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Alberto Ávila Morales
Alberto Ávila Morales

Entrevista a Alberto Ávila Morales, autor del poemario "La muerte de Dios"

“Me introduje en la poesía en una catarsis de amor y de horror-desesperación”

Por Julia María Labrador Ben
lunes 04 de mayo de 2015, 18:34h

El poeta madrileño Alberto Ávila Morales, fotógrafo publicitario, cantautor y compositor, acaba de publicar su segundo poemario, "La muerte de Dios" (Ediciones Vitruvio), poesía desencantada, humana, reflexiva y filosófica, muy acorde con los tiempos que corren, en ocasiones intimista pero siempre muy profunda y completamente libre, al margen de estilos y movimientos literarios.

  • Foto de Ana María Reyes Cano

Alberto Ávila Morales (Fotos: Ángel Hidalgo)
Alberto Ávila Morales (Fotos: Ángel Hidalgo)

¿Cuándo empezaste a escribir poesía?

En el año 1980 participé en el Festival de Benidorm con la canción “Tierra adentro”, fui sin casa de discos. Llegué a la final y obtuve el premio a la Mejor Letra de Canción. Siempre he compuesto canciones de un estilo similar al de Serrat o al de Aute, y eso me ha dado un colchón imaginativo para escribir poesía. Quiero decir que realmente en la poesía empecé como cantautor. En sentido estricto los poemas los comencé a componer cuando mi anterior compañera enfermó de Alzhéimer, alrededor de 2007, y los publiqué bajo el título Para Isabel. Gritos de amor para el Alzhéimer.

¿Cuál fue tu primer libro poético?

A finales de 2006 enfermó Isabel, mi compañera. Yo estaba trabajando como tutor de universitarios mexicanos y por la noche, mientras ellos salían para divertirse, yo encerrado en un despacho comencé a escribir este poemario que en 2008 se editó en edición no venal, edición de autor, con fotografías de Sandra Bautista Martín, sobrina de Isabel. Años después, en 2011, contacté con Basilio Rodríguez Cañada y su editorial Pigmalión, quien se interesa por mi libro y lo publica el 21 de septiembre de ese año (precisamente el Día Mundial del Alzhéimer).

¿Qué supuso para ti la poesía?

Fue una catarsis de amor que sufrí ante el horror de que te digan que la persona a la que más quieres tiene una terrible enfermedad incurable y la desesperación que ello me generó.

¿Qué supone este nuevo poemario “La muerte de Dios” dentro de tu obra?
El primer poemario “Para Isabel” era una obra preciosista e intimista que tuvo un parto muy doloroso, y luego decidí escribir otro libro de poesía, pero más social: “Dados los tiempos que nos ocupan y estercolan, he decidido dar un giro a la poesía para hacerla más mundana y aguerrida.”

¿Qué destacarías del formato que has empleado en la edición?
Cada cinco poemas va una imagen y una cita mía, menos la primera que está tomada de Eduardo Galeano, un tipo genial en sus pensamientos y obras: “El mundo de hoy invita a ser indigno”. Las citas enlazan más con los poemas, van encriptadas en ellos, en su contenido. En total el libro contiene cincuenta y dos poemas acompañados de diez láminas más la portada. Los dos últimos, Caída y Resurrección constituyen un epílogo.

¿Cuál es el contenido filosófico de tu poemario?
Al titularlo "La muerte de Dios" es inevitable acordarse del libro homónimo de Nietsche, quien reflejó en el mismo la toma del poder por los seres desvalorizados. Al reflejo de esto, mi poemario viene a resumir que como él mismo dijo ningún gobernante lo ha hecho honesta y dignamente. De lo cual se ha derivado la total falta de libertades conseguidas a fuerza de lucha. “La dignidad es un plato demasiado exquisito para ponerlo diariamente en la mesa.” Aunque en este contexto Erich Fromm ya nos advirtió de los peligros de la libertad absoluta. Y en la excelente introducción de Ana María Reyes Cano al libro se nos viene a recordar: “Somos dueños de nuestra propia libertad, pero también de su miedo”.

¿Cómo abordas la existencia de Dios?

No he filosofado sobre si existe o no un Dios, porque eso sería teología pura. Teníamos un guía espiritual que era nuestro Dios, pero la tecnología nos ha puesto muy en duda que exista un ser que nos resguarda bajo su manto y nos premia o no.

¿Qué opinaría un teólogo de tu poemario?

No lo sé todavía, pero le he hecho llegar un ejemplar a monseñor Carlos Osoro, Arzobispo de Madrid, para conocer su opinión. Hasta ahora, lamentablemente, no he recibido contestación.

