PRESENTACIONES

Presentación de “La tirana” (1755- 1803). Una actriz en la época de Carlos III” de José María Martín Valverde

Miércoles 21 de marzo de 2018

Se ha presentado en rueda de prensa, en la Sede de la Delegación de la Junta de Andalucía en Madrid, la obra “La tirana” (1755- 1803). Una actriz en la época de Carlos III” de José María Martín Valverde.

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En el acto han intervenido, junto al autor del libro, Joaquín Álvarez Barrientos, investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC); Candela Mora, delegada de la Junta de Andalucía en Madrid; Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces y Ana Gavín e Ignacio Garmendia, directora y editor de la Fundación José Manuel Lara, respectivamente.

La Fundación José Manuel Lara prosigue en su interés por recuperar el patrimonio cultural andaluz y vuelve a colaborar con el Centro de Estudios Andaluces, en este caso para publicar la biografía de ‘La Tirana (1755-1803). Un actriz en la época de Carlos III’, de José María Martín Valverde. Esta coedición presenta a la famosa intérprete, verdadero mito del teatro de su tiempo y figura muy popular que ha pervivido en el imaginario como una mujer poderosa, luchadora e independiente. En la obra -galardonada con el XII Premio de Ensayo ‘Pablo de Olavide. El espíritu de la Ilustración’ convocado por la Fundación de Municipios Pablo de Olavide-, el autor reconstruye, no sólo lo que se sabe de la actriz más reconocida de su tiempo, sino también los entresijos de la sociedad española de la segunda mitad del XVIII.

Partiendo de los inicios en su Sevilla natal, años que coinciden con la restauración de las diversiones teatrales tras un siglo de prohibición, José María Martín Valverde – que ha centrado su interés en el teatro musical español del siglo XVII-  sigue el exitoso itinerario de ‘La Tirana’ desde su incorporación a las tablas con apenas quince años, ya en el Madrid donde desarrollaría toda su carrera, hasta su consagración en las dos últimas décadas del siglo, en las que ejerció como máximo exponente de una generación de actores que reconquistó el espacio público y renovó la profesión en un sentido más cercano a la sensibilidad moderna. Sus pasos en el oficio, también en calidad de autora, aparecen de la mano de circunstancias personales, como fueron su tormentoso divorcio o los problemas de salud que la llevarían a una temprana retirada. El retrato de ´La Tirana’ ilumina un momento crucial en la historia del teatro, pero nos presenta asimismo la atmósfera moral, intelectual, artística y política de toda una época.

El autor afirma: “el acercamiento a la figura de Rosario Fernández es fortuito. En realidad, mi afición a la música me llevó a interesarme por la actividad musical española del barroco tardío y del neoclasicismo (segunda mitad del siglo XVIII, para entendernos). En aquella época, las actrices de teatro, en general, también cantaban, pues el espectáculo teatral se acercaba al género musical: todas las funciones teatrales iban acompañadas de música, incidental o de acompañamiento a los textos. A medida que fui conociendo al personaje, constaté que muy pocas veces realmente cantó, a no ser haciendo coro con sus compañeras en contadas ocasiones”.

“INTENTAMOS VIAJAR A LA ÉPOCA”

“En general, en nuestro acercamiento a la historia intentamos viajar a la época, nos trasladarnos en la medida de lo posible al escenario en que a unos seres humanos, muy cercanos a nosotros, herederos de una misma tradición cultural, que hablaban nuestra misma lengua, les tocó vivir. Lo que ha pervivido de los tiempos de nuestra actriz son obras literarias, documentos escritos, la gran pintura española de la época (no sólo Goya) y la música. Aparte de la literatura, afortunadamente ya en vida de Rosario Fernández empieza a publicarse prensa, lo que ayuda a veces a tener la posibilidad de tomar el pulso a la sociedad de aquel tiempo. Junto a la prensa, el documento diario y muchas veces chispeante, es preciso acudir a la enorme cantidad de documentación que podemos llamar aburrida, pero que en muchos casos arroja un caudal impresionante de vida: protocolos notariales, atestados judiciales que nos acercan de una manera fascinante al momento, a la peripecia, a la decisión crucial para la vida de nuestros personajes. La acumulación de datos, el cruce de estos, la información como siempre, nos permitió esbozar un acercamiento a aquella fascinante época en que la sociedad española empezó a querer ser moderna”.

“MUJER ENÉRGICA”

“Desde un punto de vista personal, en las conversaciones que hemos mantenido con ella (permítasenos expresarnos así), nos hemos llevado la impresión de que fue una mujer enérgica cuando la vida se lo exigió, a pesar de tenerlo casi todo en contra: los hábitos patriarcales (como hoy se dice) muy pertinentes entonces, la educación familiar y la incapacidad jurídica a que las mujeres de entonces estaban condenadas. Tuvo a su favor la inteligencia que seguramente redondeaba sus encantos personales: supo valerse de su bien ganada fama de actriz para hacer frente a su destino (fatal) de mujer casada, en una época en que no se permitía el divorcio”.

