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"La Politique Orientale d´Alfonso V d´Aragón, roi de Naples (1416-1458)", de Constantin Marinescu

EDITORIAL: INSTITUT D’ESTUDIS CATALANS

Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
lunes 18 de noviembre de 2019, 20:42h
La Politique Orientale d´Alfonso V d´Aragón, roi de Naples (1416-1458)
La Politique Orientale d´Alfonso V d´Aragón, roi de Naples (1416-1458)
Estamos ante otra joya de la historiografía medieval; en este caso me refiero al estudio realizado por el profesor rumano Constantin Marinescu (1891-1982), obra que se interrumpe abruptamente en la página 256, ya que ahí finalizan los pliegos existentes de esta obra, que sería interrumpida por la Guerra Civil entre españoles de 1936 a 1939, el resto de la obra, lamentablemente, se perdió casi seguro en Rumanía hacia donde el autor se tuvo que exiliar.

La profesora Ferrer i Mallol se encargó de la revisión de la obra, que fue publicada por el IEC en el año 1994, el idioma utilizado es el francés. El centro de la obra es el rey Alfonso V el Magnánimo o el Sabio de Aragón (Medina del Campo, 1396-Nápoles, 27 de junio de 1458), y consiguientemente rey de Valencia, conde de Barcelona, etc. Sería rey de los reinos de Aragón y conde de Barcelona, que no se debe olvidar que es título regio, entre los años 1416 y 1458, para ser rey de Nápoles entre 1443-1458. Se casaría con su prima-carnal e infanta María de Castilla y de León (1401-1458), con la que no tuvo descendencia, pero sí con su amante llamada Giraldona de Carlino llamados Fernando o Ferrando I de Nápoles, María y Leonor.

El libro se abre con las relaciones del monarca con Egipto, que eran comercialmente muy activas, algo muy bien planificado ya que a través de dicho país mahometano llegaban las riquezas desde la India hasta el Levante, las especias, el oro y las piedras preciosas. Están documentadas las visitas de los marineros catalanes al gran puerto de Alejandría, donde tienen incluso un cónsul desde el siglo XV.

El segundo acercamiento se refiere a la vinculación del monarca con Etiopía-Abisinia, ciertamente vinculado al misterioso mito de un soberano cristiano llamado “el Preste Juan”, aunque en este momento, año 1430, las rutas no son seguras para que los embajadores abisinios puedan viajar al sepulcro del Apóstol Santiago en Compostela, ya que desde 1423 el soberano de Aragón está en guerra larvada y abierta con su primo Juan II de León y de Castilla. Asimismo se analiza su relación con el reino de Chipre y la dinastía de los Lusignan. La vinculación con la orden militar de San Juan de Jerusalén es considerable desde su posesión de la isla de Rodas. Alfonso V de Aragón mantiene un doble aspecto en sus relaciones con Bizancio, por un lado un interés económico conformado por los comerciantes catalanes que frecuentan los puertos del Imperio Romano de Oriente, y también político para ir a socorrer al emperador constantinopolitano Manuel II.

La segunda parte abarca desde la caída de Nápoles (1442) hasta la conquista de Constantinopla por los otomanos: Tras el dominio napolitano Alfonso V debe mantener dominados sus asuntos italianos, en 1444 se produce el ataque a Rodas y la batalla de Varna, ante esta situación el monarca aragonés subraya sus pretensiones a los ducados de Atenas y de Neopatria. También se estudian las relaciones con el gran-voivoda o gobernador provincial Esteban Vukcic de Bosnia. Con el ascenso al trono de Bizancio de Juan VIII Paleólogo se creará un consulado diplomático y comercial catalán en Constantinopla. Asimismo Alfonso V, visto su influjo en la zona, se atreve a presentar su candidatura al trono de Hungría. Hacia el final del año 1447, Guillermo de Lastic, lugarteniente del Gran Maestre de San Juan sigue buscando apoyos por toda Europa para evitar que los turcos conquisten Rodas, este es el momento preciso para que los barcos catalanes estén en el Mare Nostrum defendiendo los intereses de su soberano; debemos destacar con nombre propio al almirante catalán Bernat de Vilamarí, cuyos hechos de armas son remarcables.

Se debe leer con cuidado exquisito las relaciones con el Papa Nicolás V, que no estuvo lo diligente que sería de desear para defender a los bizantinos del colapso final el 29 de mayo de 1453 cuando Muhammad II aplastó al emperador Constantino XI, quien murió en el cerco y su cabeza llevada en triunfo a presencia de diversos caudillos agarenos, en el combate final sería herido gravemente el comandante del pequeño contingente de soldados occidentales, el genovés Giovanni Giustiniano Longo. Este análisis-resumen pretende abrir los ojos y el deseo ineluctable de los lectores hacia esta magnífica obra.

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