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"Ricardo Corazón de León. El rey cruzado", de Jean Flori

Edhasa Editorial. 2021
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
martes 17 de mayo de 2022, 09:12h
Ricardo Corazón de León
Ricardo Corazón de León

Estamos ante una obra fuera de serie, sobre uno de los personajes más eximios de la historia de la humanidad. La obra proviene del año 1999, y fue presentada en diferente edición por Edhasa en el año 2002. El autor fue uno de los mejores medievalistas de Europa; y siendo francés es de loar lo magnífico que se acercó al monarca Plantagenêt, carente del más mínimo chauvinismo, y con un rigor fuera de toda duda.

Estamos ante un siglo, el XII, ya que Ricardo Corazón de León murió en 1199. Y, desde mi modesto punto de vista, nos encontramos ante una centuria como no se ha vuelto a reproducir en la Historia, con los gobernantes más geniales, inteligentes y conspicuos de todos los tiempos. Señalaré algunos de ellos: ALFONSO IX DE LEÓN. FERNANDO II DE LEÓN. ALFONSO VIII DE CASTILLA. SANCHO VI DE NAVARRA. SANCHO VII DE NAVARRA. PEDRO II DE ARAGÓN. THOMAS BECKET. LEONOR DE AQUITANIA. XIMÉNEZ DE RADA. LUCAS DE TUI. PAPA ALEJANDRO III. FEDERICO I BARBARROJA. LEONOR PLANTAGENÊT DE CASTILLA. SALADINO. JUAN I SIN TIERRA. ENRIQUE II DE INGLATERRA. FELIPE II AUGUSTO. TERESA DE PORTUGAL REINA DE LEÓN. GUILLERMO EL MARISCAL. MERCADIER, etc., entre otros de mayor o menor enjundia.

Ricardo nace, como sería de desear para un monarca, sobre todo del Pleno Medioevo, en Oxford, el 8 de septiembre de 1157; y desde su más tierna infancia ya dejará muy claro cuáles son sus características idiosincráticas, regias por antonomasia, a saber: carácter indomable, coraje a toda prueba, valentía hasta la extenuación, heroísmo sin ambages, búsqueda de gloria y deseo de ser célebre, lo que está presente a todo lo largo de su devenir vivencial, unido todo ello a una importante generosidad en la guerra y en la paz en la mayor parte de sus guerras; y porque no decirlo un sentido muy desarrollado del honor sumado a una denominada dignidad altanera, que era una mezcla explosiva de altivez y de orgullo. Todo ello se demostraría, a lo largo de su historia, pero existe un momento álgido, que se produce en el momento que llega a Messina, previamente a su tránsito hacia la Tercera Cruzada; donde el recibimiento sería apoteósico por parte de los sicilianos. Y, además, como casi es una excepción en todo el Medioevo, o por lo menos una de ellas, demostrando un gran amor por su excepcional madre, la Reina Leonor de Aquitania, preferencia que será correspondida. Este libro es fuera de serie, y un extraordinario acierto editorial por parte de Edhasa. El eximio rey de Inglaterra era de una imponente altura física, ya que medía entre 1’96 y 2’00 metros de altura.

En suma, un sobrenombre que traduce y resume las virtudes pero tal vez encubre también los vicios de la caballería, encarnada para siempre a finales del siglo XII por Ricardo, como Guillermo el Mariscal, contemporáneo suyo, lo había sido quizás para la generación anterior, si hemos de creer a su panegirista. Y en gran medida es cierto, con una diferencia: Guillermo el Mariscal era un caballero ‘por entero’, pues vivía de su espada y su lanza. En cambio, Ricardo era rey de Inglaterra: el modelo perfecto, según se dice, si no el primero, de rey caballero”. Paradojas de la historia, Ricardo no estaba destinado a ser rey, ya que primero que él habían venido a este mundo otros vástagos, engendrados y concebidos por el matrimonio regio entre Enrique II Plantagenêt de Inglaterra y Leonor de Aquitania: Guillermo (muerto en 1156), cuando había cumplido solo tres años de edad, luego nacerían Enrique llamado “el Joven” y rey de Inglaterra, y Matilde casada con el duque Enrique de Sajonia llamado ‘el León’. No era, probablemente por la profunda relación que tenía con su madre, el preferido paterno, quien tras la muerte de Enrique ‘el Joven’ había intentado entregar el trono a otros dos de sus hijos varones: Godofredo de Bretaña y Juan ‘sin Tierra’. La dinastía Plantagenêt debe defender sus territorios en Francia, para evitar las apetencias voraces de los Capeto, y pasan poco tiempo en Inglaterra. Son duques de Anjou y, por consiguientes, angevinos. Ricardo pasaría alrededor de un año, de los diez de su regia vida, en Inglaterra. Enrique II se considera una especie de emperador in pectore, y realiza todo tipo de cambios en sus tierras y en el propio trono de Inglaterra. El 14 de junio de 1170 corona a su hijo Enrique ‘el Joven’ como rey de Inglaterra. Ricardo Corazón de León viene al mundo en el momento álgido de la caballería, y de las luchas-cruzadas por tratar de recuperar Tierra Santa de manos del Islam.

Ricardo Corazón de León viene al mundo precisamente en esa época en que la caballería se impone en todos los ámbitos: en el militar, por la adopción generalizada de un nuevo método de combate, la carga compacta lanza tendida, y por los progresos decisivos del armamento defensivo que lo acompaña, asegurándole la supremacía absoluta sobre los campos de batalla; en el ámbito social, debido al cierre progresivo de la caballería a los no nobles y su transformación en cuerpo de élite de crecientes colores aristocráticos; en el ámbito ideológico, por la adopción de los valores de la caballería por parte de la nobleza, que le impone su sello; en el cultural, para acabar, gracias a la difusión de la ética caballeresca por parte de la literatura novelesca y cortés”. Su educación, es lógico esperar, que sería paradigmática; más si cabe en una familia de una fuerte y acusada personalidad, como era la suya. Sus abuelos maternos eran considerados como protectores de las artes y de las letras. Por Aquitania desfilarían músicos de tanto prestigio como Bernart de Ventadorn o Jauffré Rudel. Enrique II no tuvo demasiado apego hacia la caballería, aunque sí lo hay entre sus antepasados. Con todo este bagaje, y viviendo en una tamaña familia, y además numerosa; sin mencionar a sus dos hermanas por parte de madre, dejadas en París al cuidado del padre Luis VII de Francia, María y Alaise; está claro que la competencia kennediana sería inevitable. El Rey de Inglaterra escogería todos los medios propagandísticos existentes en su época para destacar, y tratar de mezclar, conscientemente, historia y leyenda. Estimo que este preámbulo puede dar fe de lo extraordinario que es este libro, que recomiendo total y absolutamente, calificándolo de cum laude. Estamos, por lo tanto, ante otro acierto literario-biográfico de la colección de HISTORIA DE EDHASA. ¡Admirable! «Virtus et vitium sunt contrario. ET. Ab imo pectore».

Puedes comprar el libro en:

9788435025652
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