FIRMA INVITADA

La Orden del Temple y la Iglesia Católica actual

Francisco Javier Illán Vivas (Foto: Miguel Ángel de Rus).
Francisco Javier Illán Vivas | Viernes 13 de octubre de 2023
Descubrimos que los templarios demandan al Papa y le exigen la rehabilitación de la orden, suspendida en el año 1312. Reclaman que todos los templarios medievales asesinados sean considerados mártires y que se les autorice a formar "un ejército".


¿Por qué el nombre del Temple sigue tan presente, tan vivo, después de más de setecientos años? Sin lugar a dudas por el trágico final que tuvo, no sólo la Orden, ya que la Iglesia había prohibido anteriormente otras órdenes religiosas y militares y nadie se acuerda de ellas, sino por que sus máximos dirigentes fueron quemados vivos un terrible dieciocho de marzo de 1314. Antonio Galera Gracia, uno de los máximos expertos mundiales en la Orden del Temple, permitidme seguir llamándola así, ya que su nombre original era mucho más extenso, lo ha repetido en varias de sus obras, y el propio Papa Clemente V lo recogía en la Bula Vox In Excelso: Observamos también que en otros casos la iglesia romana ha suprimido otras órdenes importantes por motivos de mucha menos gravedad que los mencionados anteriormente, sin que haya que recriminar a quienes esto hicieron por sus hermanos.

Es, por tanto, el tráfico final de Jacques de Molay y sus lugartenientes, además de otros muchos buenos freiles ajusticiados durante los primeros días de 1307 lo que mantiene vivo el nombre de la Orden del Temple.

Desde que comencé a estudiar la historia de esta orden para publicar mi libro “1314, la venganza del templario”, en M.A.R. Editor, siempre me ha sorprendido la enorme cantidad de asociaciones, grupos, órdenes si queréis que así las llame, que se consideran las legítimas herederas de quien no dejó herencia alguna. Si buscamos por Internet, podemos encontrar cientos, prácticamente en todo el mundo, y todas ellas -excepción hecha de aquellas que su origen es meramente fiestero- se autoproclaman las Legítimas y Únicas herederas, algo que hace la llamada Asociación Orden Soberana del Temple de Cristo, que ha interpuesto una demanda de conciliación al actual Papa, Francisco I.

Otro aspecto sorprendente es la de errores que contiene su demanda, no sé quien les ha asesorado, pero no quiero desmenuzarla, ya habrán abogados y fiscales eclesiásticos para hacerlo a la luz de los documentos históricos.

Quien conoce la historia se sorprenderá de que alguien siga denominándose templario y quiera seguir vinculado a la Iglesia Católica, ya que en la citada Bula papal Vox in excelso, Clemente V, manifestaba sin lugar a dudas -y aquí ellos deberían saber que la fe dice que el Papa es infalible-: La voz del profeta que clama en el desierto: Bienaventuradas las estériles, los vientres que no concibieron y los pechos que no criaron. Su satanismo se ha manifestado debido a su maldad. Échalos de tu casa y déjalos sin raíces y sin descendientes; déjalos sin fruto, y separa esta casa de las ortigas y de las espinas.

No hay herederos, no hay herencia, la Orden del Temple dejó de existir hace más de setecientos años y nadie heredó el cargo de Gran Maestre, ni de ninguna otra autoridad o cargo de la Orden.

Pero es más, cualquiera que se denomine templario, ayude a un templario -en caso de que existieran- se ponga su hábito, queda excomulgado. ¿Cómo pueden llamarse templarios y creer en Dios, en su Hijo y en el Espíritu Santo si el siervo de los siervos de Dios, el puente (Pontífice) entre Él y su pueblo, decretó a perpetuidad que desde la ya dos veces repetida Bula, nadie entrase en la orden, o recibiese o llevase puesto su hábito o se comportase como un Templario?

Y lo dejó así escrito para toda la Eternidad, solo otro Papa, o el mismo Dios, pueden anular la Vox in excelso: Así pues, con el corazón triste, no por la declaración definitiva, pero sí por la decisión Apostólica u ordenanza, suprimimos, con la aprobación del consejo sagrado, la orden de los Templarios, y su regla, hábito y nombre, por decreto inviolable y perpetuo, y completamente prohibimos que alguien de aquí en adelante entre en la orden, o reciba o lleve puesto su hábito, o se comporte como un Templario. Si alguien actúa de esta forma, ya sea abierta como secretamente, incurrirá en excomunión automática. Además, reservamos a las personas y sus propiedades para nuestra disposición y la que el Apostólico crea conveniente. Queremos, con la gracia divina, antes del final del consejo sagrado presente, hacer esta disposición en honor de Dios, de la exaltación de la fe cristiana y del bienestar de la Tierra Santa.

Ah, por cierto, a quien deberían reclamar la compensación es al Presidente de la República de Francia, que supongo es el heredero histórico del rey Felipe el Bello, quien “solo se quedó con sus dineros” (Bula Vox in excelso).

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