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Rubén Darío
Rubén Darío

Rubén Darío: El Príncipe del Modernismo y su reflexión poética sobre la vida (II)

Serventesio 26.

Referencias contextuales.

Verso 104. Aurora, hija del Sol. La Aurora -romana, equivalente a la Eos griega- es la deidad femenina que anuncia la salida del Sol y, por tanto, el triunfo del día sobre la noche, con la llegada del amanecer.

La estrofa trae un vago recuerdo de algunos versos de la oda “Noche serena” de fray Luis de León, en especial si se leen en el contexto global del poema los versos 101 y 102, unidos por un encabalgamiento oracional introducido por el pronombre relativo “que” (“la pauta / que los celestes éxtasis inspira”). Pero Dario recurre de nuevo al mundo mitológico para asociar la creación poética con la música -Arte, al fin y al cabo-: “crepúsculo azul” (verso 101) y “Aurora” (verso 104); ocaso y alborada, todo un mundo celestial generador del éxtasis poético que el poeta canta (verso 102). Y de ahí la presencia de la flauta -de Pan, nacida del cañaveral en que se transformó Siringa para huir de la persecución del lascivo dios- (verso 103); y de la lira -de siete cuerdas de Apolo, que se hizo indispensable en todos los banquetes divinos- (verso 104, que requiere una leve corrección: la Aurora -romana- es hermana de Helios -el Sol- y de Selena -la Luna-). Particularmente acertada es la combinación de las palabras “celestes éxtasis” en el verso 102, muy sonoro como consecuencia de la aliteración de /s/ (la x ortográfica, ante consonante, suena como s) y de /t/; además, en ambas palabras, una de ellas esdrújula, recaen los acentos rítmicos de las sílabas 4 y 6 (“que los celestes éxtasis inspira,”). Por otra parte, existe un equilibrio sintáctico y rítmico entre los versos 103 y 104: tras las palabras agudas “menor” y Sol”, portadoras del acento rítmico en la sílaba 6 -en los versos 103 y 104, respectivamente- se repite la misma construcción exclamativo ambos versos, con acento antirrábico en la sílaba 7, precisamente sobre la palabra “toda”: “bruma y tono menor -toda la flauta!, / y Aurora, hija del Sol- ¡toda la lira!” (acentos en las sílabas 1, 3, 6, 7, 10 -verso 103-, y en las sílabas 2, 3, 6, 7, 10 -verso 104-).

Serventesio 27.

Apoyo léxico.

Aguzar. Avivar, activar.

Y es precisamente el mundo del Arte el que aplaca la violencia, simbolizada por la “piedra” y la “flecha del odio” (versos 105 y 106, respectivamente): la piedra lanzada por una honda se diluye formando una onda sobre las aguas -hábil empleo de la homonimia no monográfica: honda/onda suenan igual pero tienen una significación muy diferente- (verso 103); y la flecha del odio se la lleva el viento sin alcanzar blanco alguno (verso 104). Y en esta estrofa existe un paralelismo constructivo en los versos 105 y 106, que afecta por igual a la estructura sintáctica y al esquema rítmico, de acuerdo con el siguiente esquema:

Morfosintáctico:

Verbo (A)+determinante indefinido (B)+nombre (C) [miembro 1]

Pronombre relativo [eje]

Verbo (D)+determinante indefinido (E)+nombre (F)” [miembro 2]

Rítmico:

Endecasílabos sáficos con acentos en las sílabas 2, 4, 8, 10.

Es decir, dos secuencias paralelísticas de seis miembros, unidas por el relativo “que”, cuyos antecedentes son, respectivamente, “piedra” y “flecha”:

Pa(A1) una (B1) piedra (C1) que [eje] lan(D1) una (E1) honda (F1);

pa(A2) una (B2) flecha (C2) que [eje] agu(D2) un (E2) violento (F2).”

Y algo similar -y no idéntico, pues en lugar de una palabra que actúa como eje hay una simple pausa interna (/)- sucede en los versos 107 y 108, con respecto a la estructura del paralelismo sintáctico -que incluye un políptoton con el verbo ser (fue/fuese); sin embargo, el esquema rítmico es diferente: “la piedra de la honda / fue a la onda,” (verso 107, un endecasílabo heroico con acentos en las sílabas 2, 6, 8, 10; hiato “la-hon-da); “y la flecha del odio / fuese al viento.” (verso 108, un endecasílabo melódico con acentos en las sílabas 3, 6, 7 -antirrímico-, 10).

Serventesio 28.

Referencias contextuales.

Verso 112: “y hacia Belén... ¡la caravana pasa!”. Alusión a Cristo como Redentor de la Humanidad.

