Purificación García Villanueva nació en la ciudad filipina de Iloilo, en el año 1886; muere en Manila en 1954 a los 67 años de edad. De madre española, oriunda de Palencia. Un dato anecdótico que siempre se recuerda en su biografía es el hecho de ser la primera Reina del Carnaval de Manila con 22 años; detalle curioso por lo que de “frívolo” pueda tener según parámetros y épocas, -críticas las habrá, sin duda, y apoyos, también- ya que mientras lucía palmito por aquel entonces, se dedica a organizar y aglutinar a un grupo de mujeres sufragistas denominado Asociación Feminista Ilongga donde da inicio a su labor, incipiente al principio pero muy constante a lo largo de su vida, de convencida feminista en defensa de los derechos de sus compatriotas; comienza, pues, un camino de importante activismo que irá ejerciendo con el paso de las décadas para visibilizar el papel y la función de las mujeres en una sociedad muy constreñida y guiada sin duda por coordenadas de supremacía varonil.
Consecuencia de estos esfuerzos insistentes será el primer proyecto de ley de sufragio que llegó a la Asamblea de Filipinas en 1907. Sin perder tiempo y compaginando sus intentos y logros en materia de derechos sociales y políticos, resalta su labor como articulista en la publicación semanal El Tiempo, donde editó una página dedicada a la mujer; siempre fiel a sus presupuestos y coherente con sus ideas. Preocupada a su vez por cuestiones lingüísticas, fue la única responsable de la sección de lengua española y será en este idioma en el que edite la publicación Woman’s Outlook.
Adoptó como segundo apellido el de su marido Teodoro Maniguiat Kalaw con quien tuvo dos hijas, una de ellas senadora, siguiendo la senda de su madre en instituciones gubernamentales. Entre sus muchas obras, sobresale uno de los primeros libros de recetas de cocina publicado en Filipinas durante el año 1918, titulado Condimentos Indígenas. Se dedicó a escribir numerosos ensayos acerca de la historia de su país como recuerdo de lo que se podría conseguir, si se pasara página a una historia lacerante para las mujeres, que las marginaba a simples funciones domésticas; su producción literaria se centra en los valores que aporta el universo de la mujer a una sociedad cambiante y en transición secular. Ha realizado también una recopilación de un acertado elenco de mujeres escritoras de su país. En vida y póstumamente, ha sido galardonada y reconocida a la vez que ha recibido diferentes premios por su denodado y meritorio esfuerzo por los derechos de las mujeres de Filipinas. En su afán siempre estuvo el deseo de un mejor y más abierto horizonte para tantas mujeres solapadas y silenciadas.
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