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"Los vertebrados", de Alberto de la Rocha, novela sobre un manuscrito perdido de Santiago Ramón y Cajal

Por Evaristo Aguado
viernes 15 de junio de 2018, 01:00h
Los vertebrados
Los vertebrados

Con "Los vertebrados", Alberto de la Rocha ganó el LXIV Premio de Novela Ateneo-Ciudad de Valladolid. En esta historia, protagonizada por una peculiar galería de personajes, realiza un sutil retrato de ese vertebrado superior que es el hombre, pero también reivindica la deslumbrante figura del Nobel Santiago Ramón y Cajal.

La editora Estefanía vuelve a casa tras pasar la noche en casa de su amiga Sandra. Es por la tarde y solo se oyen los ruidos que producen los vecinos. El piso está vacío. La mujer recuerda que la noche anterior había expulsado de él a Javier, su compañero desde hace ocho años.

Atrás en el tiempo, estamos en el dormitorio de Santiago Ramón y Cajal. Ya anciano, reclinado en su cama y usando un escritorio portátil confeccionado a partir de un tablero, trabaja en la corrección y
\nampliación de su obra Textura, de la que quiere publicar una nueva edición antes de que le llegue la muerte, que siente próxima.

¿Cuál fue el origen de Los vertebrados?

Hacía bastante tiempo que tenía una idea vaga para una historia: una novela en la que un personaje anciano miraba hacia su vida pasada y de alguna manera la revisaba. No sería una mera rememoración de su vida, sino más bien un repaso de ciertos episodios de ella desde la sabiduría de la edad anciana, o desde el desengaño o incluso la desesperación por la cercanía de la muerte. Pero era una idea muy poco concreta, que no tenía la suficiente fuerza para que me arrancara a escribir.

¿Y cuándo se concretó esa idea?

Pues cuando leí las memorias de Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida. El personaje de Cajal, dejando a un lado sus extraordinarios méritos como científico, me pareció que era una figura deslumbrante, muy potente. Llegó a la cumbre de la ciencia mundial, hasta el Nobel incluso, solamente a base de trabajo y de una voluntad muy fuerte, obsesiva, casi enloquecida. Lo tenía todo en contra, por su origen bastante humilde y por haber nacido en un país con una tradición científica muy escasa, y fue reconocido en el mundo entero. Entonces me di cuenta de que el anciano de mi novela podía no ser un anciano inventado, de ficción, sino Ramón y Cajal. De repente la idea adquirió una enorme fuerza, dejó de ser vaga, y de inmediato me entraron ganas de ponerme a escribir.

La trama de la novela gira alrededor de un manuscrito de Cajal. ¿Eso es ficción?

No, no, en absoluto. En el prólogo de las memorias de Cajal, el profesor Fernández Santarén mencionaba un manuscrito de Cajal que se perdió al final de su vida, Textura del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados. Era su gran obra, la que reuniría todos sus trabajos científicos, y Cajal estaba trabajando en ella durante los últimos meses de su vida. Trabajaba a contrarreloj, acosado por las enfermedades y la muerte. Y un día, misteriosamente, ese manuscrito desaparece de su casa. Sin más, desaparece. Y eso supuso para Cajal un golpe anímico tan fuerte que murió unas semanas después. Esto es absolutamente real, sucedió así. Claro, eso hacía aún más estimulante la idea para mi novela.

Alberto de la Rocha (Madrid, 1979) ha ganado numerosos certámenes literarios, tanto de cuento como de novela. En 2004 recibió una beca de residencia de la Fundación Antonio Gala para Jóvenes Creadores.

Ha publicado las novelas El cuarto inclinado (Algaida, 2006), que obtuvo el XXV Premio Felipe Trigo de narración corta, y El celador (2014), VII Premio Encina de Plata. En 2015 publicó Sumidero (Algaida), una heterodoxa novela policíaca.

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