada flota nacional que fue apropiándose de diversos buques en el devenir de la contienda.

El libro trata de la vida en el submarino, de lo que pensaba la tripulación del acontecer de cada día de los primeros momentos de una guerra fraternal, de las dudas de unos y otros, de no saber a qué atenerse, de las motivaciones humanas para optar por uno u otro bando o por la simple elección de dónde se estaba en un momento determinado. Y el autor lo refleja claramente.

El segundo de a bordo del B-7, Víctor de Loreto es sacado de la sala de banderas donde se encuentra detenido, junto a otros muchos oficiales y jefes de la Armada, donde estaban compañeros de armas de su padre, amigos que le habían tenido sentado en sus rodillas de pequeño. Son hechos que le recuerdan los nacionales para que sepa bien donde está su bando. A de Loreto no le queda más remedio que ponerse al mando del submarino, pero eso sí, bien vigilado por un comisario político porque era sospechoso de ser un faccioso.

El que le salva y confía en él fue Ramiro Ortega, segundo de Máquinas del submarino, que ve en Loreto a un joven recién salido de la Academia y que puede ser manejable y maleable en sus manos. Y no se equivoca. El joven Víctor de Loreto se debate entre sus sentimientos, proclives al bando nacional, y su compañerismo hacia una tripulación republicana, a la que no puede dejar en la estacada ni abandonar y mucho menos destruirla cuando recibe la orden de hundir el submarino.

La novela está bien escrita, entretiene porque cuenta unos hechos poco tratados, pero su mayor logro es el punto de vista con el que está resuelta. Está escrita en primera persona pero no por un único narrador sino por varios, principalmente por dos, el oficial Víctor de Loreto, que con un lenguaje culto y juvenil relata unos acontecimientos para los que no estaba preparado, su inmadurez, su lucha por ser lo más ecuánime posible, son reflejados a la perfección. El segundo narrador es el jefe de máquinas del submarino Raimundo Ortega. Es maduro, trabajador, hombre del pueblo con la sabiduría de la experiencia, que trata a su tripulación con el cariño de un padre y es un jefe inexperto que sabe dar una de cal y otra de arena para que los acontecimientos no se precipiten en matanzas indiscriminadas. Con un lenguaje llano, común, da una visión más madura de los acontecimientos y da el contrapunto perfecto a la inexperiencia de De Loreto.

Así va desarrollándose la novela, con las dos visiones diferentes de los mismos hechos, pero además se enriquece con otros narradores, también en primera persona, que dan otros puntos de vista, uno de ellos es el mismísimo Franco. Aquí radica la originalidad del texto, porque cuantos más narradores introduce más se gana en objetividad y la obra persigue precisamente eso, ya que no toma partido por nadie y procura dar la mayor información posible para que conozcamos las motivaciones de los protagonistas, Éstos eran personas normales, buenas gentes que tuvieron que padecer un sinsentido.

Dentro de la novela nos encontramos con pasajes dramáticos de luchas y batallas trágicas, traiciones militares, espías que pululan por las líneas enemigas, comisarios políticos obcecados por unos ideales fraticidas y todo en un contexto parecido a la guerra del humorista Gila. Pasajes que nos hacen reír por lo cómicos que son, pero también llorar por lo trágicos. También nos hacen pensar por lo sorprendente que es lo que el autor lo cuenta. En fin, una novela que tiene de todo y donde lo más importante son las personas. Muchas de ellas se vieron inmersas en una guerra que no querían y en la que no creían.

 

Críticas literarias

Puede comprar el libro directamente en la editorial, en el siguiente enlace:

http://www.delibrumtremens.com


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