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Feria del Libro de Foz
Feria del Libro de Foz

La XXIX Edición de la Feria del Libro de Foz se moviliza por su supervivencia

Por Julia María Labrador Ben
jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

Este pasado fin de semana se celebró la 29 edición de la Feria del Libro de Foz (Lugo), una de las más antiguas de Galicia, pues ha sobrevivido contra todo pronóstico inicial durante casi tres decenios y esperemos que continúe viva muchos veranos más. En este 2014 su fecha se ha retrasado en demasía, con respecto a otros años, al último fin de semana de agosto, lo que ha provocado una menor presencia de librerías y stands.

Confiemos en que el próximo año recupere su fecha habitual del penúltimo fin de semana agostino para poder celebrar su trigésima edición por todo lo alto, tal y como se merece una feria tan longeva y especial. Surgió de la mente de Suso Fernández, dueño de la Librería Bahía, librero auténticamente vocacional, quien, convencido de que A Mariña necesitaba una dinamización lectora en verano, logró que a comienzos de los 80 la Federación de Libreiros de Galicia gestionara una Feria del Libro en su localidad natal.

Sin duda esta Feria se ubica en un lugar privilegiado, la Plaza del Conde de Fontao, unión de parque y mar, con unas envidiables vistas a la ría, fronteriza con el puerto, presidida por dos inmensas palmeras, un entorno maravilloso que invita a los paseantes a acercarse a curiosear libros y los engancha a comprarlos tras asistir a las múltiples presentaciones de obras que tienen lugar en una carpa habilitada a tal efecto. Y también piensa en los incipientes lectores, pues siempre reserva un espacio para los niños: con biblioteca infantil, cuentacuentos, concursos de dibujos o cualquier otra actividad enfocada a que los más pequeños se aficionen a la lectura para siempre.

El pregón inaugural corrió a cargo del periodista y escritor Martín Fernández Vizoso, quien resaltó los valores de la lectura como formadora educacional y vital, y reivindicó que debería tener una supremacía indiscutible frente a redes sociales como Facebook y Twitter, aunque en la práctica no sea así, pues éstas ejercen una competencia desleal e injusta frente a ella, sobre todo entre los jóvenes, que erróneamente prefieren malgastar su tiempo perdidos en la red en lugar de sumergirse en la lectura de un libro.

Actuaciones folklóricas y musicales se entrecruzaron con presentaciones, firmas y concursos de dibujo para amenizar a los lectores potenciales. Entre los autores sólo firmantes estuvieron presentes Kike J. Díaz autor del cómic Nordés o Ramón Reimunde con su recién publicado O Tesouro do monte, que finalmente no pudo ser presentado como estaba previsto en la programación inicial.

Autores noveles junto a consagrados, libros de relatos al lado de estudios y libros sobre A Mariña se sucedieron en estos días. Las presentaciones se inauguraron con la primera obra de un autor novel, Os televisores estrábicos del filólogo y periodista Ramón Vilar Landeira (Edicións Xerais de Galicia), relatos en los que se cuenta la cara B de lo que no sale en las noticias, historias que el autor vivió de cerca o escuchó contar a gente cercana, narradas con un lenguaje desinhibido, con mucha soltura narrativa, historias en las que late la vida y en las que el lector puede sentirse identificado.

Otros títulos que protagonizaron las tardes de esta feria fueron Contos do mar de Irlanda de Xurxo Souto, La playa de Las Catedrales y su entorno de Carmen Cruzado y Beni Mántara, Cómo ser reintegracionista sen que a familia saiba de Eduardo Sánchez Maragoto y El Quijote de Madera de Francisco Javier Neira Pampín.

Quizá se dejó adrede para el final el libro más enjundioso y grueso de todos, O ciclo do pan e as súas construcións na Mariña de Lugo. Eiras, cabozos, muíños e fornos del geógrafo José María Leal Bóveda (Servicio de Publicaciones de la Diputación Provincial de Lugo), obra que además incluye un poemario e historias del poeta y profesor Paco Rivas imbricados con el texto. Se trata de un estudio que destaca el valor cultural, económico y etnográfico de hórreos y molinos. La frase más sorprendente salida de la presentación del mismo fue, indudablemente, ésta: “Los lavadoiros eran como el botellón actual”, indicadora de la importancia real de las construcciones estudiadas, de carácter social más allá de la función para la que se pensaron en origen.

 (Fotos: Julia María Labrador Ben)
(Fotos: Julia María Labrador Ben)
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