El poema se cierra con una estrofa que, en cierto modo, tiene un carácter resumidor. Y aquí está el Darío que, sobrepuesto a cualquier desaliento, con tranquilidad y fortaleza -que es como se manifiesta la virtud- (verso 109: “La virtud está en ser tranquilo y fuerte”, endecasílabo melódico, con acentos en las sílabas 3, 5 -antirrítmico-, 6, 8, 10), conserva su vitalismo (verso 110: “con el fuego interior todo se abrasa”, nuevo endecasílabo melódico, con acentos en las sílabas 3, 6 7 -antirrítmico-, 10), alejado de la amargura -pese al carácter pesimista de algunos de los poemas de Cantos de vida y esperanza-, y apuntando a Belén como camino de salvación que triunfa sobre la muerte (versos 111-112). Precisamente el hipérbaton del verso que concluye el poema, deja, conscientemente, al final, y tras unos puntos suspensivos, la exclamación “¡la caravana pasa!”, en la que la aliteración de la /a/ ayuda, con su perceptibilidad acústica, a encontrar en Belén el triunfo sobre el tenor y la muerte (el verso es un endecasílabo sáfico: “y hacia Belén... ¡la caravana pasa!”.

NOTA FINAL. “La crítica ha señalado -escribe Olga Muñoz- tres momentos en la autobiografía: el momento que se recuerda, el momento en que se recuerda y el momento de la escritura. Avanzando un poco más, podríamos afirmar que, correspondiéndose con esos tres momentos, encontramos tres personajes en el autorretrato: el Darío joven de entonces, presentado en los primeros versos; otro Darío que se distancia del joven simplemente enunciando la descripción en pasado (era ayer cuando decía la canción profana) y una tercero que observa a ambos traspasado por el tiempo, y que finalmente sobrevive al desaliento (versos 109-112). Este tercero es el hombre triunfante de sus versos más pesimistas, es decir, tras el Darío que mucho amó y perdió todo, asoma una figura que salva cierta esperanza para soportar el dolor, y que incluso en poemas tan desolados como algunos de Cantos de vida y esperanza conserva u vitalismo aparentemente contradictorio: Juventud, divino tesoro, / ¡ya te vas para no volver! / Cuando quiero llorar no lloro, / y a veces lloro sin querer... / ¡Mas es mía el alba de oro!”. (Cf. Olga Muñoz, op, cit., págs. 168-169). [La referencia de Olga Muñoz es: Martín González, Salustiano: “Hacia una tipología de las estructuras de la instancia enunciativa en la escritura autobiográfica. En Escritura autobiográfica. Madrid, Visor, 1993. Actas del II Seminario Internacional del Instituto de Semiótica Literaria y Teatral. Madrid, UNED, 1-3 de julio de 1992; págs. 289-294].

Nota complementaria.

En Cantos de vida y esperanza hay poemas de tonos graves, con versos angustiados que reflejan las amarguras del poeta; por ejemplo, los titulados «Canción de Otoño en Primavera», «De Otoño», «Nocturno» y, en especial, el sombrío poema «Lo fatal».

En esta obra, Darío se nos presenta como el poeta de la América española, el poeta de la Hispanidad, el cantor de nuestras glorias y de nuestros ingenios inmortales -el Greco, Cervantes, Góngora, Velázquez, Goya, etc.- cuyos ideales, olvidados cuando no incomprendidos, habrán de redimir a una Humanidad decaída. Y entre estos ideales se encuentran los quijotescos, proclamados en la “Letanía de Nuestro Señor don Quijote”. Algunos poemas traslucen hondas preocupaciones políticas -Darío acusa la derrota del 98-; por ejemplo, los titulados «Salutación al optimista», «A Roosevelt», o «Los cisnes».

Bibliografía.

José Enrique García: “Rubén Dario en uno de sus poemas”. Academia Dominicana de la Lengua. 15 de septiembre de 2016. (El enfoque del comentario del autorretrato de Darío nada tiene que ver con la línea de análisis que nosotros hemos planteado).

https://academia.org.do/2016/09/15/ruben-dario-en-uno-de-sus-poemas/

María Antonia Salgado: “El autorretrato modernista y la literaturización de la persona poética”. Actas del X Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas (AIH). Barcelona, 21-26 de agosto de 1989, coordinado por Antonio Vilanova. Volumen 4, 1992, págs. 959-968.

https://cvc.cervantes.es/literatura/AIH/pdf/10/AIH_10_4_016.pdf

Silvia Molloy: “Ser/decir: Tácticas de un autorretrato”. En Essays on hispanic literatura in honor of Edmund L. King. London, Tamesis Books Limited, 1983. Colección Támesis. Serie A. Monografías, XCVIII; págs. 187-199. [“Ser y decir en Darío: el poema liminar de Cantos de vida y esperanza”. Texto crítico, núm. 38, 1988, págs. 30-42].

Cervera Salinas, Vicente: “Diadas (y triadas) de vida y esperanza. Una lectura de Yo soy aquel que ayer no más decía...”. Anales de Literatura Hispanoamericana (ALHI). Número especial -volumen 46 (2017)-: Un universo de universos. El centenario de Rubén Darío (1916-2016); págs. 41-59.

https://revistas.ucm.es/index.php/ALHI/article/view/58265/52417

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