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Susana Rodríguez Lezaun
Susana Rodríguez Lezaun (Foto: cortesía de la autora)

Entrevista a Susana Rodríguez Lezaun: “Me gusta darle un toque de verosimilitud a mis novelas, creo que ayuda a que el lector se sumerja en la historia”

Autora de "Una bala con mi nombre"
Por Javier Velasco Oliaga
martes 03 de septiembre de 2019, 13:31h

Con “Una bala con mi nombre”, su cuarta novela, Susana Rodríguez Lezaun ha dado un paso significativo en su carrera. Cambio de editorial y creo que cambio de mentalidad. En su nueva novela, nos encontramos un estilo muy clásico de la novela de género los años cuarenta del siglo pasado, pero muy actualizado y mderno. Creo que ha dado un paso hacia el futuro.

Una bala con mi nombre
Una bala con mi nombre

Su estilo, en constante evolución, se ha hecho más ágil y divertido. Su novela tiene ese sabor canalla y gamberro que hace que la novela te agarré desde el mismo inicio. Intriga, buena trama, giros imprevistos y su buena dosis de humor son algunas de las muchas características de su novela. En la entrevista, Susana nos cuenta algunas de sus motivaciones al escribirla y algún que otro secreto sobre la misma.

Madre mía, Susana, ¡vaya giro más espectacular! ¿Cómo se te ocurrió escribir “Una bala con mi nombre”?

Como me ocurre casi siempre, la historia comenzó con un primer “flash”, una idea, una escena que me pareció interesante, y a partir de ahí construí el resto. Lo que tenía claro era que necesitaba hacer una novela un poco diferente a las demás, menos intensa en cuanto a exigencia personal se refiere, porque escribir “Te veré esta noche” supuso un enorme esfuerzo psicológico para mí. Necesitaba respirar y, sobre todo, divertirme escribiendo. Y para eso, nada mejor que un thriller, género del que soy lectora desde que puedo recordar.

¿Por qué decidiste dejar las tierras navarras por las norteamericanas?

Soy consciente de que lo que voy a decir puede sonar a tópico, pero me costaba imaginar una historia rápida, tensa y llena de sorpresas, persecuciones y malhechores en otro sitio que no fuera Estados Unidos. Quizá por mis influencias literarias y cinematográficas, quizá porque, como he dicho, necesitaba respirar y “alejarme” de Navarra, donde transcurren mis tres primeras novelas… Lo cierto es que ese me pareció el lugar más lógico para desarrollar la trama de “Una bala con mi nombre”.

¿Qué fue lo primero que ideaste, la trama o el personaje de Zoe?

Lo primero que surgió en mi cabeza fue la idea del robo en el museo. Tenía claro que la protagonista sería una mujer y que trabajaría en el propio museo. Luego, a lo largo de semanas, fui pergeñando la personalidad de Zoe Bennett y, sobre todo, su evolución psicológica en la trama según se van sucediendo los acontecimientos. El resto vino un poco rodado, aunque he de reconocer que lo que comenzó siendo un divertimento para mí se convirtió en un trabajo complicado, porque yo nunca había escrito un thriller y no quería poner ni una palabra de más que distrajera al lector de la acción.

La novela tiene un sabor muy yankee. ¿Te costó hacerte con ello?

Como digo, soy consumidora compulsiva de novela negra desde que aprendí a leer. He devorado a todos los clásicos norteamericanos, los llamados “padres” del género, y he crecido, literariamente hablando, entre suburbios neoyorquinos, luces de neón, tugurios de mala muerte que apestan a bourbon barato, gánsteres armados, carreteras interminables, desiertos “sembrados” de cadáveres… No, no me ha costado demasiado imbuirme del espíritu criminal norteamericano.

¿Cuál fue el proceso de documentación para escribir la novela?

Además de mi propio bagaje como lectora, he utilizado mucho internet, sobre todo aplicaciones como Google Street, para localizar los lugares, ver las calles, observar los coches y el tráfico, etc. Además, he leído sobre restauración de arte y métodos policiales, sobre el clima de la zona, barrios, distancias, platos típicos… Siempre me documento en exceso, pero no puedo evitarlo, debe ser mi carga como periodista.

