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Amador Vega
Amador Vega

ENTRE LA MÍSTICA Y LA ESTETICA

Por María Pilar Parente y Roberto Carlos Miras
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rmirasmirasyahooes/11/11/17
lunes 18 de marzo de 2019, 07:29h

«No germina, no florece ni da fruto, pues su vida da vida de nuevo a su misma fuente. Queda a la espera de la propia muerte, que sigue el milagro de la floración universal y, solo entonces, de su desierto renacen las raíces, la caña, las ramas y las hojas. El bambú, como el Buddha atiende al paso del milagro (la lluvia de flores en el árbol de Sala) no desmiente nada de su muerte y sostiene el frágil balanceo de la existencia»

(Amador Vega- El bambú y el olivo- Herder)

Amador Vega (Barcelona, 1958) Es uno de estos autores que intenta unir y no separar. Sus «armas» son la estética, el silencio, la mística y las palabras. Doctor en filosofía por la Albert –Ludwings –Universidad de Friburgo en Brisgovia (Alemania) y catedrático de estética en la Universidad Pompeu Fabra. Ha sido profesor en la Universidad de Chicago (2007) y profesor invitado en la Universidad Saint Joseph de Beirut (2010) En estos años ha publicado diversas obras: «Maestro Eckhart, el fruto de la nada y otros escritos» (Siruela, 2014) «Zen, mística y abstracción» (Trotta, 2002) así como «Tres poetas del exceso. La hermenéutica imposible en Eckhart, Silesius y Celan» (Fragmenta, 2011) Y es ahora cuando de nuevo nos ofrece un viaje al recuerdo y al origen denominado «Libro de Horas de Beirut» Según su editor, Ignasi Moreta:

«La prosa literaria del autor combina anécdotas personales con hondas reflexiones metafísicas, a través de un estilo diáfano y poético. Fija su mirada en aspectos cotidianos que van desde el apunte gastronómico al comentario paisajístico; en un gusto por el detalle no exento de humor” Cuna de culturas, desde la fenicia, la griega o la romana y la europea y también la árabe. Habla de un país, que hasta los años setenta era el centro financiero de Oriente Próximo valiéndole así el sobrenombre de “la Suiza de Oriente Próximo»

¿Pero?

Esa abundancia duró poco y se desintegró con la Guerra civil libanesa de 1975/1990 destruyendo así un equilibrio político ejemplar. Encuentros y desencuentros. Pero su capital Beirut vuelve a ser para la alegría de todos uno de los centros financieros más grandes y modernos. Y nuestro autor habla de recuerdos, de como encontró ese Beirut en donde hace años estuvo. De como son y cómo eran los distintos alumnos y al mismo tiempo y como si fuese un viaje literario (aunque todos pueden ser más que viajes literarios) menciona a distintos autores que han formado y forman parte de su vida. Y que ha escrito sobre ellos en distintas obras. Va contando paso a paso todo lo que ocurre, todo lo que sucede en su mente y alrededores, y ello hace como si el lector estuviera siguiendo en su imaginación los pasos que el mismo está dando. Dicen que se puede viajar sentado desde el sillón de casa y nuestro autor lo consigue… Y al lado del texto lleno de humor cincuenta y una fotos a color realizadas por el propio autor que ayudan más si cabe a comprender mejor el viaje, el relato de un enamorado de la vida. Donde toma ese aperitivo antes de dar las clases y en donde ha quedado, pero, por circunstancias ajenas a él mismo no ha podido quedar y cierra el mismo con una breve percepción de Siria; así como un epílogo bizantino que hacen de este trabajo un camino de sueños y percepciones de la mano de su autor.

¿Muchos viajes nos hacen recordar?

Todos los viajes nos hacen recordar lecturas, encuentros y desencuentros que como sucede en el Beirut y en el Líbano forman y han formado parte de nuestras vidas, es como si al pisar un piedra soñaros con alguien que lo ha hecho hace muchos años o en ese instante presente. Ramón Llull, mallorquín (1232/1315) ha sido uno de ellos y quizás por eso Amador Vega ha escrito, «Ramón Llull y el secreto de la vida» (Siruela 2002 traducción al inglés: Ramón Llull and secret of life; Herder&Herder, 2003 Y como olvidar ese paseo marítimo, La Corniche donde bajo sus palmeras aprecia una magnifica vista del Mediterráneo en donde quizás como sugiere en este libro sería el lugar idóneo para leer ese primer volumen de «A la recherche du temps perdu» de Proust; ya tiene – nos cuenta edad para leerlo y será en francés está vez y en la edición de Pléiade. Cada gesto, cada persona, cada ruido sirve a nuestro autor para observar, para hablar sobre él o de él.

¿Delante del mar?

«Estoy delante del mar apartando moscas. Esperando a que termine el horario laboral de los obreros para volver a casa. Todos los días me encuentro al loco del barrio. Hace recados para el colmado. Cuando te cruzas con él, siempre te saluda, te da la mano, ríe y es feliz en su día a día»

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