No obstante, un profesor de teología que asistió a la presentación y con el que he dialogado ampliamente sobre este tema, no andaba muy disconforme con mis ideas.

¿Cuáles son tus influencias literarias?

Dejo intuir que soy un poeta que ha leído a los clásicos desde Aristóteles y Ovidio a San Juan y Santa Teresa, quedándome mucho tiempo en brazos de Quevedo. Admiro a Lope de Vega por su producción y también a dos poetas malditos: Baudelaire (Las flores del mal) y Rimbaud. En cambio Walt Whitmann me resulta demasiado patriótico y no me convence, para eso tenemos a nuestro Miguel Hernández que sí me ha influido (Nanas de la cebolla, “Eterna sombra”), así como Machado y algunos contemporáneos.

¿Se perciben influencias de tu etapa musical?

Sí. Se nota que he sido primero cantautor y luego poeta. Hay una gran influencia de la musicalidad de mis canciones en mi forma de versificar.

¿Te sientes adscrito a algún movimiento literario actual?
Taxativamente nunca me han gustado las etiquetas ni los encajes en modernismo, posmodernismo… Considero que la poesía tiene que ser libre, de ahí que tampoco nunca me hayan interesado los movimientos, porque la poesía que se encauza en ellos, antes o después, se agota o cambia. Ni etiquetas, ni banderas, ni grupos.

¿Cómo afrontas la métrica en tus poemas?

Conozco lo que es un soneto o una endecha. Pero si el soneto no lo haces muy perfecto te pueden reprochar irregularidades. Quizá por eso prefiera no encorsetarme en la métrica. Por eso tampoco los recursos literarios que utilizo son premeditados, surgen de juegos del lenguaje.

No obstante, a veces existe algún criterio para agrupar versos en el poema: normalmente me salen de forma natural cuartetas o sextetas. Los pareados que incluyo tienden a ser equivalentes a un estribillo, para remachar una serie de versos previos. En mis poemas predominan los versos de arte menor porque me gusta el verso corto y contundente. Quizá el hecho de que en poesía no me guste extenderme sea una derivación de mi producción como cantautor: me encantaba la canción porque no te dejaban más de tres minutos en la radio, lo que obligaba a condensar una historia.

En cuanto a la rima es libre: o está ausente, o es asonante, o adopta una forma propia de mi lenguaje. También esto está muy al hilo de mi formación musical de cantautor. Lo que me importa es la musicalidad de los poemas, por tanto, someto la rima a esa musicalidad hablando.

¿Cómo definirías este nuevo poemario?

"La muerte de Dios" es poesía social y filosófica. Hablo sobre el ser humano y lo que ha hecho con su concepto de Dios, que ha pasado de ser aquella entidad oscura y elevada que te castigaba o te premiaba a su antojo al amigo común al que se le piden favores.

Hablo también sobre el ser humano, como especie y como prójimo. El ser humano es, normalmente, egoísta, prepotente, etc., cree ser el ombligo del mundo, pero en cualquier momento viene un mal viento y desaparece. En mi poemario realizo una disección de este ser humano y lo que ha hecho con su Dios derivado del concepto del siglo XX.

¿Qué otros temas abordas en este poemario?

La impotencia del hombre ante la muerte y el miedo a la nada. El hombre siempre está buscando la inmortalidad como sea: tener hijos es una forma de alargar tu vida de alguna manera. Un tema relacionado que no aparece de manera central en este libro, pero sí veladamente en el final del mismo, es si una forma de búsqueda de la inmortalidad es la creencia en Dios.

También incluyo algunos poemas más intimistas que el resto en los que aparece el yo, mi yo: una mirada interior a lo que tú eres, hacia lo que pienso como persona, o alguno intimista exclusivamente mío que refleja lo que yo siento, y lo que yo he padecido.

¿Nunca has compuesto narrativa?

Tengo unas notas todavía no desarrolladas de un relato, "Alcien", la historia de un hombre que se encuentra por la calle con un extraño personaje deformado y tullido. No obstante, escribir una novela me resulta un ejercicio muy difícil comparado con versar o rimar. Por eso, a la narrativa, de momento, le tengo respeto.

¿Estás preparando un nuevo poemario?

Actualmente, estoy haciendo una selección de poemas para un nuevo poemario que probablemente llevará el título "Del humor, al amor y al horror".

Enlace a la entrevista radiofónica del programa URBANITAS ENTRE VERSOS realizada por Antonio Cuenca.

http://www.ivoox.com/programa-3-alberto-avila-audios-mp3_rf_4436013_1.html


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