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LITERATURA | |||
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Por Gustavo Gac-Artigas | |||
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Aprendí que hay que enterrar los fantasmas del pasado para dar paso a los temores del futuro Aprendí a respetar a aquel que no sabe leer entre líneas Aprendí a escribir las entrelíneas Aprendí que el apropiarse de la palabra es peligroso y puede causar daño Aprendí a compartir los brazos de la mujer amada con mis nietas y no sentir celos Aprendí que esos brazos que sostienen mi pensamiento tienen la fuerza necesaria para salir a las calles y sostener un cartel con el pensamiento colectivo Aprendí que el odio roba preciosos minutos a la vida Aprendí a ver sin abrir los ojos y que en esa ceguera se encuentra la hermosura Aprendí a escuchar el sonido del sufrimiento de otros y sus entre bemoles que en sus compases me decían al oído: la compasión no es solución Aprendí a abandonar mi cama sin abandonar mis sueños Aprendí que los míos son de otros y que la propiedad del ser humano no existe Aprendí con orgullo a ser humilde y a ser orgullo en la humildad Aprendí que la soberbia es tentadora Aprendí que es preferible no tener que pedir perdón Aprendí que los siete pecados capitales son siete veces infinitos Aprendí que la palabra como el amor no son inocentes Aprendí que la risa fácil hiere al que la provoca Aprendí a compartir lo que no tengo y a atesorar lo que tengo Aprendí que hasta el miedo es un tesoro y se desgasta Aprendí que la palabra tiene tantos significados y tan pocos destinatarios Aprendí que la palabra no es bella Aprendí que la belleza es traicionera Aprendí que la palabra no es pura Aprendí que en la impureza está el placer Aprendí que existen aquellos que intentan apropiarse de la palabra Aprendí que la palabra no pertenece a nadie y que aquel que se la apropia la asesina Aprendí que cárceles y carceleros se visten de distintos pelajes Aprendí que el poder exige aduladores para retomar fuerzas y seguir dominando Aprendí que la ignorancia corre por los caminos de este mundo Aprendí que fuimos nosotros quienes liberamos la ignorancia Aprendí que a veces el culpable se encuentra en nosotros y no en el otro Aprendí que culpa se escribe con silencio Aprendí que el amor existe más allá del tiempo y sus barreras Aprendí que para algunos la cuarentena es parte de sus vidas Aprendí que hay que saber callar para que la palabra de otros resuene Aprendí que hay que saber renunciar para ganar Eran tiempos de pandemia y aprendí tantas cosas Aprendí que tengo que seguir aprendiendo
* Escritor y director de teatro chileno, miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE). Reside en Nueva Jersey, EE UU.
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