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La escritora malagueña Isabel Bono se hace con el Premio de Novela Café Gijón 2016

Montserrat López Moro, Isabel Bono y Ofelia Grande (Foto: Javier Oliaga).

“Tiene que escribir todo el mundo para tener más vidas”

Javier Velasco Oliaga | Miércoles 07 de septiembre de 2016

La escritora malagueña Isabel Bono ha ganado el Premio de Novela Café Gijón 2016 con “Una casa en Bleturge”. “Una mujer busca otra casa para poder cambiar su estado de ánimo. Es una casa cotidiana ya que lo que quiere la protagonista es vivir una vida sencilla y solitaria”, ha explicado la autora en el acto de presentación de la novela ganadora.



Ayer mismo fue cuando el jurado, integrado por Mercedes Monmany, Antonio Colinas, Marcos Torrent Giralt, José María Guelbenzu, y Rosa Regàs en calidad de presidenta, y actuando como secretaría Patricia Menéndez Benavente, tomó la decisión de premiar a Isabel Bono, seleccionando su obra entre más delas mil que se habían presentado al premio.

El jurado, quiso destacar no solo la indudable calidad literaria, sino también el carácter sumamente original y exigente de la obra. “Isabel Bono ha sabido elegir el tono de cada uno de los personajes de esta tragedia familiar expresando los sentimientos que les unen y les separan. Cada una de las voces es creíble. Cada una de las situaciones que viven, cada una de las manías que dominan y cada uno de los miedos que padecen son del todo verosímiles. La disección, a veces cortante, es tan perfecta que resulta tierna, cruel y realmente emocionante”, ha manifestado el jurado en palabras de Mercedes Monmany.

“Con esta edición, son ya sesenta y seis los premios de Novela Café Gijón, y hace diez años que los libros los publica Ediciones Siruela”, ha señalado Ofelia Grande en el acto de presentación del premio y con estas palabras ha dado paso a la flamante ganadora que se mostró emocionada y nerviosa. “Era algo que no me esperaba. Estoy hecha un manojo de nervios”, reconoció Isabel Bono cuando hizo uso de su turno de palabra.

La novela cuenta la historia de un matrimonio con hijos. Uno de ellos ya no está en el hogar familiar y la hija parece que estorba. Otro hijo, que murió prematuramente a la edad de cuatro años, es el eje sobre el cual gira una familia que parece gastarse en el tiempo. La hija se siente culpable y su padre se lo recuerda con cada gesto. La culpabilidad, el odio soterrado, el dolor no se gasta. El matrimonio a punto de entrar en los sesentena, sin crisis aparentes, carga cada uno por su lado con una soledad inmensa. Cada cual la resuelve como bien sabe. Ella, cuidando de un padre que se muere y tratando de entender a una hermana que le recuerda demasiado a su hija. Una soledad solo acompañada durante los paréntesis que le ofrece el tren de cercanía.

Una casa en Bleturge” es la primera novela de Isabel Bono. “Yo no he parado de escribir desde niña pero esta es mi primera novela. Hasta ahora sólo he publicado poesía”, reconoce la escritora malagueña y añade “no encontré mi propia voz hasta 2008, cuando me di cuenta que lo que quería ser es una escritora nórdica”. Parece que Noruega es un país que la atrae en gran medida aunque su estereotipo está muy alejado del nórdico.

La escritora reconoce ser una persona de ciencias que odiaba la lengua y la literatura en sus tiempos de estudiante. “Yo en mi mesilla de noche tengo una tabla periódica y, a veces, para relajarme resuelvo una integral”, dice ante un público eminentemente de letras. Llegada a una cierta edad empezó a leer por gusto y eso la llevó a escribir. “En mi escritura, creo que se nota que no soy de letras”, apostilla con un deje de ironía.

“El miedo y el dolor son los protagonistas de mi novela. Es muy intimista, de muchas cosas pequeñitas, como de susurro”, dice en el acto de entrega del premio dotado con 20.000 euros. “Creo que me dará para comprarme un móvil nuevo”, apunta con sorna ya que por culpa del móvil, el jurado no pudo ponerse en contacto con ella hasta última hora de la noche de ayer.

En su novela, los sentimientos son las herramientas para que los personajes sean reales. “A mí me gustaría que todo el mundo escribiese porque escribir es vivir otras vidas. Es tener muchas vidas”, ha concluido la escritora que señala que sus grandes influencias en literatura son Samuel Beckett, Franz Kafka y Kurt Vonnegut, el gran autor de Matadero Cinco.

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