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"Apuntes para un autorretrato, las memorias del historiador del arte Bernard Berenson

domingo 01 de septiembre de 2019, 08:59h
Apuntes para un autorretrato
Apuntes para un autorretrato
«¿Puede un mortal retratarse con palabras como quizás pueda llegar a hacerlo con tiza o carboncillo?», se pregunta Bernard Berenson en el prefacio de estas memorias, iniciadas en plena Segunda Guerra Mundial y que dio por concluidas apenas finalizado el conflicto bélico que sacudió Europa.

Ésta será una de las obsesiones recurrentes de su escritura: comunicar una imagen a la vez representativa y consistente, tanto de su propia persona como de los acontecimientos del siglo de los que fue testigo. El resultado es una defensa apasionada de la vida vivida libremente, con las mínimas ataduras y con plena conciencia de las propias fortalezas y limitaciones, además de un canto a la belleza y a las virtudes humanas, no exento de críticas puntualmente feroces a la brutalidad de la que es capaz nuestra especie.

En estos apuntes –un ejercicio de autoconocimiento raro en personajes con la notoriedad de Berenson–, que no llegaron a fraguar nunca en una autobiografía al uso, las anécdotas de carácter personal se entrelazan con su sagaz y singular visión de la historiografía del arte y el papel de connoisseur, así como de la idea de progreso que había sido el principal motor del continente desde el Renacimiento y que la reciente guerra puso seriamente en entredicho.

Todo ello acompañado de una conmovedora reflexión acerca de la experiencia de envejecer y la inevitabilidad de la muerte, atravesada por la advertencia platónica de fondo: «La insuficiencia de las palabras para comunicar aquello que sentimos, pensamos o incluso sabemos a ciencia cierta».

Bernard Berenson (Vilna, 1865 - Florencia, 1959) fue uno de los historiadores del arte más influyentes del siglo XX. Tras graduarse en la Universidad de Harvard, viajó a Europa y se estableció definitivamente en Italia. Ya desde sus obras más tempranas, sus métodos innovadores –una singular mezcla de intuición y rigor sistemático– recibieron elogiosas críticas de sus contemporáneos más ilustres, entre otros el reputado crítico de arte suizo Heinrich Wölfflin y el precursor de los estudios de psicología William James.

Además de sus numerosos estudios sobre los pintores italianos del Renacimiento y de obras más reflexivas como Ver y saber, ensayo también publicado por Elba, Bernard Berenson dejó un legado personal incomparable. Sus contactos con la clase alta estadounidense le permitieron asesorar a diversos coleccionistas, influyendo así en los gustos y las modas de la época y contribuyendo de forma muy directa al auge de los museos en ee.uu. Legó I Tatti, la villa que adquirió en los alrededores de Florencia y donde vivió hasta su muerte, su colección de arte y su biblioteca a la Universidad de Harvard, y hasta hoy sigue siendo uno de los centros de estudios sobre el Renacimiento más reputados del mundo.

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