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Magdalena Albero Andrés
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Entrevista a Magdalena Albero Andrés, autora de "Los caminos del mar"

"El rey Ptolomeo I se dedicó a una política activa de lo que hoy llamaríamos captación de talento"

jueves 23 de octubre de 2014, 13:23h

"Los caminos del mar" es la primera novela de Magdalena Albero Andrés, que ha sido la ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Úbeda”. Este libro nos transporta a la antigua Grecia para relatarnos una historia de superación en la que una mujer tratará de luchar contra las convenciones que le impiden estudiar y ejercer la medicina.

Magdalena Albero Andrés
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Entrevista a Magdalena Albero Andrés, autora de 'Los caminos del mar'

En esta entrevista con su autora, hemos hablado de temas relacionados con Los caminos del mar, como el debut a lo grande de Magdalena Albero Andrés en el mundo de la literatura, el estudio de la medicina en el siglo III antes de Cristo o la situación de Atenas y Alejandría en esa época.

¿Qué le llevó a escribir "Los caminos del mar"?
En la decisión se unieron dos pasiones: mi pasión por escribir y mi pasión por el mundo antiguo. Siempre me ha interesado la antigüedad clásica a orillas del Mediterráneo. Al fin y al cabo es en estos lugares donde se desarrolló nuestra cultura occidental. Tenía curiosidad por saber más. Un día, leyendo un artículo sobre historia de la ciencia, encontré el nombre de Herófilo de Calcedonia, el creador de la Escuela de Medicina del Museo de Alejandría. Enseguida me atrajo escribir sobre la época. Pero quería cambiar de registro, dejar de lado el ensayo y escribir sobre personas. No me interesaba explicar la vida de personajes reales, sólo quería que éstos estuvieran allí, en el contexto de la historia. Siempre había pensado que eso que dicen algunos escritores de que sus personajes los guían y toman vida propia era un cuento. Hasta que me pasó a mí. A medida que Irene iba tomando forma y se metía en situaciones diferentes yo no hacía más que seguirla, pensando cómo se sentiría, cómo reaccionaría, qué le ocurriría después. Y al mismo tiempo que me metía en su vida, tenía que hacerlo en el momento histórico que le había tocado vivir. E iba descubriendo todo aquello que era diferente en la época, pero también descubrí aspectos que eran atemporales y universales, tanto en los sentimientos de la protagonista como en la vida social, cultural y política de los lugares donde vive.

¿Qué sintió cuando su primera novela resultó la ganadora del II Certamen Internacional de Novela Histórica “Ciudad de Úbeda”?
Una felicidad absoluta. Me habían dicho que los concursos muchas veces tienen ya pactado el ganador y que las obras de los autores noveles ni siquiera se leen. Pero yo deseaba que alguien leyera mi novela, que creyera en ella. Por eso la envié, a pesar de las recomendaciones en contra de hacerlo. Tenía pocas esperanzas de resultar ganadora. Enterarme de que había ganado el certamen fue una de las mejores noticias que he recibido en la vida porque ha supuesto un cambio importante para mí. El haber ganado el premio se ha convertido en un impulso magnífico para seguir escribiendo. Me he lanzado, con la ilusión renovada, a trabajar en la segunda novela que estoy escribiendo.

¿Por qué se decidió por el género de la novela histórica?
Siempre me ha gustado la historia. De hecho, además de Licenciarme en Ciencias de la Comunicación, también lo hice en Historia. Sobre todo me atrae la historia del mundo antiguo, aunque mi especialidad mientras estudiaba fue la Historia Moderna y Contemporánea. La novela histórica me permitía también hacer el puente entre el libro de ensayo, que es el que yo suelo escribir por mi profesión, y la creación de una historia con personajes vivos que sienten y que tienen la capacidad de atraer al lector y mantenerlo interesado en lo que les pasa hasta el final de la novela. Quería escribir una novela que fuera entretenida, que conmoviera y que informara. La parte de la investigación histórica era fácil para mí. Sabía buscar información, analizarla, contrastarla, seleccionarla. El reto que me planteé es que esa información no se notara que estaba allí. Que las peripecias de la protagonista de mi historia, el creciente interés por lo que le ocurre, consiguieran transportar al lector hasta el siglo III a.C. y que pudiera llegar a identificarse no sólo con los sentimientos de la protagonista sino con aspectos de la sociedad de la época que continúan vigentes el día de hoy. Creo que he conseguido superar el reto.

¿Cuánto tiempo ha invertido en escribir están novela?
Desde la primera idea hasta el momento en que la envié al concurso, dos años y nueve meses.

¿Cómo definiría su estilo?
Creo que mi estilo es ágil, fresco, nítido, casual. No busco metáforas ni tiene largas descripciones. Intento reflejar los sentimientos de los personajes de manera sencilla. Busco que el lector simpatice con ellos, que se interese por lo que les está ocurriendo.