¿Por qué decidiste ubicarla en Boston y sus alrededores?

Quien me conoce sabe que soy una gran amante del rock, y uno de mis grupos favoritos es Aerosmith, oriundos de Boston. Buscaba una ciudad de tamaño medio, que no fuera habitual en las novelas negras o en los thrillers y que me sirviera para desarrollar una trama muy rápida. Boston y Massachussets lo tienen de sobra. Y además, si de allí es Aerosmith, no tenía sentido darle más vueltas.

¿Visitaste las ubicaciones de la novela o son muchas inventadas?

¡Ya me habría gustado visitarlas en persona! Lo haré… algún día. Pero hay muy poco inventado. Como he dicho, he utilizado internet para encontrar cada ubicación y describirla exactamente como es, al menos por fuera. Existe el museo, el pub en el que se reúnen los protagonistas, la casa de Zoe, las calles que cito, incluso los aparcamientos. Todo es real. Me gusta darle ese toque de verosimilitud a mis novelas, creo que ayuda a que el lector, haya estado allí o no, se sumerja en la historia.

“La vida no es monocolor, y las personas estamos hechas de un enorme abanico de tonos”

De todos los personajes de la novela, además de Zoe, ¿cuál te ha gustado más describir?

Noah, sin duda. Es un pícaro, un buscavidas, el típico personaje que se escuda en una infancia difícil para justificar su actitud como adulto. Me ha costado no convertirlo en un personaje odioso, porque, al fin y al cabo, es él quien arrastra a Zoe al infierno que le toca vivir, pero hay que recordar que nadie es bueno o malo al cien por cien. Hay personas normales, bondadosas, que mienten, hurtan o estafan a Hacienda, y personas “malas” que, sin embargo, son capaces de lanzarse a un río y jugarse la vida por salvar a un desconocido. La vida no es monocolor, y las personas estamos hechas de un enorme abanico de tonos.

¿Cómo definirías a Zoe Bennett?

Zoe Bennett es una mujer tranquila, con una vida ordenada y un buen puesto de trabajo al que le ha costado mucho llegar. Tiene cuarenta años, está divorciada y vive sola por decisión propia. Está volcada en su trabajo, es restauradora de arte y le apasiona. Podría decirse que lleva una vida monótona y aburrida, y también ella lo piensa, pero parece resignada. Hasta que Noah Roberts se cruza en su camino y todo se complica. Ante las dificultades, Zoe tiene dos opciones: esconder la cabeza en un agujero, o afrontarlas y luchar. Y eso decide hacer, mirar a la vida a la cara por una vez y arrostrar lo que le venga… que no será poco. Encuentra una fuerza que ni ella misma sabía que tenía y toma unas decisiones que ni en su peor pesadilla pensó que tendría que tomar.

La novela tiene un sabor muy clásico. ¿Te fijaste en algún autor americano para escribirla?

¿Por dónde empiezo? Raimond Chandler, Dashiell Hammett, Jim Thompson, James M. Cain, Walter Mosley. Si te asomas a mi biblioteca, la parte superior está llena de los libros de estos y otros muchos autores y autoras. Las novelas están descoloridas y amarillentas, pero siguen en la parte de arriba, en un lugar de honor. Sería muy deshonesto por mi parte negar la influencia que estos autores han tenido en mí, como tantos otros, de género negro, narrativa e incluso poesía. Creo que los escritores estamos hechos de retazos de los que nos precedieron.

Nos encontramos con una protagonista que no es policía ni detective. ¿Es un inconveniente o un aliciente crear un personaje así?

Zoe es mucho más libre a la hora de actuar, no tiene normas que cumplir, ni siquiera las conoce, sino que se mueve por instinto y siguiendo lo que la lógica le dicta para sobrevivir. No tener superiores, reglas ni uniforme es sin duda un aliciente, al menos en este caso.

