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"Panteón. Una nueva historia de la religión romana", de Jörg Rüpke

Ed. Akal. 2021
Por José María Manuel García-Osuna Rodríguez
viernes 22 de julio de 2022, 17:00h
Panteón. Una nueva historia de la religión romana
Panteón. Una nueva historia de la religión romana

Estamos ante otro estupendo libro de la editora Akal, el autor es de una total garantía, ya que es el vicedirector del departamento de estudios religiosos en el Max Weber Center for Advanced Cultural, and Social Studies en la Universidad de Erfurt; ciudad muy vinculada a la familia de Johann Sebastian Bach (1685-1750); ya que, concretamente en esa ciudad de la Turingia alemana vería la luz el padre del genial compositor, y considerado como el padre de la Música Culta o Académica, me estoy refiriendo a Johann Ambrosius Bach (1645-1695).

La propia editorial nos ofrece el análisis obvio de su volumen, que vamos a utilizar, sin ambages: “La intención de este libro es relatar la historia de una convulsión cuyo impacto marcó una época. Esta es la historia de cómo, a partir de un mundo en el que se practicaban ritos’, surgió un mundo dereligionesa las que se podía pertenecer. No es una historia en línea recta. Los cambios que se narran no fueron inevitables, nadie podría haberlos previsto; tampoco fueron irreversibles, más bien al contrario. Es una historia viva, dinámica, colectiva e individual. En este monumental texto, Jörg Rüpke nos entrega una narración histórica, sorprendente y original, de la religión antigua romana y mediterránea desde la Edad del Bronce hasta la Antigüedad Tardía pasando por la Roma imperial. Tomando como punto de partida la religión ‘vivida’, una perspectiva que destaca cómo las prácticas y las experiencias individuales transforman la religión en algo muy diferente de su aspecto oficial, el autor construye un cuadro radicalmente novedoso tanto de la religión romana como de un período crucial de la religión occidental, un momento decisivo que influyó en el judaísmo, el cristianismo, el islam e incluso en el concepto moderno de religión. Por su enfoque innovador y su dimensión sin precedentes, estamos ante un relato inigualable de la cultura romana y mediterránea”.

Este libro es una joya historiográfica sobre un mundo en el que la religión ya era una actividad esencial, para poderse acercar a las divinidades, porque era posible pertenecer a varias religiones a la vez. Los ciudadanos romanos de la época no eran conscientes, en esta primera mitad del siglo IV d. C., de que se iba a producir la caída del Imperio romano, y se produciría una evidente transformación social con la caída del mundo antiguo, y la encrucijada del final del S PQR. En el lar del Imperio romano de Occidente los pueblos germánicos crearían una nueva sociedad, con unos valores sociales muy diversos. En las tierras del Imperio romano de Oriente o nuevo Imperio de Bizancio también existirían problemas muy graves, sobre todo por el constante enfrentamiento con el Imperio otomano, musulmanes a ultranza y por antonomasia, y que terminarían acabando con Bizancio, conquistando su capital, Constantinopla, y llamándola Estambul. Los mahometanos seguirán expandiéndose por el Mediterráneo.

Lo principal que ignoraban, no obstante, era qué conocimiento religioso era correcto y cuál era falso, que religión terminaría por ser legítima y cuál no. Y tampoco sabían que la gravedad de la religión era ahora tal que, con independencia de cómo se configurara la comunicación religiosa de un individuo, en el futuro su membresía estaría limitada a una única religión”. Los cambios fueron tan amplios y de una gran inmensidad, muy compleja para el desarrollo futuro de Europa. El emperador Constantino I “el Grande” decide, tras un análisis riguroso y pormenorizado, otorgar un trato igual a los sacerdotes que ofician en el rito católico, y asimismo a sus maestros, que a los múltiples que oficiaban en el mundo del paganismo; la causa primordial fue la ética diferente y perfecta con que los primeros se comportaban. Pero, todo se volvió hacia atrás cuando sube al trono imperial de Roma, y su propio calificativo lo delata, el soberano denominado como Juliano “el Apóstata”, que vuelve a realizar una discriminación ad inversum en los años 361-362, y quien incluso fomentaba personalmente cultos en los que se practicaban sacrificios de animales.

La oposición de los ciudadanos a este comportamiento ritual fue importante, sobre todo entre la población de Antioquía. En esta misma época, los ciudadanos oligarcas de Alejandría daban culto a sus dioses, que no era el de los cristianos, en unos 2.500 templos de pequeño tamaño. “E, incluso después del rechazo de Graciano del supremo pontificado (en torno al año 380 d.C.), Aurelio Simaco movilizó a su red pontifical para proceder en contra de una vestal fugitiva, sospechosa de un supuesto incesto. En la zona gris judeocristiana, a pesar de la episcopalización en un extremo y de la institucionalización del rabinato en el otro –ambos aún fenómenos minoritarios- muchos abrazaban aún posiciones inconformistas”. Poco antes de mediados del siglo IV d. C., un autor denominado como el Pseudo Clemente veía, con desagrado y sorpresa, que existían seguidores del Hijo de Dios, que él definía como ‘de origen extranjero’, los cuales eran observantes fieles de la ley mosaica, en igual forma que los hebreos natos en la propia Judea. Pero el que no existiesen diferencias, no mejoraba ni pacificaba los enfrentamientos sociales.

Siempre existió un conflicto de todo tipo, inclusive en el aspecto de diferencias de lengua, entre las dos grandes urbes imperiales, Roma en Occidente, secundada en ocasiones por Rávena, y la populosa Constantinopla en Oriente; y tras unos mil años de historia común, esa nueva capital comenzaba a socavar los cimientos de la vetusta Roma. “Las elites, una y otra vez, hacían sus reclamaciones en forma de objetos sacros, estatuas y relicarios. Este proceso culminó en el Palladium, supuestamente transportado desde Troya como símbolo de la transferencia geográfica del dominio y de su permanencia temporal. Cuando, después de la captura de Roma en el 410, el objeto en sí no estaba disponible, se recreó bajo la forma de conocimiento, es decir, con la ayuda y la mediación de textos”. Estimo que este es suficiente, justo y necesario, para recomendar este libro, al que yo definiría como rigurosamente elegante y completo, con ese cuidado, hasta en su envoltura, con que trata Akal a todas sus publicaciones. «Cuiusvis hominis est errare: nullius nisi insipientis, perseverare in errore».

Puedes comprar el libro en:

9788446051152
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