ESCENARIOS

Darío Facal reúne en un solo volumen sus 18 años como autor teatral

Montaje de Darío Facal
Blas Salmerón | Domingo 01 de diciembre de 2019
Con más de cuarenta títulos dirigidos en escenarios y festivales nacionales e internacionales, el dramaturgo Darío Facal busca perspectiva y distancia, echando la vista atrás para revisar diecisiete de los textos teatrales que ha escrito o adaptado a largo de su carrera, recopilándolos en "Darío Facal. Textos teatrales: 2001 – 2018" (Ed. Mueve tu lengua). Un libro que combina letra y fotografía y permite hallar las claves y evolución del plástico estilo de este dramaturgo, y da pistas sobre la escena teatral española de las últimas dos décadas.


La dramaturgia siempre ha sido un género singular en la literatura, porque el texto de una obra nunca es un fin en sí mismo, es un intermedio que acaba encarnándose en un montaje. Quizá para evitar lo contingente de esa naturaleza no viene mal, de vez en cuando, trasladar al papel lo expuesto en las tablas. Así, a dieciocho años del inicio de su carrera, ahora que su teatro se ha hecho mayor de edad, Darío Facal, uno de los autores, directores y formadores más lúcidos del teatro español surgido en los últimos veinte años, edita las obras más importantes entre las que ha escrito y adaptado a escena en este tiempo, y que lo han hecho transitar de las salas del Madrid underground, "cuando era más underground que ahora" (explica el autor en el prólogo de la edición), a colosos europeos e iberoamericanos.

Autor precoz

Con una cuidada edición, esta puesta en negro sobre blanco que edita el sello Mueve tu lengua nos ofrece el teatro de Facal a vista de pájaro. Es una visión de la prolífica carrera del artista fundador de la compañía Metatarso, profesor y director de la Escuela Work in Progress, director artístico del Corral de Comedias de Alcalá de Henares y codirector del festival Clásicos en Alcalá. Las señas de identidad que han ido marcando sus montajes, que se han ido estrenando prácticamente a ritmo anual, y se pueden resumir en la búsqueda continua de nuevos lenguajes narrativos y escénicos; la plasticidad de las puestas en escena, donde los textos se conciben para integrarse dentro de una instalación plástica y un collage sonoro complejo; los diálogos dinámicos herederos de Pinter, Caryl Chuchill o Heiner Müller; y la creciente influencia de la narración documental.
Facal, licenciado en Dirección y Dramaturgia por la RESAD, en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma y en Dirección Cinematográfica por la New York University, escribió sus dos primeras obras, Amniótica (2001), que ya avanzaba sus intereses posteriores, y Variaciones sobre un cielo nublado (2002), nunca representada, aún siendo estudiante en la RESAD. Fundó Metatarso en 2001 con Eurico de la Peña y Marcos García Barrero, y la compañía estrenó su primera obra propia en Teatro Pradillo, que junto con la Cuarta Pared acogía entonces la efervescencia del teatro joven madrileño: era Morfología de la soledad (2003), escrita en paralelo a sus ensayos y que le granjeó al grupo un éxito que hizo posible una gira por varios escenarios internacionales. Esta primera etapa, corta pero intensa, culminó con Kellogg's Politik (2004), una instalación estrenada en Escena Abierta y Escena Contemporánea donde los espectadores se podían desplazar libremente escuchando los textos que los actores recitaban aleatoriamente, y que se completaban con videocreaciones.

Clásicos e influencias

En 2004, Facal se estrenó en el Festival de Almagro con Castelvines y Monteses (2004), un texto nacido del interés del autor por la inspiración común de Lope y Shakespeare. Después llegó Anticuerpo (2005), la última obra que escribiría Facal antes de dedicarse en exclusiva, durante un par de años, a dirigir a algunos de sus autores preferidos de la dramaturgia contemporánea, y a entablar colaboraciones con otros autores como Peru Saiprez o Javier L. Patiño, o con actores como Cristóbal Suárez o Carmen Conesa. En estos años surgieron obras experimentales como La pesadilla de Kepler (2007), un homenaje a la ciencia ficción que manejaba los tropos del género, o títulos hijos de su tiempo como Madrid Laberinto XXI (2008), obra que constituía una celebración de la poesía y el humor negro articulada en monólogos que reflexionaban sobre lo que suponía ser joven en el Madrid pre crisis y post atentados de Atocha, o La vida imaginaria de Bonnie & Clyde (2011), pieza basada en la vida privada de la icónica pareja de ladrones, donde cohabitaban documentos del FBI, cartas personales o cómics pornográficos y se entendía como una reflexión sobre los estragos de la recesión económica.
Theatre no more (2009) ya pudo encuadrarse en lo que todavía no se llamaba autoficción y representaba la paradoja del teatro, que persigue representar la realidad sobre el escenario, y con Breve cronología del amor (2010), obra que explora cómo el tiempo erosiona la comunicación en una pareja, Facal entabló un primer contacto con el documental para el autor, que se ha ido ampliando hasta su reciente versión de El corazón de las tinieblas (2018). También con Patiño repensaría Las amistades peligrosas (2013) para el festival Clásicos en Alcalá, marco para el que también estrenaría Sueño de una noche de verano (2015), en una experiencia que hizo posible su crítica del mito de Don Juan en El Burlador de Sevilla (2015).
A lo largo de todo este camino, Facal se ha enfrentado también a autores como Lorca, Pascal Rambert o Patrick Hamilton, y ha ido enriqueciendo su repertorio y experiencia con otras colaboraciones, piezas escénicas y responsabilidades de gestión cultural. Estas obras casi completas (hasta ahora) que compila Darío Facal, textos teatrales (2001 – 2018) está disponibles en librerías desde el 29 de octubre.

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