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"Els temps i el regiment del Comte Guifred el Pilós", de Ramon D’Abadal i de Vinyals

Editorial: Instituts D’Estudis Catalans

Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 29 de octubre de 2019, 21:24h
Els temps i el regiment del Comte Guifred el Pilós
Els temps i el regiment del Comte Guifred el Pilós
El libro que proveniente del Instituto de Estudios Catalanes, edición del profesor Coll i Alentorn del año 1989, es una joya de la historiografía medieval del régimen condal catalán, se trata de una biografía del conde Wifredo el Velloso del profesor D’Abadal i Vinyals (1888-1970), miembro que fue de la Real Academia de la Historia.

La obra que es un compendio de la vida del magnate catalán, realiza una primera aproximación a la situación del reino de los francos tras la muerte de Carlos el Calvo en el año 877, la Marca Hispánica que era la Cataluña condal de la época está sujeta a los vaivenes del momento, ya que el heredero Luis el Tartamudo muere en abril de 879, cuando asciende al trono de Carlomagno, Otón, en el año 888. Otra cuestión analizada es la situación del Emirato musulmán cordobés comandado por Abd Allah, quien tiene que hacer frente a una revuelta civil entre árabes, muladíes y bereberes, que no reconocen la autoridad de los omeyas, destacan nombres como Ibn Marwan en las Extremaduras y el Algarve, y los Banu Kasi en los territorios toledanos y aragoneses. La casa de la dinastía de Carcassona se asienta definitivamente en los condados catalanes.

Tras la muerte asesinado del conde Sunifredo, probablemente por un magnate llamado Salomón de Urgel, por lo que en Attigny es investido el primogénito Wifredo en el año 870, el cual junto a su hermano menor Miro van a defender los intereses de Carlos I el Calvo contra Bernardo de Gotia. A partir de este momento la acusada personalidad de Wifredo el Velloso, paralela en su evolución política al del rey-emperador Alfonso III el Magno de León, va a ir fundiendo todos los territorios condales en uno global llamado Catalunya con Barcelona como cabeza. Entidad fuerte que puede plantar cara al Islam y participar en la Reconquista, pero el joven magnate necesita un sostén religioso para otorgar carta de naturaleza a su nuevo territorio político, y para ello se encargará de la consagración del monasterio de Ripoll.

En la página 51 existe un error muy importante que debe ser corregido, Alfonso el Magno no es rey de Castella, territorio condal Al-Qila dependiente de León y que ni tan siquiera existe, ES POR CONSIGUIENTE REY DE LEÓN. En el verano del año 897, Lope ben Mohammed lucha contra el conde catalán, llegando hasta Barcelona que debe ser evacuada, tras la victoria los fugitivos pudieron regresar, pero Wifredo el Velloso o Guifred el Pilós no se recuperaría de las heridas del combate y pasaría a mejor vida el 11 de agosto de dicho año. Wifredo el Velloso se había casado con Winidilda, que procedía del condado de Ampurias, donde tuvo algunas posesiones. Fue muy adicta a los proyectos de su esposo y su constante colaboradora, ya que aparece en todos los documentos a su lado tras el año 886. Por lo tanto los hijos de Wifredo se van a repartir todos los territorios patrimoniales, como si fuesen su pertenencia privada, pero con la salvedad de que mientras Urgel era para Sunifredo; Barcelona, Girona-Gerona y Osona lo serían directamente en un solo lote y en conjunto para los otros dos hermanos: Wifredo Borrell y Sunyer. Wifredo Borrell se va a intitular como marqués y en la mayor parte de las ocasiones, también, como príncipe reconociendo la autoridad del rey carolingio, Carlos III el Simple (rey desde el año 893, Reims, hasta el 923; su apelativo o calificativo alude a su honestidad y no a torpe o necio, era el hijo póstumo de Luis el Tartamudo y de Adelaida de Frioul); cuando el conde primogénito muera, Sunyer será el conde único. A continuación se realiza un estudio completo de los documentos y de la diplomatura del conde catalán, que indican lo compleja que era su cancillería a pesar de la época temprana de la Alta Edad Media y como se cuidaban los detalles.

El tercer apartado está dedicado a los estudios histórico-forenses realizados sobre el esqueleto del conde. El sepulcro de Ripoll se abrió en enero de 1875 por iniciativa del profesor Pellicer i Pagés, y se da fe de que estaban completos. Una parte de estos restos fue verificada en el año 1982, y dentro de lo pormenorizado de su estudio, debo resaltar porque para mí es de mucho interés, que era un varón muy fuerte y robusto, con osteofitos o picos de loro en sus vértebras dorsales y con una estatura de 1’77 metros. En suma una obra de mucho interés.

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