Otra de las reflexiones que sugiere en nuestra charla es: “¿nos podrá pasar a nosotros lo que les ocurrió a los romanos en el siglo V? Hay muchas similitudes, pero también muchas diferencias y en Barbarus las trata. “La caída del Imperio Romano fue como un 11-S de nuestra época. Un shock psicológico tremendo para los romanos, que no estaban preparados para esa invasión y que cambiaron sus coordenadas psicológicas y sociológicas”, elucubra con lucidez.
La novela ofrece una mirada desde el otro lado, desde la orilla septentrional del Danubio. “Lo que nosotros sabemos de los bárbaros está deformado, primero por los griegos y, luego, por los propios romanos y yo he querido dar la otra visión desde el punto de vista de los bárbaros”, explica. Para ello, ha querido que su historia tuviese una base histórica y ha construido unos buenos personajes de ficción. Algunos de sus pasajes son sorprendentes, como el intercambio de niños por perros, algo que se hacía en aquellos tiempos.
Lo que sabemos de los bárbaros está deformado por otras culturas
“Barbarus” narra la odisea de dos niños godos, Eldes y Dago que partiendo de una aldea, en algún lugar de la actual Ucrania, viajan hasta Roma y viven la entrada de los bárbaros en agosto del 410. La primera gran derrota desde los tiempos de Aníbal, seis siglos antes. Durante toda la narración se mantiene un diálogo constante entre los personajes de ficción pero con una gran base empírica. Estos godos que entraron en Roma se retiraron posteriormente a la Galia, viviendo allí durante un siglo y fueron los mismos que después conquistaron Hispania y estuvieron en la península hasta el 711, año de la invasión musulmana.
El libro está plagado de historias y anécdotas. Desde cómo los radicales cristianos se lanzaban a la arena de los circos para parar los combates entre gladiadores hasta contar los chistes con los que se reían los romanos, algo soeces y muy verdes la mayoría de las veces. Incluso descripciones de esos bárbaros que vestían muy mal, olían peor y eran bastante borrachos. Casi igual que esos turistas que recibimos en nuestras costas los veranos.
“Los godos respetaron las iglesias, incluso, tengo una hipótesis de trabajo en la que creo que el Papa Inocencio tenía algún pacto secreto con los godos, ya que éstos eran arrianos, es decir, cristianos”, pero le falta documentación para asegurarlo al 100%. Los romanos también respetaron las religiones antiguas como la judía, más en una época en que estaban cambiando del politeísmo al monoteísmo.
“Barbarus” trata sobre una época de crisis de la que es posible extraer algunas conclusiones que nos puedan hacer llegar a entender la época actual, siempre de una forma ágil y que busca como objetivo que el lector pueda aprender algo, así lo repite Santiago Castellano en su charla. Un trabajo de orfebrería, como tanto les gustaba a los godos, que no eran tan bárbaros como parecían.