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"La vida simple", de Sylvain Tesson

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h
La vida simple
La vida simple

Con el ensayo-diario "La vida simple", Sylvain Tesson ha cosechado varios y prestigiosos premios literarios como el Premio Médicis de Ensayo 2011 además de ser finalista de los premios Renaudot y Femina. Gracias a ello se ha convertido en un sorprendente éxito de ventas en Francia y ha sido traducido, por el momento, a once idiomas. El libro ha sido publicado en España por la editorial Alfaguara.

La vida simple es un libro sorprendente como lo es la vida del geólogo y aventurero Sylvain Tesson. Sorprendente es dar la vuelta al mundo en bicicleta o recorrer los trazados de los oleoductos que surten de petróleo a occidente o recorrer a pie el Himalaya. Pero aún más sorprendente es abandonar su vida para recluirse seis meses a orillas del lago Baikal, gran parte de ese tiempo helado.

De febrero a julio de 2010 llevó a cabo esa aventura. Con unos cuantos libros y algunas provisiones; él mismo pescaba su comida en el lago helado haciendo un agujero como hemos visto hacer mil veces a los esquimales, y garrafas y garrafas de vodka como bebida principal y casi única, bueno, algunas infusiones sí se tomo en ese tiempo se encerró en una isba, cabaña de tres por tres metros. ¡Ah! Y toneladas de leña que él mismo cortaba para amortiguar un frío intenso que en ocasiones alcanzaba más de 20º bajo cero.

¿Qué le hace a un escritor el convertirse en un ermitaño? En las páginas del libro va respondiendo lentamente a esa pregunta. "El mal gusto es el denominador común de la humanidad", dice al comienzo del libro, pero sólo el mal gusto no hace que deje una vida de comodidades para encerrarse en una diminuta cabaña pasando un frío de muerte. Es quizá la vida interior, la decepción de una sociedad demasiado materialista la que le hace huir de su barrio parisino, abandonar a su novia para encerrarse a comer pescado y comida de lata medio año.

Si la felicidad es fugaz como un cigarro, él tiene la oportunidad de ser feliz cada vez que se fuma un puro en esas tierras teñidas de blanco casi todo el año. Enseguida se convierte en un ermitaño que recibe visitas y las devuelve, quizá para no volverse loco, o no. Él conoce perfectamente el papel del ermitaño "no denuncia una mentira, busca una verdad", apunta. Todos recordamos aquella magnífica película de Luis Buñuel, Simón del desierto, donde aquel anacoreta aguanta diversas tentaciones. Sylvain Tesson también tiene que aguantar diversas tentaciones, pero esta vez no de tipo místico sino cotidiano. Pero ambos, tienen ese punto en común de la vida solitaria en que las tentaciones vienen más de fuera que de dentro.

Menos mal que le queda el vodka. "Todo casa bien con el vodka", afirma con toda la razón. El vodka se convierte en el salvador sobre el frío estepario, pero también en un desestabilizador. Son muchas las historias que los escasos habitantes de esas tierras le cuentan de cómo el vodka ha roto matrimonios, familias, etc. El vodka es supervivencia pero también la muerte.

Todo esto nos lo va contando el escritor francés a modo de diario. Todos los días escribe lo que le ha pasado, sus impresiones o sus proyectos. Y lo cuenta de una forma sencilla pero, al mismo tiempo, poética. Disertando sobre el tiempo, sobre el espacio, sobre la sociedad, sobre la política, etc. Con absoluta sinceridad, hasta llega a contar cómo le deja su novia por su huida a esas tierras inhóspitas. No hay día que no escriba algo, a veces más corto, otras más largo, salvo unos días que por problemas burocráticos tiene que dejar el lago para resolver esos problemas causados por un excesivo celo.

Sus reflexiones salpican todo el libro, sus numerosas lecturas ocupan gran parte de su tiempo. Lean la lista de libros que se llevó: una gran selección de novelas, ensayos, poesías y alguna novelita negra para pasar los peores ratos. Por cierto, ningún autor español entre sus lecturas. Comprenderán por qué alguien se decide a pasar seis meses alejado de su antigua vida para enfrentarse a sus demonios interiores. Unos meditan, otros rezan, otros beben. Él hace todo eso en soledad y casi a la vez.

Las lecturas ocupan gran parte de su tiempo, pero también la observación, la manutención y el ejercicio físico. Recorrer kilómetros por la nieve para subir montañas heladas o remar en canoa por un lago en proceso de deshielo ocupan su tiempo y lo va contando hasta en los mínimos detalles, con gracia, con sentimiento y con ironía. Así va conformando un libro original y difícil de leer. Hay que hacerlo a pequeñas dosis.

La vida simple es todo menos precisamente eso, simple. La vida se complica, su vida se complica pese a que él intenta simplificarla. El libro no es ni simple ni complicado. Es solo literatura para los amantes de la literatura. Un libro que hay que leer despacio degustando sus páginas poco a poco y que deja el regusto de que no quieres que se acabe.

Puede comprar el libro en:

9788420412092
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