HISTORIA

"En el búnker con Hitler": Un testimonio impactante de Gerhard Boldt sobre los últimos días del Führer

En el búnker con Hitler
Álvaro Alcázar | Miércoles 29 de octubre de 2025

"En el búnker con Hitler", de Gerhard Boldt, acaba de ser publicado por El Desvelo. Boldt, quien fue el oficial responsable de elaborar los partes diarios de guerra, y que vivió bajo tierra junto al Führer sus últimos días.



El refugio del Führer, tal como lo describe Gerhard Boldt, ocupa únicamente una de las alas de la amplia estructura de refugios de la Cancillería. Este espacio se divide en dos secciones: el apartamento de Hitler, que incluye su dormitorio, sala de estar y baño, donde se encuentra la única bañera del complejo; y una sala de conferencias con su respectiva antesala. Un pasillo conecta este lugar con cinco habitaciones adicionales destinadas a diversas funciones: el médico personal del Führer, el profesor Morell, tiene su alojamiento allí, así como la perra collie de Hitler y sus cachorros, un pequeño centro de noticias, el cuarto de guardia para su seguridad personal y un aseo. Cuatro centralitas telefónicas están ubicadas en el pasillo. Así lo relata el oficial alemán en su primer encuentro con el lugar. El descenso le resulta difícil; son 37 escalones y sobre sus cabezas hay una cubierta de diez metros de espesor hecha de acero y hormigón. En teoría, ese es el refugio seguro. O quizás sea un camino hacia la muerte inminente.

"Por primera vez, he sido admitido en la Conferencia del Führer, una reunión diaria que reúne a las tres fuerzas: el Ejército de Tierra, la fuerza aérea y la marina, junto a Hitler. Los asuntos tratados en estas conferencias abarcan los eventos y decisiones relacionadas con la conducción de la guerra en tierra, mar y aire. Hoy seré presentado...". "En el búnker con Hitler", Boldt recoge un testimonio invaluable desde su inicio en las reuniones diarias entre Hitler y sus generales. Estas sesiones se llevaban a cabo primero en Zossen, conocida como la “Guarida del Lobo”, y luego en el búnker de Berlín, hasta pocos días antes del suicidio del dictador y la caída del III Reich. La atmósfera se vuelve cada vez más opresiva e irrespirable; los cacheos y revisiones aumentan día tras día, mientras que las personas que transitan por esa pequeña urbe se amontonan en los pasillos. El olor resulta insoportable para cualquier nariz sensible.

Con el paso del tiempo, la degradación del Führer se vuelve cada vez más evidente, convirtiéndose casi en una caricatura de sí mismo. Sus más cercanos colaboradores no se atreven a contradecirlo, como se relata en este fragmento: “¿Te lo imaginas, Hitler quiere atacar, quiere reconquistar la línea del Óder por asalto?”. Lo miro fijamente, simplemente atónito. «¿Atacar, atacar?». «Sí, eso es. Aunque el propio Hitler ha confesado que la guerra está perdida, parece no tener la menor sospecha de lo que realmente sucede afuera. Desde su regreso a Berlín, ha evitado salir de la Cancillería del Reich ni una sola vez para comprobar por sí mismo cómo están las cosas en la ciudad (...) No desea que su mundo imaginario sea perturbado por la realidad. Cada vez que alguien en su círculo se atreve a decirle la verdad, empieza a desvariar. Mientras tanto, el Ejército alemán se desintegra bajo el asalto del enemigo por todos lados, pero Hitler todavía quiere atacar (...)”.

Un día antes del suicidio de Hitler, Boldt recibe el permiso para abandonar el búnker. Al cruzar las líneas soviéticas, es capturado por los británicos. Durante su cautiverio, toma la decisión de escribir para preservar sus recuerdos. Con rapidez y fervor, anota sus vivencias, las cuales lo marcarán para siempre. La obra que resulta de este proceso incluye a destacados jerarcas nazis y se caracteriza por una descripción directa, un interés documental y un juicio moral, lo que permite revelar tanto la psicología como la arrogancia de estos líderes nazis.

Gerhard Boldt (nacido el 24 de enero de 1918 en Lübeck, fallecido el 7 de mayo de 1981 también en Lübeck) fue oficial de la Wehrmacht durante la Segunda Guerra Mundial. Condecorado con la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, sirvió en el Frente Oriental con la 58.ª División de Infantería y más tarde se incorporó al Estado Mayor de inteligencia militar de Reinhard Gehlen.

Durante los últimos meses de la guerra fue destacado al búnker del Führer, donde asistió a las últimas conferencias con Hitler, Krebs, Bormann, Göring y Goebbels. El 29 de abril de 1945 escapó junto a Bernd Freytag von Loringhoven y otro oficial, pero tras la fuga y algunas peripecias, fue detenido por los británicos y pasó varios años como prisionero antes de establecerse en la Alemania Occidental, donde trabajó como escritor.

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