“Como actriz, la Tirana forma parte, muy destacada ciertamente, del elenco de actores y actrices que ejercieron durante la transición del teatro tradicional español, sujeto a convenciones que hunden sus raíces en las prácticas escénicas del siglo de oro, hacia prácticas teatrales modernas. Su formación inicial –basada en los métodos teatrales procedentes de la Francia ilustrada iniciados por Pablo de Olavide en Sevilla y continuados por Clavijo e Iriarte en los teatros reales- se traslada a las prácticas escénicas de la auténtica industria del entretenimiento de la época que era el teatro, especialmente en Madrid, Barcelona y Cádiz”.

‘TEATRO SICALÍPTICO’

“La imagen que se ha transmitido de Rosario Fernández se fraguó en los albores del llamado ‘teatro sicalíptico’, en la segunda mitad del siglo XIX, bajo intereses comerciales, digamos ‘picantes’. Escritores y folletinistas exhumaron a la Tirana, a base de aureorarla con episodios licenciosos: amante de Goya, y cosas por el estilo. Más recientemente, el cine español de los años 40 y 50, en su vertiente, casticista, abundó en semejantes perfiles”..

“El fenómeno teatral en nuestro tiempo es muy diferente al de aquella época. En realidad, las funciones teatrales fueron desplazadas hace ya mucho por el cine, y este y aquel, por la televisión. Internet es otra cosa, paradójicamente más parecida quizás al teatro de la época que tratamos. ‘La Tirana’ vivió todavía y ejerció aún en un  espectáculo teatral en que se interactuaba: el público mantenía contacto, a veces muy fluido, con lo que ocurría en las tablas. Más aun, muchas de las obras que se representaban, especialmente el llamado género corto, sainetes y tonadillas escénicas, surgían del diálogo de los escritores populares con el público, con la opinión: literalmente se escribían sin mucho cuidado, a veces ‘ad hoc’, en una especie de comunicación multicanal de rumores, lugares comunes, normas y polémicas locales que los actores amplificaban, en muchos casos con anécdotas de su propia vida diaria”.

“Aquella industria del entretenimiento cultivaba, por tanto, lo efímero, y nos equivocaríamos si juzgásemos la calidad literaria de aquel teatro, no tan despreciable por otra parte como se ha dicho, si atendiésemos a los cánones de lo inmortal. Los sainetes difícilmente pueden ser entendidos hoy sin el contexto, a veces sumamente lábil, que los producía. Igualmente ocurre con las tonadillas escénicas de las que el público, especialmente el popular, esperaba cierto desenfado y optimismo”.

EL TEATRO MUSICAL EN ESPAÑA

“Como en tantos otros campos, probablemente no valoramos en su justo nivel, la riqueza de nuestra tradición musical, pues inevitablemente tendemos a compararla con la de nuestro entorno cultural, el gran repertorio musical europeo. En este terreno, la música española de la segunda mitad del siglo XVIII cuenta con grandes figuras, la más valorada de las cuales es Boccherini, pero también en este ámbito resulta significativa la ignorancia sobre otro compositor contemporáneo, Gaetano Brunetti, autor de una gran cantidad de obras de todos los formatos, incluyendo más de 40 sinfonías, todas dedicadas al ámbito cortesano. El origen italiano de ambos compositores no puede ocultar que toda su obra se compuso en España. El padre Soler, Blasco de Nebra, Fernando Sor, Juan Crisóstomo Arriaga, Braulio Canales y otros, completarían lo que podemos llamar música ’culta’. La música que se hacía en los teatros es otro capítulo, desgraciadamente muy desconocido, no porque no se haya interpretado nunca, sino porque era una música muy ligada a su contexto y, por tanto, muy difícil y costosa de revivir para los públicos actuales”.

EL AUTOR

José María Martín Valverde (Utrera, Sevilla, 1949) es licenciado en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad de Barcelona y doctor en Ciencias del Espectáculo por la Universidad de Sevilla. Ha centrado su interés en el teatro musical español del siglo XVIII y colabora en varios grupos de investigación relacionados con la materia. Desarrolla también actividades de producción discográfica en el campo de la música histórica y clásica en general, particularmente en el rescate y grabación de obras inéditas de compositores nacidos o cuya temática se relaciona, en sentido amplio, con la cultura andaluza y española.

Autor de los vídeos y de las fotografías: José Belló Aliaga

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