EVENTOS

Jorge Iglesias Manzano presenta en Xanadú su primer libro "Ángelus"

Jorge Iglesias Manzano

"En "Ángelus" está volcada toda mi vida"

Javier Velasco Oliaga | Jueves 23 de octubre de 2014

La primera pregunta que nos hacemos al ver el libro de Jorge Iglesias Manzano es ¿por qué se titula Ángelus si no parece tener ninguna relación con la trama del libro? Y la segunda es ¿por qué el pintor de Figueres, Salvador Dalí, sentía una profunda veneración por el cuadro que con ese título pintó el artista francés Jean-Fracois Mollet y que podemos contemplar en el museo d´Orsay en París?



Sin haber asistido a esta presentación o a cualquier otra que suele hacer el escritor, afincado en la población madrileña de Griñón, desde la que hacemos esta revista digital, no nos hubiésemos enterado por qué los libros especializados no nos dan ninguna pista e Internet tampoco. Cuando el artista cósmico monárquico miraba el cuadro en su estancia parisina, algo le chirriaba profundamente y no sabía ni qué era, ni por qué. Tuvieron que ser dos amigos del fallecido Millet quienes le abriesen las puertas del conocimiento cósmico o galáctico, como veremos más adelante.

El rezo del Ángelus, como todos sabemos, se realiza a las 12 de la mañana, incluso hasta hace pocos años en alguna emisora de radio hacían un alto en la programación para llevarlo a cabo. El cuadro se titula precisamente así, pero la luz del cuadro no es la luz que tenemos al mediodía, es decir, una luz cenital, sino que más bien el cuadro tiene un tono apagado, con la luz proveniente del ocaso. Esto hacía que el gran Dalí no entendiese en toda su plenitud el cuadro.

Fueron, como hemos dicho, esos dos amigos los que le abriesen los ojos al pintor catalán. En su origen el cuadro era el entierro del hijo recién nacido de los dos personajes, un matrimonio rural, del cuadro. En él incluía un ataúd blanco que a instancias de esos dos amigos sustituyó el pintor de Gruchy por un serón con patatas y otras hortalizas, ya que le dijeron que un cuadro con un féretro sería difícil de vender. Millet les hizo caso, tapó la caja blanca y dibujó encima de ella. Ese era el misterio que Dalí no llegaba a entender y que al descubrirlo se dijo para sí mismo que ese cuadro era la historia de su vida.

¿Por qué lo dijo? Salvador Dalí vino al mundo en 1904, un año después de la muerte de su hermano, Salvador, que murió al poco de nacer. El genio de Cadaqués fue bautizado con el mismo nombre que su hermano, de ahí que creyese que había estado viviendo la vida de su hermano. Él estaba tapando el lugar de su hermano, viviendo la vida de su hermano. Dalí no era un loco, le convirtieron en un loco al querer que reemplazase en cuerpo y alma a su hermano.

Inspirado y obsesionado por ese libro, el eximio artista cósmico dibujó tres magnas obras, Atavismo del crepúsculo, El Ángelus arquitectónico y Homenaje a Millet. Son obras tan espléndidas que hace pocos años el propio George Lucas se fijó en ellas para inspirarse y utilizarlas en las escenas finales del episodio tercero de su Guerra de las Galaxias. Este no fue un hecho aislado en la vida de Dalí ya que él siempre estuvo interesado por el mundo del cine, como tuve oportunidad de explicar en el especial sobre Luis Buñuel que se hizo en el programa El Marcapáginas de Gestiona Radio.

Salvador Dalí junto con Luis Buñuel escribieron el guión del célebre cortometraje El perro andaluz. Después la relación se rompió e intentaron recomponerla, años después, para realizar la segunda parte, algo que no se llevó a cabo. Sí se llevó a término una fructífera relación con el mundo del cine. Colaboró con Walt Disney en el diseño de paisajes para sus obras y con Alfred Hitchcock en el guión de su celebérrima Recuerda. Por eso no es de extrañar que los guionistas de Hollywood y sus asesores tuviesen siempre en mente a este genial pintor.

Sólo por rescatar estas historias, merecería ser leída la novela de Jorge Iglesias Manzano, pero es que esto sólo es una anécdota dentro de una obra diferente y subyugante. Durante la Guerra Civil española, las autoridades republicanas quisieron poner a salvo parte de nuestro patrimonio cultural. En Madrid, María Teresa León, esposa del poeta Rafael Alberti, dirigía un comité de expertos que seleccionaban las obras que debían protegerse y preparaba su traslado fuera de la capital para poner a salvo de los bombarderos nuestro legado cultural. De eso sabía mucho nuestro genial cómico Tony Leblanc, que nació en la pinacoteca más famosa del mundo.

Las autoridades republicanas pusieron a salvo más de 15.000 obras de arte, no sólo del museo del Prado, sino del Museo de Bellas Artes de San Fernando de Madrid y del de Bellas Artes de Sevilla, de la Real Fábrica de Tapices y de otros muchísimos más. Esas obras fueron siguiendo, montadas en un tren, las peripecias del gobierno republicano en sus continuos traslados. Un acuerdo de la República con la Sociedad de Naciones hizo que se llevasen hasta Ginebra. En la ciudad suiza se mostró lo mejor de todas las obras trasladadas y se conformó una exposición de 252 obras que permaneció abierta durante tres meses en 1939. Esa exposición tuvo más de 400.000 visitas en ese espacio tan reducido de tiempo. Al finalizar la exposición el 31 de agosto, tenían planificado trasladarla a otras ciudades europeas, pero el día siguiente las tropas alemanas invadieron Polonia, dando al traste con todos los planes.

El dictador Francisco Franco estuvo al quite y rápida y hábilmente solicitó que las obras fuesen devueltas a su legítimo propietario, el patrimonio español. Lo que Jorge Iglesias Manzano sugiere en su novela es que ¿cómo sabemos que las obras devueltas de estas colecciones son auténticas? ¿Y si es el mayor fraude cultural del mundo? Con estos mimbres el autor ha compuesto una novela a medio camino entre los géneros histórico y negro. Una novela contada desde nuestra época por un sacerdote, -"la novela no es religiosa, pero sí espiritual", confiesa el escritor-, que se encarga de las investigaciones y que formará parte de una trilogía. La precuela de ésta ya la está escribiendo y después vendrá la continuación de la presente obra. "En esta novela está volcada toda mi vida", finaliza diciendo el escritor en la presentación de Ángelus.

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