¿Cuál diría que fue el principal cambio en la política de Alejandría para convertirse en la ciudad de referencia en cuanto al saber que llegó a ser?
La política del rey Ptolomeo I, quien, en vez de pelearse por ampliar territorios como hicieron los demás diádocos (los sucesores de Alejandro el Magno), se dedicó a una política activa de lo que hoy llamaríamos “captación de talento” de todas las regiones de la Helade. Para ellos creó el Museo (o palacio de las Musas) donde los puso a trabajar. Les dio la estabilidad que necesitaban para crear en el ámbito de las ciencias y de las letras. Propició tanto la innovación y ampliación de conocimientos dentro del Museo como el recoger el conocimiento que llegaba de otros lugares muy lejos de Alejandría. Así, todos los papiros que venían en los barcos que llegaban a Alejandría eran revisados por Demetrio de Falero, el gran bibliotecario, y si aportaban conocimientos nuevos los mandaba copiar. Luego se devolvían a sus dueños. La copia de papiros sobre conocimientos muy diferentes de lugares lejanos, y los muchos documentos que los sabios del Museo generaban con sus reflexiones y descubrimientos, se almacenaban en la biblioteca. El hijo de Ptolomeo I, Ptolomeo II, continuó en la misma línea que su padre y amplió la biblioteca, que perduró hasta que fue destruida, muchos siglos más tarde, en el siglo IV d.C.

Tanto en la forma de gobierno como en la organización social, Ptolomeo I propició la fusión de la cultura egipcia con la griega, y creó una ciudad viva, rica y majestuosa que se convirtió en reclamo para los habitantes de otras ciudades que llegaban allí para establecerse. Alejandría era una ciudad griega, en tierras egipcias. Ptolomeo quiso que ese dominio de lo griego no excluyera formas de hacer egipcias que podían ser útiles para la organización de la ciudad. Consiguió incluso un sincretismo de mitologías griega y egipcia con la creación del dios Serapis.

¿Cómo definiría la situación política de Atenas en esta época?
Ya en el siglo IV a.C había empezado el declive de las grandes polis, Atenas y Esparta. Macedonia dominaba la región del Ática y Atenas empezó a tener gobernantes más dados a la guerra que al desarrollo de la filosofía, las artes o la democracia. En el año 286 a.C. la situación no había hecho más que empeorar. Pero el esplendor de un pasado ya lejano seguía presente en las mentes de personas instruidas, como el padre de Irene, quienes se resistían a aceptar que las cosas ya no iban a volver a ser como lo fueron en la época de Pericles. Por eso, en los años en que transcurre la novela, se produce una diáspora de ciudadanos atenienses, cultos y con pensamiento propio, hacia Alejandría. Intentan huir de la represión de Atenas contra quien no está con el poder. También buscan desarrollar sus ansias de conocimiento en un entorno favorable para ello.

En la época en la que transcurre la novela las mujeres tienen vetado el acceso al estudio de la medicina, pero ¿a qué hombres también se les podía vetar también dicho acceso?
Los esclavos no tenían acceso tampoco, ni los extranjeros. En el caso de la Escuela de la Medicina de Alejandría, tampoco tenían acceso los egipcios. Era una institución griega, dominada por los griegos. Esa es una de las cosas que, en la novela, quiere cambiar Herófilo. Por eso protege a Irene y a Manetho, un discípulo egipcio. Como no tienen permitido estar con los demás discípulos, Herófilo les enseña medicina a escondidas: visitan enfermos sin que los demás lo sepan, hacen experimentos novedosos que dirige Herófilo, y copian y estudian papiros médicos procedentes de lugares lejanos

¿Cómo evoluciona el personaje de Irene a lo largo de la novela?
Los caminos del mar es una novela de aventuras, pero sobre todo una novela de iniciación, una Bildungsroman. Como ocurre en este tipo de novelas el personaje de Irene está a punto de entrar en la edad adulta. Se encuentra en esa época de la vida en que por primera vez uno se pregunta quién es y qué quiere. A lo largo de la novela lo irá descubriendo. Es una historia de supervivencia, de superación personal. Irene debe sortear las dificultades y aprender de ellas. Debe empezar muchas veces de cero, en lugares diferentes, debe aceptar la pérdida o la lejanía de las personas a las que ama, y también las dificultades con las que se encuentra cuando decide seguir adelante con su decisión de convertirse en un buen médico. Es un personaje muy humano, que duda, se equivoca, que mezcla razón y emoción en las decisiones que toma. Irene pasa de ser una niña protegida por su padre a una adulta segura de sí misma, serena, con proyectos, ilusionada. Su viaje por el Mediterráneo, su estancia en Atenas, Creta, Alejandría, Rodas y Pharos (actual Hvar, Croacia) es también un viaje interior hacia el descubrimiento de sí misma. Irene se convierte en una mujer valiente, aunque no es consciente de ello. Es capaz de lanzarse a tomar caminos no trazados a pesar de que no sabe dónde la van a llevar.

En su opinión, ¿cuál es el gran momento determinante de su vida?
Hay más de uno, que no voy decir aquí por no desvelar el argumento de la novela. En general coinciden con las razones que llevan a Irene a abandonar o a quedarse en las ciudades donde vive a lo largo de la novela.

Si tuviera que escoger a uno de los dos hombres a los que Irene llegó a amar, ¿cuál sería?
Bueno, yo no soy Irene, ni tampoco tengo su edad. Creo que los dos hombres, aunque muy diferentes, aportan aspectos importantes que hacen atractiva una relación con ellos. Pero si he de contestar a la pregunta, creo que elegiría a Leandro para una relación breve y a Linos para una relación duradera.

¿Está trabajando en alguna nueva novela?
Sí. Adelanto que se trata de una novela histórica pero transcurre bastantes siglos más tarde. También quiero terminar de escribir una novela contemporánea que tengo a medias.

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