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Christophe Ono-dit-Biot
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Entrevista a Christophe Ono-dit-Biot, autor de “Inmersión”

“Si las mujeres nos gobernasen, el mundo iría mejor”

Por Javier Velasco Oliaga
jueves 08 de enero de 2015, 11:20h

Con “Inmersión”, el periodista y escritor francés Christophe Ono-dit-Biot, se alzó con el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa 2013 y con el Premio Renaudot des Lycéens 2013. Galardones totalmente merecidos, ya que ha escrito una novela rompedora donde un padre explica a su hijo de corta edad cómo era su madre, a la que apenas llegó a conocer debido a la muerte de ella en una lejana playa de un país árabe.
Christophe Ono-dit-Biot (Fotos: Javier Velasco)
Christophe Ono-dit-Biot (Fotos: Javier Velasco)

En la breve entrevista que pudimos mantener en el Instituto Francés de Madrid nos explicó lo más interesante de su novela. Durante la conversación fue alternando el francés y el español, idioma que conoce relativamente bien, ya que su mujer es asturiana y con los dos hijos que comparten habla en nuestro idioma para desesperación de Christophe Ono-dit-Biot, al que no ha quedado más remedio que aprender la lengua de Cervantes.

Casualmente, su mujer y la protagonista de la novela, Paz, comparten lugar de nacimiento, Asturias. Sorprende que el autor conozca tan bien las tierras asturianas y sus descripciones son, además de certeras y precisas, muy coloristas y vívidas. Gijón es una de las ciudades donde discurre la trama. “Conocí España gracias a mi mujer y lo que me ha ocurrido con el país ha sido un encantamiento”, reconoce el escritor galo en la conversación que mantuvimos. Así, cree que lo que él ha podido conocer es otra España es muy diferente a lo que los franceses suelen conocer. “Para mis compatriotas, España se reduce a un cierto número de clichés y yo lo que he querido es mostrarles otro país”, apostilla el escritor francés.

“Escogí Asturias porque tiene la presencia del océano y la protagonista, Paz, es una chica acuática, nadadora, pero sobre todo libre, oceánica, por lo tanto el mar Cantábrico era un sitio perfecto para ello”, explica Christophe Ono-dit-Biot sobre el por qué escogió Asturias para localizar parte de su novela. Algo que le marcó mucho para venir a las tierras asturianas fue la revolución del 34 en las minas: el trabajo de los dinamiteros y el de los fotógrafos Robert Capa y Gerda Taro, personajes a los que hemos tratado en el libro de Amanda VaillHotel Florida” y que hicieron unos grandes reportajes fotográficos de la Guerra Civil Española.

También debió influir que el autor es de Normandía, norte de Francia, y ambas regiones tienen una influencia muy celta, donde lo mágico y lo mitológico se unen dando una extraña amalgama muy diferente a la España convencional que ha traspasado nuestras fronteras, además de la sidra, bebida típica en ambas regiones. Por eso, para el autor francés “Asturias no es España, es otra España, más mágica”, afirma convencido el normando.

“Paz es una chica muy completa, que viene de familia de mineros y pescadores que sufrieron la represión franquista en la posguerra”, define a su protagonista y añade el adjetivo “telúrica” para darle más fuerza, donde la tierra y el mar conforman un único elemento. “Uno de los pasajes con los que más disfruté del libro fue cuando Paz lleva a César a conocer su tierra, cuando le enseña su hórreo, una de las piezas arquitectónicas más perfectas que conozco que está en perfecto equilibrio, algo que viene de los romanos. Me gustan mucho los restos del pasado en el mundo contemporáneo”, señala.

Estos pasajes nos sugieren los dos mundos distintos de donde proceden los dos protagonistas. “Mientras Paz está muy conectada con la tierra, con los elementos: es una mujer de espuma, César está muy desconectado de eso, un poco dormido, como la Bella Durmiente y la necesita para despertar. Es una persona urbana que ha visto mucho mundo. Ha sido corresponsal de guerra, pero necesita a Paz para conectarse otra vez con la vida”, nos explica Christophe con su forma característica de expresarse que va saltando de un idioma a otro según lo requieran sus explicaciones.

En su hogar pasa algo parecido a lo que ocurre en la novela, dos mundos diferentes se unen para convivir, “Mi mujer está acostumbrada a hablar alto, algo que no se suele hacer en Francia, tiene una fuerza especial, una gravedad, la misma que reflejan los cuadros de El Greco. Nosotros solemos hablar en casa de eso, de las pinturas españolas, de la poesía española, sobre todo de Federico García Lorca. Una dimensión solar y trágica. El oro y el rojo”, expone sobre las similitudes entre la ficción de la novela y la realidad de su hogar. Un choque de civilizaciones que a él, personalmente, le gusta y disfruta. Como le ocurre al protagonista, que rompe su pacto consigo mismo para volver a la esencia de la vida a lo que Paz le ayuda.

“Creo que las mujeres están más preparadas y deberían participar más en la política. Si las mujeres nos gobernasen, el mundo iría mejor. Son más directas, son más pragmáticas, más conectadas”, opina el periodista francés que está muy orgulloso de tener una familia franco-española y, por lo tanto, muy europea. “Somos una mezcla de razas y civilizaciones, celtas, vikingos. Tengo familia italiana. Por lo tanto, me defino como europeo, más que como francés, ajeno al concepto cerrado de las naciones que está teniendo mucho predicamento en Francia con el caso bretón, lo mismo que en España con Cataluña. Me gusta el concepto de las partes que componen un todo, la filosofía griega y nuestro organismo es así, un pequeño cáncer puede matar el conjunto”, desgrana con inteligencia el autor de Inmersión.

“La metaliteratura es interesante pero no tiene futuro”

Al comentarle que la novela puede parecer que tiene algunos elementos de auto ficción, Christophe Ono-dit-Biot lo rechaza de plano. “La auto ficción es una moda. Para mí la ficción no es un calco de la vida del autor. Es el producto de todas las experiencias del autor. Es difícil ver a Flaubert en el papel de Madame Bovary”, expone con lucidez. Y le gusta esa literatura francesa del XIX que se empieza a reconectar de la mano de Balzac. “La literatura es una forma de concepción del mundo”, puntualiza.

“Si se trata de contar el mundo sin ninguna distancia, sin ninguna visión onírica, como hacen los seguidores de la nueva novela francesa que sostenían que contar una historia no sirve de nada, creo que lo que han hecho ha sido matar a la novela francesa.”, opina con determinación y concluye “la metaliteratura es interesante, pero no tiene futuro. Antes que metaliteratura, hay que hacer literatura”.

Christophe está más interesado en lo que vamos a legar a nuestros hijos, en qué les estamos trasmitiendo. De ahí que Inmersión sea una novela, donde César, el padre, transmite a Héctor, su hijo pequeño, cómo era su madre, una persona a la que no llegará a conocer si no es por lo que su padre le cuenta. Esa transmisión de conocimientos es en la que está empeñado este escritor, gran especialista de la literatura y la cultura europea. Un europeísta convencido que huye de los fanatismos que nos rodean.

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