POESÍA

"25-33", la clave poética de Santiago A. López Navia

25-33
25-33

Visor Libros, 2022

Javier Olalde | Sábado 01 de octubre de 2022

Son numerosos, incluso puede que excesivos, los libros de poesía que se publican cada año. Pero no son muchos, sino escasos, los que logran alcanzar la categoría de excelentes. Y dentro de esa excepcionalidad se ha de situar ‘25-33', poemario de Santiago A. López Navia y libro ganador del Premio Emilio Alarcos de Poesía. Galardón concedido, según manifiesta el informe del jurado, “por su contenido original, impresionante y emocionante en la evocación de una infancia transcurrida en un barrio de la periferia del sur de Madrid”.



Poesía, por consiguiente, de la nostalgia y del recuerdo de la edad primera, patria emocional sin duda de la persona adulta. Versos penetrados por la sensible emotividad de la pérdida y del desarraigo; temática recurrente, por otra parte, en la obra general del poeta. Un autor, Santiago A. López Navia (Madrid, 1961), catedrático universitario, cervantista ilustre, editor, poeta y narrador, caracterizado por mantener un pensamiento existencialista cristiano y que cuenta con una extensa y valiosa bibliografía, distinguida con varios premios literarios y traducida a diversos idiomas.

Las cifras que dan título al poemario, ‘25-33', corresponden a las señas de la casa donde transcurrió la niñez del poeta: bloque 25, número 33 de la calle Lesaca, en el entonces barrio aún más periférico de Orcasitas. Mas no nos hallamos ante un libro de duelo y dramatismo por una infancia y unos padres perdidos, sino que estamos ante poemas de amor y de homenaje a un tiempo querido y a unos padres inolvidables. Y así lo corrobora sin fisuras el poema 3 del libro: “Mi casa por la tarde / era el sitio perfecto. Cada cosa / volvía a su lugar. / Era el regreso / desde el colegio y todo olía a nido. / La presencia tranquila de mis padres / decía que mi casa estaba llena / y me esperaba “.

Una obra compuesta por veinticinco poemas escritos en versos libres de medida silábica impar: cinco, siete y once sílabas; redactados con un lenguaje llano, abierto, mesurado, sin estridencias retóricas ni excesos emocionales. Un estilo elegante y fluido en el que la añoranza y la evocación se expresan con justeza y contenidamente, casi sin citarse, como se aprecia en el poema 4: “Algunas noches / yo miraba a mis padres / mientras doblaban juntos una sábana, / y suponía / que esa danza sencilla, pliegue a pliegue, / ese mover las manos al compás, / encerraba un secreto / y la felicidad podía ser / (entre otras cosas) / esa complicidad en movimiento, / esa coreografía coronada / por un paso adelante, / ejecutada solo para mí. / La casa estaba llena, / el día ya colmado”.

Versos libres, siempre rítmicos y eufónicos, donde se conciertan múltiples asonancias, ya sea como rimas manifiestas o internas, que dotan al poema de sones reminiscentes que nos transportan a veces a las melodías de las estrofas clásicas, de las que López Navia es buen conocedor. Véase, a modo de breve ejemplo, el fragmento final del poema VI: “Por fin podía verla / desde muy lejos, / porteadora de bolsas, fatigada, / con el lastre del día a sus espaldas / y siempre erguida, / y corría a su encuentro / para aliviar su carga y abrazarla / y tenía sentido el mediodía / y ya no estaba solo “.

Una temática conocida, la de la niñez y los padres, y arriesgada por tanto, que cobra un renovado interés y una notable calidad poética en la voz contenida y lírica de Santiago A. López Navia. Un magnífico libro y un extraordinario poeta, no existe duda alguna. Se podrían decir todavía muchas más cosas excelentes sobre ‘25-33', pero habría que exceder en demasía el espacio de esta reseña literaria. Por eso, traten de acercarse al poemario y disfruten con su lectura. Es un gran libro de versos.

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