"Hijos del peligro" es una inflexión en la poesía de Hasier Larretxea. Su vinculación con los legados del mundo rural, tan presentes en sus primeros libros, sigue siendo muy importante, pero es el primer poemario en el que Hasier comparte abiertamente recuerdos muy íntimos de cómo vivió su homosexualidad en un entorno entonces adverso, lastrado por la religión y las tradiciones. En "Hijos del peligro" las heridas del pasado se convierten en la resistencia del presente. A lo largo de las tres partes que lo componen, nos aproximamos al itinerario vital de Hasier Larretxea: la conciencia de la diferencia, el descubrimiento de su identidad, la dudas, el miedo, el acoso, la violencia y, finalmente, los afectos sanadores, la libertad conquistada, la belleza de los cuerpos disidentes y la propia escritura como un medio de afirmación y de reconstrucción.
"Hijos del peligro" transita, con mucha naturalidad, de las vivencias íntimas a la experiencia colectiva (Alana Portero, Samuel Luiz e Iñaki Lareo aparecen por sus páginas): es un libro que reivindica y homenajea la lucha social del colectivo LGTBI+, a las personas involucradas en el activismo, y propone, a través de la palabra, un horizonte a contracorriente de lo normativo. Los poemas de "Hijos del peligro" están impregnados de ecos musicales (la música es siempre un componente esencial del trabajo artístico de Hasier Larretxea): del folk intimista de Elle Belga o Sufjan Stevens, de compositores más eclécticos como Ludovico Einaudi o Ólafur Arnalds, de la potencia electrónica de Bicep o del estilo más pop de (Me llamo) Sebastián. No se trata solo de citas u homenajes: son sonidos que mueven y dan cuerpo al ritmo de la lectura.