Las mujeres fuertes parecen recurrentes en mis obras, aunque reconozco que no es algo premeditado

¿Es la primera vez que te pones en la piel de una mujer de rompe y rasga, aunque al principio no lo pareciese?

No, no es mi primer personaje femenino fuerte. Irene Ochoa, la coprotagonista de mis tres primeras novelas, es una mujer muy decidida en todos los sentidos, violenta en ocasiones, dueña de su vida. Las mujeres fuertes parecen recurrentes en mis obras, aunque reconozco que no es algo premeditado. Siendo la novela negra un reflejo de la sociedad en la que vivimos, es lógico que en mis historias, y en muchas otras, haya mujeres fuertes, porque están en la calle, en las universidades, en la política, en las empresas, cada vez más, por suerte.

El estilo de la novela tiene mucho de thriller que de novela negra. ¿En qué género la encuadraría usted?

Esto de los adjetivos es algo que no termina de gustarme, pero ya que todo el mundo se empeña en etiquetarlo todo, diría que “Una bala con mi nombre” es un thriller con tintes de novela negra.

En la novela nos encontramos con capítulos breves y giros constantes en la trama. ¿Es importante el ritmo y la sorpresa en la narrativa actual?

El ritmo es fundamental para mí, no quiero que el lector se aburra y abandone el libro. Por otra parte, ofrecer pequeños giros o sorpresas, pero que sean verosímiles y plausibles, me parece de lo más atractivo en un libro de este tipo. He intentado hacerlo lo mejor que he podido, de hecho es lo que más me ha costado, hacer giros en la trama sin que se pierda el hilo y aumentando la tensión. El lector dirá si lo he conseguido.

Considera a su novela la más visual hasta el momento.

Todas mis novelas son muy visuales. Para crear una escena, en encierro sola y en silencio y “veo” la acción en mi cabeza, veo a los personajes, los observo moverse e interactuar, escucho sus voces. Cuando la escena me gusta, empiezo a escribir, y sólo cuando lo que leo reproduce en mi cabeza las imágenes originales doy por bueno lo escrito. Yo “veo” mis novelas antes de escribirlas, por eso no me sorprende que me digan que son muy visuales.

¿Cómo definiría su estilo narrativo?

En constante evolución. Creo que va cambiando según pasa el tiempo, lo pulo hacia lo que de verdad me gusta. Me da la sensación de que cada vez prescindo más de los adjetivos y del narrador omnisciente para dejar que sean los personajes, a través de la acción y los diálogos, los que sostienen la historia. Soy consciente de que me queda un largo camino, pero sigo aprendiendo, y lo que es mejor, disfrutando por el camino.

¿Ha sido difícil aparcar al inspector David Vázquez?

Al principio no, porque terminé agotada al acabar “Te veré esta noche”, pero reconozco que es un personaje por el que siento un cariño especial. Sí, a veces lo echo de menos.

¿Tiene más historias para Vázquez y regresaré en alguna ocasión Bennett?

Una bala con mi nombre” es una historia autoconclusiva, no tengo previsto nuevas historias para Zoe Bennett. Reconozco que ahora mismo tampoco pienso en el regreso de David Vázquez, pero esa es una idea que no he descartado del todo, sólo la tengo aparcada. El tiempo dirá, sin duda.

Para finalizar, ¿qué le ha aportado el cambio de editorial?

Me siento sumamente halagada por la apuesta que Harper Collins ha hecho por mí. Trabajar con ellos me ha supuesto crecer como escritora, he ganado en confianza en mí misma, porque ellos confían en mí, y por supuesto, una editorial de la magnitud de esta (¡no olvidemos que tienen los derechos mundiales de “Matar un ruiseñor”!) me permite llegar a muchos más lectores.

Sin embargo, he de decir que siempre estaré agradecida a Penguin Random House Mondadori. Fueron los primeros en apostar por mí, en decidirse a publicar mis novelas, y se han portad maravillosamente conmigo. Simplemente, era el momento de avanzar.

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