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Edgar Borges
Edgar Borges (Foto: Alfon García)

Entrevista a Edgar Borges: “Llevamos un tiempo con las realidades distorsionadas, como si de pronto se aumentase la dosis de confusión”

Autor de la distopía “Enjambres”
Por Javier Velasco Oliaga
jueves 18 de junio de 2020, 13:08h

El escritor caraqueño Edgar Borges acaba de publicar en Altamarea Ediciones su nueva novela “Enjambres”, una distopía muy actual donde una plaga de insectos azota una ciudad indefinida. Dicha plaga se acentúa con una ola de calor asfixiante que hace que la violencia se dispare de manera exponencial, al igual que los suicidios. Otro plaga que los medios de comunicación suelen silenciar.

Enjambres
Enjambres

Edgar Borges lleva radicado en España desde el año 2007, cuando emigró por la situación catastrófica en que vive su país. Desde su llegada ha publicado varios libros, entre novelas y ensayos. En casi todos, toca temas muy actuales como la soledad o el modo de vivir la adolescencia. Siempre hace una relaboración de la realidad en la que vivimos y que dan como resultado una literatura escueta, pero profunda y analítica.

¿Definiría su novela con una distopía?

Creo que Enjambres es una novela que narra la angustia del ser humano por encontrar un lugar posible para la vida plena, y eso podría ocurrir en cualquier tiempo donde exista la inconformidad.

¿Lo que antes era una distopía, ahora se ha convertido en realidad?

Es posible, creo que llevamos un tiempo con las realidades distorsionadas, como si de pronto los dueños del guion decidieron aumentar la dosis de confusión para sostener su entramado de poder. Nos quieren cambiar las posibilidades por un apocalipsis continuo; una cosa es crear distopías literarias y otra muy distinta es imponerlas en el orden social. A esto último debemos negarnos con toda la contundencia posible.

¿Cómo surgió el título de la novela?

Desde un principio pensé que ese era el título. Tenía una idea sobre seres humanos agrupados en la reacción como trinchera; una trama que ocurre en un tiempo donde la opinión se convierte en el arma de guerra de los distintos bandos; un momento histórico cargado de ruidos interiores y diferencias. Todas esas claves me hicieron pensar que la novela que tenía, basada en guerras de todos contra todos, debía titularse Enjambres.

Antes era una plaga de insectos, ahora un virus invisible. Avanza la Humanidad, pero sigue azotada por los males de siempre. ¿Es pesimista u optimista con el futuro?

Soy observador activo. Con esto quiero decir que soy pesimista pero no de brazos cruzados. Lo que nos están lanzando es muy fuerte y requiere de un altísimo nivel de inventiva y disposición. O somos capaces de conformar una nueva realidad social o en breve tiempo seremos parte de un inmenso cementerio de cárceles invisibles.

Violencia, suicidios… ¿Son los males de nuestra sociedad? Señale alguno más.

Miedo, apatía, fragmentación, desconfianza, sospecha, estupidez, subordinación al poder. Deshumanización.

Sus novelas suelen tratar temas parecidos. ¿En qué se diferencia “Enjambres” de sus anteriores títulos?

En Enjambres vuelvo a los temas que me apasionan, aunque desde una perspectiva mucho más general. Creo que es la novela donde he marcado con mayor fuerza el pulso entre lo que acontece en el interior de una persona y el mundo que ocurre en el afuera.

¿Cuáles son los temas recurrentes en su literatura?

Me gusta girar en torno al abandono, a la memoria como forma de control o liberación y a la muerte de la infancia.

“Me gusta escribir sobre la infancia como huella determinante. La infancia como ese pozo inicial donde se potencia o se condiciona la mirada”

En “Enjambres” los protagonistas son cinco jóvenes. ¿Le gusta tratar el tema de la infancia y de la adolescencia en sus novelas?

Me gusta escribir sobre la infancia como huella determinante en la vida de las personas. La infancia como ese pozo inicial donde se potencia o se condiciona la mirada. Me gusta contraponer el mundo imaginado del niño con el modelo social que aprende el adulto. En ese sentido me parece mágica la dimensión de fantasía que de niña Ana María Matute puso en práctica para contradecir la realidad. Ante el ruido de la guerra se metía debajo de su cama para imaginar historias. Y esto en nada tiene que ver con la evasión que erradamente algunos le atribuyen a la ficción. Al contrario, la literatura de ficción libera al ser humano de las cuatro paredes que puede significar una determinada realidad. Construye capas de posibilidades justo cuando la vida pareciera girar continuamente en una misma rueda.

¿Es el periodo en el que se forma la personalidad de las personas?

En la infancia es donde se detona la imaginación o donde se condena al individuo.

La amistad está muy presente en “Enjambres”, pero manipuladora. Con tantas pandemias y plagas, ¿se va a acabar la amistad tal y como la conocemos hoy en día?

Es posible que la amistad atraviese una dura prueba; por lo menos la amistad como espacio de encuentros. Creo que estamos en un tiempo de sospechas, y eso, indudablemente, no favorece a la amistad. Sin embargo, quiero creer en la enorme capacidad del ser humano para superar tragedias sin extinguir su fuego interior.

¿El enclaustramiento de los personajes es una metáfora de lo que estamos viviendo?

La novela fue escrita mucho antes de la pandemia; es cierto que la sensación de soledad ya estaba en crecimiento en el individuo actual. Y justo la base de “Enjambres” tiene que ver con la celda particular en la que hoy pareciera vivir recluido el ser humano. De ese encierro sí hablan las metáforas de la novela. La libélula y el agua son las dos metáforas claves en “Enjambres”. La libélula como la fantasía que sobrevuela la tragedia de María José (el personaje central) y el agua como la única profundidad posible cuando en la sociedad se han desgastado las esperanzas.

Una soledad por elección puede llevar a la serenidad

¿Será la soledad lo que nos espera en el futuro?

Una soledad por elección puede llevar a la serenidad. El problema radica cuando se articulan mecanismos para generar formas impuestas de soledad. Si tuviera que describir el mundo que nos levantan, sería un inmenso campo de cárceles invisibles. Una gigantesca cárcel sin paredes ni barrotes, donde el movimiento de cada individuo es delimitado solo por la inercia virtual que disfruta.

La novela tiene un marco temporal muy específico, menos de una semana. ¿Qué importancia tiene para usted el tiempo?

En el espacio tiempo se libran todas las batallas; antes de quitarnos los derechos nos enseñan una determinada noción del espacio tiempo. En la supuesta velocidad de los acontecimientos, por ejemplo, se pierde la interpretación. La clave de la dominación radica en que estemos ocupados, aunque es posible que en un futuro nos eduquen para que creamos que nos sobra el tiempo. El hastío como la nueva norma social. Creo que el verdadero sentir del tiempo lo tiene la naturaleza, y es ahí donde deberíamos poner el oído.

En cuanto a su forma de escribir. Divide la novela en capítulos muy cortos. ¿Se está tendiendo en la actualidad a una literatura intensa y contenida?

A mí me interesa una literatura intensa y contenida. Es como ir a la velocidad actual, pero con la memoria en expectativa.

¿Podríamos definir su novela como nouvelle al estilo francés?

Es posible; está ideada entre la brevedad del relato y la intensidad de la novela.

¿Cuál sería la moraleja de “Enjambres”?

Difícil pregunta, espero no haber dejado ninguna moraleja sino una sacudida con réplicas en el tiempo.

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