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"La casa de Aizgorri", de Pío Baroja

Por Francisco Jiménez de Cisneros
miércoles 28 de diciembre de 2016, 12:21h
La casa de Aizgorri
La casa de Aizgorri

En 1900, la Biblioteca Vascongada, dirigida por el periodista, publicista y escritor Fermín Herrán, publicó "La casa de Aizgorri", cuyo subtítulo era Novela en siete jornadas. Estaba dividida en siete «escenas» y un epílogo, como consecuencia de su origen, ya que la primera idea de Pío Baroja fue escribir una obra teatral.

En 1899, Pío Baroja entregó el manuscrito de una obra teatral al empresario de Madrid Ceferino Palencia. En sus Memorias, el escritor explica que esperó en vano cuatro o cinco meses y, tras convencerse de que Palencia no se la leería, la recuperó.

Baroja la convirtió en una inusual novela dialogada en la que el esqueleto y la forma tienen más de tcatral que de novela. Su valor principal radica en el carácter de representación temprana y en adelanto de la modernidad literaria. Valle-Inclán la calificó de obra humana y triste, proyectada sobre una lejanía de niebla por donde pasan vidas de ensueño.

Las situciones se suceden de una manera expositiva, mostrando de una forma lineal los hechos que han llevado hasta el momento preciso en el que comienza el drama. Conocemos así los antecedentes de los personajes.

En lo formal, adquiere el aspecto de un texto teatral. Este es un fragmento de la primera escena:
«[…] Enfrascada en su obra, no oye a Díaz, el dependiente, que entra. Díaz es un hombre de unos veintiocho años, moreno, de estatura mediana, algo rechoncho, de bigote y ojos negros. Habla correctamente el castellano, escuchándose a sí mismo con satisfacción y frotándose las manos a cada instante. Se nota, en todos sus ademanes, que está satisfecho de su persona, y su sonrisa, que muestra la dentadura, blanca e igual, es la de un hombre que encuentra en su aspecto algo que, para los demás, debe ser muy agradable de contemplar.

»DÍAZ

»¿Se puede?

»ÁGUEDA »

Adelante. (El perro comienza a gruñir mirando a Díaz). ¡Quieto, Erbi! ¿Venía usted a trabajar aquí?»

En una lectura superficial podemos concluir que Baroja plantea un conflicto social, tratando de encajar en el esquema de la novela realista la preocupación de un burgués que ha experimentado dificultades en su pequeña industria familiar.

Pero la novela es mucho más.

Las grandes preocupaciones de su generación, sobre todo la decadencia social, se dejan notar en unas páginas que expresan lo fragmentario y lo instantáneo de la vida a través de cuadros.

Puedes leer "La casa de Aizgorri" en el libro "Tierra Vasca":

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