Zofia Nałkowska, escritora polígrafa, miembro de la Academia de la Lengua Polaca

Zofia Nalkowska nació en Varsovia en el año 1884. Su padre fue el geógrafo Waclaw Nalkowski quien apuntó la controvertida teoría de los límites indefinidos del área territorial polaca. La madre provenía de una familia de artistas.

Comienza en la literatura con poemas de juventud: a los 14 años publica Recuerdos y más adelante se afianza en la revista Chimera como poeta de cierto renombre. A pesar de la acogida que tuvo, al final se decantará por la narrativa, género que le permitía expresar su implicación social, teniendo principalmente a la mujer de la alta sociedad como epítome de fémina con deseos de independencia de las ataduras señaladas por su época. Matrimoniada en dos ocasiones: en primer lugar con un poeta y pedagogo y más adelante con un militar, asegura que ambas experiencias personales le permitieron conocer más y mejor sectores de la vida de su país, curiosos y distintos, y de esta manera convertirlos en materia literaria. Caracteres (1922) y El matrimonio (1925) o Las paredes del mundo (1931) pertenecen a esos momentos.

Su escritura resulta de una gran profundidad y de un acertado análisis psicológico, como si de una cirujana se tratara: disecciona con el bisturí de su intuición detallista almas atormentadas, a la vez que describe con realismo veraz pasiones, sentimientos, inquietudes de personajes –femeninos sobre todo- extraídos de su propio ambiente. Cultiva diferentes géneros y en todos, la temática destaca por la preferencia en contenidos sobre la mujer en general y sobre las mujeres en particular, logrando una dicotomía exitosa en: Mujeres (1906), Las congéneres (1909), Narcisa (1911).

Continúa publicando incansablemente hasta su muerte acaecida a los 60 años de edad al sufrir un derrame cerebral. Perteneció al famoso grupo literario denominado Los arrabales y que acabó por disolverse en 1937 después de ejercer un importante papel ideológico y cultural. Títulos famosos y reconocidos que continúan sus asuntos predilectos serán: Amor malvado, Casa de mujeres, drama que se adaptó con gran éxito al cine o El día de su retorno y Nudos de la vida, entre otros. Apegada siempre a su niñez, su recuerdo perdura en la novela autobiográfica: La casa junto a los prados, pintura con palabras de instantes plácidos, plasmados con una gran delicadeza poética (nunca olvidará su tino y acierto líricos de los que no se desprende hasta en sus más duros relatos) en contraste con Diario del tiempo de la guerra, escrito durante la contienda de la Segunda Guerra Mundial y que fue publicado en 1970.

Zofia Nalkowska es una de esas mujeres tan variopinta como singular: desde el puesto que le asignó su nacimiento privilegiado supo entender la responsabilidad de comprometerse con el momento que le tocó vivir.

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